BMW X1 2020: prueba del SUV ¿pequeño? de la marca

La prueba del BMW X1 2020 confirma la línea ascendente que ha llevado el modelo desde su aparición en 2010. Si la primera generación era discutible en muchos aspectos, como por ejemplo habitabilidad y acabados (y, personalmente diría que estética), la segunda que apareció en 2014 pisando fuerte: mucho más atractivo por fuera, habitable, con motores de última generación...

Y ahora llega el tercero, que no es otra cosa que un mero facelift. Por si no conoces los cambios que hay en el BMW X1 2020, básicamente se pueden resumir en que cambia la calandra, los faros ahora pueden ser full-led, los pilotos tienen un nuevo diseño con una diferente disposición de las luces, los paragolpes delanteros albergan unos antiniebla de leds y también distintos (son opcionales) y los traseros muestran unas salidas de escape que pasan de 70 a 90 mm de diámetro.

Por dentro también hay algunas variaciones, como por ejemplo el cuadro de relojes, que ahora utilizan tecnología 'black panel'. Si eres muy observador te darás cuenta de que la pantalla central del BMW X1 ahora puede ser de 10,25 pulgadas y es táctil (hay otras dos más pequeñas con 6,5 y 8,8"), que aparecen tres nuevas tapicerías y que por la noche aparece la luz ambiente que se puede configurar en seis tonalidades diferentes.

BMW X1 2020: interior cómodo y sin sorpresas

Pero ahora estoy aquí para probar el BMW X1 2020. Así que manos a la obra. El interior sigue siendo el que es. Es decir, puede que no sea el más espacioso del mundo, pero no se va nada mal. Detrás el espacio para dos personas está más que asegurado y, como no puede ser de otro modo, el de la plaza central se tendrá que apretar un poco para caber. 

La banqueta, que se puede desplazar 13 cm para hacer más grande el maletero de manera opcional, tiene un mullido tirando a firme y la postura es relajada. La principal pega la puedo encontrar en los modelos deportivos M Sport como el que voy a conducir yo, que tienen una suspensión más firme que transmite las irregularidades de la carretera al interior casi sin piedad y sin que el bajo perfil de los neumáticos de mi unidad de purebas, de 19", pueda hacer demasiado. 

Pero no adelantemos acontecimientos. Paso a las plazas delanteras. Mentiría si te dijera que me sorprende. Lo que más llama la atención es la gran pantalla de 10,25 pulgadas con tres campos de información y que proviene de otros modelos de BMW. Es tácil, pero su posición está demasiado alejada como para que puedas utilizar las funciones de este modo. Mejor, sin duda, el control giratorio que, afortunadamente, no han quitado y que funciona de 10.

La postura al volante es muy BMW y a la vez muy SUV. ¿Qué quiere decir esto? Que vas sentado algo más alto, pero ne general te encuentras cómodo desde el primer minuto. El volante, como es norma de la cada en los acabados M, es gordo y de diámetro reducido. Detrás, las levas para manejar de manera secuencial la caja ZF de ocho velocidades. Son algo más grandes de lo que se estila en este tipo de coches, lo que es de agradecer.

En marcha con el BMW X1 xDrive25i

También que el inicio de la marcha sea tan suave. Tal como están las cosas, me hace hasta ilusión que haya un cuatro cilindros delante. Es el dos litros que en el 20i ofrece 192 aquí pasa a 231 (la misma cifra que el 25d). Como en el resto de modelos que lo montan, es un bloque poderoso que empuja desde muy abajo (el par máximo de 350 Nm lo entrega a partir de las 1.450 rpm) y estira hasta las 6.500 rpm, momento en que pasa a la siguiente marcha si estás pisando a fondo, aunque es a 6.000 cuando ofrece su potencia máxima.

Pero no diría que esta prueba del BMW X1 2020 con el motor 25i sea la de un deportivo. Sí, las cifras están ahí, pero su centro de gravedad es el que es y el peso de en torno a los 1.600 kilos, también. La suspensión M Sport, que rebaja la altura 10 mm con respecto alas normales y es idéntica a la de los X1 anteriores, elimina los cabeceos y balanceos y te permite rodar con fluidez.

Tanto, que enlazas las curvas con mayor velocidad de la que crees y que se une a una dirección muy precisa (la M Sport siempre me ha parecido incluso demasiado rápida), que te ayuda a llevar un ritmo endiablado casi sin querer. Simplemente apunta al eje de la curva, entra y sal pisando a fondo hacia la siguiente: el sistema de tracción integral permanente se encarga de gestionar el reparto de par y lo cierto es que proporciona buenas dosis de estabilidad y aplomo. Para mi gusto el volante es muy grueso, pero eso es una cuestión de gustos. Como también lo es el peso de la dirección, que se podría decir que es 'contundente'.

¿Y quiere decir eso que no vale para ir tranquilo? Todo lo contrario. Tiene los modos habituales de conducción de BMW e incluso el Eco Pro desconecta la caja de cambios para avanzar por inercia y además ofrece una calidad de rodadura que se le presupone a un modelo de esta marca. En autopista a velocidades moderadas te proporciona una gran calidad de rodadura y una insonorización adecuada, y en ciudad, más de lo mismo gracias a la siempre excelente caja ZF con convertidor de par de ocho velocidades que utilizan modelos de marcas tan dispares como Bentley o Alfa Romeo.

En resumen, y tras probar el BMW X1 2020 más potente en gasolina, diría que sigue siendo un gran coche que puede cumplir más que perfectamente como único modelo de una familia. Quizá tengo más dudas con esta motorización: sin duda es la más deseable, pero quizá con el X3 sDrive20i y sus casi 200 CV ya tengas más que suficiente...