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Prueba Mercedes-Benz C 300 de: sí, es diésel y Plug-in Hybrid

Prueba Mercedes-Benz C 300 de
Es una 'rara avis', pero funciona con mucha suavidad y su pegatina azul te ofrece muchas ventajas.

Cada vez tengo más claro que los sistemas híbridos enchufables son una solución cara, pero con muchas ventajas. Y lo mejor de todo es que no son para nada aburridos. ¿Todavía crees que este tipo de coches son una mala alternativa para quien necesitan algo de emoción al volante? Si piensas eso es porque no has probado propuestas como el Porsche Panamera Turbo S E-Hybrid o nuestro protagonista de hoy. Prueba del Mercedes-Benz C 300 de.

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Dentro del Mercedes Clase C se han ido agregando varias versiones y, entre ellas, dos plug-in hybrid de lo más interesantes. La que pinta estas líneas y nos ocupa es la que monta un motor diésel y otro eléctrico, pero hay una segunda propuesta con un motor de gasolina y otro eléctrico. En ambos casos, este último tiene 122 CV y la batería que lo alimenta, una capacidad útil de 13,5 kWh.  Luego lo veremos, pero no todo van a ser ventajas, porque, si bien al volante disfrutas de una respuesta muy viva, las baterías hacen que el maletero se quede en unos discretos 300 litros, frente a los 455 de la variante normal. ¿Nos metemos en faena? ¿Cómo funcionan este sistema? 

Prueba Mercedes-Benz C 300 de

Para empezar, tengo que decirte que es el mismo que el de la Clase E 300 de. La potencia del conjunto es 306 CV y es la resultante de unir el conocido motor diésel de la marca alemana, un cuatro cilindros de dos litros y 194 CV y, como he dicho antes, un motor eléctrico de 122 CV que, como curiosidad, está metido en la carcasa del cambio automático. Este se alimenta de una batería de iones de litio, que se carga, en el mejor de los casos, en una hora y treinta minutos (60 minutos más si utilizas un enchufe doméstico tradicional). Con la batería a tope, este Clase C se puede mover en modo totalmente eléctrico durante unos 55 kilómetros teóricos, lo que le otorga por derecho propio la pegatina azul de 0 emisiones con todas las ventajas que ello supone: aparcamiento gratuito en zonas SER, acceso ilimitado en ciudades con restricciones anticontaminación, acceso a carriles Bus-VAO y peajes gratuitos en algunas zonas... No está mal,¿verdad? 

Par para dar y tomar

De todas las cifras que ofrece este Mercedes, hay una que me llama poderosamente la atención y no es su elevada potencia, sino el par motor: los 400 Nm que desarrolla el bloque diésel se unen a los 440 de la unidad eléctrica, cuya suma hay que limitar a 700 Nm para no hacer trabajar en exceso al cambio automático 9G-Tronic. Y sí, tus cuentas son correctas: ese par motor es exactamente el mismo que ofrece el Mercedes-AMG C 63 S. Ahí es nada...

Prueba Mercedes-Benz C 300 de

Pero antes de poner a prueba todo ese poderío, me cuelo en el interior para ver qué me encuentro. Para el habitáculo Mercedes siempre sorprende, y para bien, ya que ofrece esa mezcla tan acertada entre diseño sobrio, elegancia y mucha tecnología. El panel de instrumentación digital del Mercedes Clase C es muy recomendable (12,3 pulgadas, mucha información, personalizable), pero al igual que la pantalla central de mayor tamaño, es opcional. Y esa es una de las mayores pegas de este Mercedes. Tienes un equipamiento muy completo al alcance de la mano, pero muchos elementos son opcionales y tendrás que pagar (y bastante) por ellos. 

El volante tiene dos touchpads táctiles con los que puedes manejar ambas pantallas. En general, el interior rezuma calidad y buenos materiales, aunque las zonas menos expuestas a la vista ofrecen una peor factura. 

Detrás, dos adultos se acomodarán sin muchos problemas, aunque el que vaya en el centro se topará con un túnel central de transmisión demasiado voluminoso. ¿Y el maletero? Mal: ofrece unos escuetos 300 litros por culpa de las baterías.

Eficiencia y suavidad

En marcha, el silencio se impone durante los primeros kilómetros. Pero que no te engañe: este C tiene alma de deportivo. Sólo tienes que echarle un vistazo a las prestaciones: 0 a 100 km/h en 5,8 segundos y 250 km/h de punta. Las recuperaciones son muy destacables y no me quiero dejar en el tintero el funcionamiento del cambio automático: rapidez suficiente y suavidad muy lograda. Con los cuatro modos de conducción (Comfort, Eco, Sport y Sport+) es fácil encontrar la mejor combinación para tus viajes y mientras tengas las baterías cargadas a tope (con ellas puedes circular hasta 130 km/h) todo serán sonrisas: bajos consumos, instantaneidad al acelerador, suavidad...

Pero cuando estas se acaban, el motor diésel se erige como el gran protagonista y las reacciones son algo más pausadas, debido a los casi 1.900 kilos que pesa el conjunto, y el consumo sube por encima de los seis litros y medio. Con todo, el gasto medio obtenido después de probarlo en múltiples escenarios ha sido de unos 4,4 litros, lo que no está nada mal para un coche como éste. ¿Precio? Caro y con opciones caras: nada nuevo bajo el sol. 

Vídeo: Mercedes Clase E 2020, así es su nueva generación:

Mi opinión

Para quien quiera disfrutar de la comodidad de un Clase C con un consumo más contenido y una utilización prioritaria en ciudad, puede que sea una muy buena opción. En el lado negativo se encuentra la poca autonomía eléctrica, pero que te servirá para moverte en tu día a día.

Valoración

Nota9

El Mercedes-Benz C 300 de se alimenta tanto de gasóleo como de electricidad, gracias a su sistema híbrido enchufable. Lo ponemos a prueba.

Lo mejor

Ventajas etiqueta 0 Emisiones, par motor combinado, consumo medio real

Lo peor

Reducción de la capacidad del maletero, equipamiento opcional, precio elevado

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