Logo Autobild.es

Prueba de un Mercedes Clase S Brabus de... ¡850 CV!

Esta es la prueba en el circuito de Contidrom con del Mercedes Clase S Brabus. Todo un Mercedes Clase S en versión alargada con cualidades de superdeportivo. ¡No te pierdas la experiencia!

El Brabus 850 tiene un nombre escueto, pero impacta desde la primera vez que lo veo. Creado sobre la base de un Mercedes-AMG S 63 en su versión larga, sus 5,25 metros de largo son realmente imponentes. Si a semejante tamaño añadimos el kit radical del preparador, la verdad es que su aspecto es a todas luces diabólico. 

La parrilla negra, el frontal de corte agresivo con añadidos de carbono, las enormes ruedas color antracita de 21 pulgadas con gomas de 255 delante y 295 detrás y los cuatro tubos de escape son toda una declaración de intenciones. Nos encontramos ante un deportivo con todas las letras, pero sin perder la esencia de supina elegancia que transmite todo un Clase S.

En la zaga se delata la condición de este coloso: Brabus a la izquierda, 850 a la derecha, estampadas no es el elegante cromado habitual, sino en antracita mate. La cifra no es casual: esta mole rinde nada menos que 850 CV, acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y llega hasta los 325 km/h. Nos lo hemos llevado al circuito Contidrom de Continental para vez de lo que es capaz.

Un interior celestial

Dentro se respira una atmósfera superior. Brabus apenas ha modificado nada del AMG S de serie, la mejor forma de mantener unos acabados sin mácula. Y la sensación tampoco cambia cuando el doy al contacto. Un borboteo amortiguado llega al habitáculo desde los escapes traseros. En ambiente es de refinamiento máximo. Pero esto cambia en cuanto piso a fondo y se abren las exclusas para liberar los 850 CV en toda su plenitud. El rumor inicial se transforma en un bramido estremecedor. Al ralentí, el 5,5 litros V8 ya suena como una lancha deportiva. Apenas puedes creer que aquí también trabaja un turbo. En contraste en el interior del estruendo generado y el entorno refinado a base de cuero y madera oscura es patente, y como de otra dimensión. 

Conducción de otra dimensión

La primera sorpresa al arrancar: el Brabus 850 no arroja su empuje extremo desde el principio de la prueba. Y es que la entrega de potencia también es refinada. Esta limusina rueda relajada, su cambio de siete velocidades mantiene el motor bajo de vueltas. Hasta que piso a fondo con el pie derecho: entonces sí que siento cómo me incrusto contra el respaldo, el bramido torna en aullido, y por fin llego al primer tramo de curvas: el Brabus gira con firmeza merced a una dirección dura, y a pesar de su elevado peso de 2.070 kilos, lo cierto es que pasa por las curvas con sorprendente facilidad. Resuelve los cambios de apoyo con agilidad inusitada, pero eso sí: hay que tener en cuenta que no es un coche concebido para hacer la mejor vuelta en un circuito. Llego a la siguiente recta y el Brabus me da lo mejor de si: pie a tabla, el cambio reduce un par de marchas y siento un empuje que parece proyectarme más allá de la línea del horizonte.

No es de extrañar: su brutal par motor de 1.150 Nm ya entra en acción entre 2.500 y 4.500 rpm. No tengo tiempo ni para mirar por dónde va la aguja del velocímetro. Tengo la vista clavada en el frente, al final de la recta, mientras calculo la zona de frenada. Aquí, los discos de serie (delante 390 mm de diámetro, detrás 360) tienen que demostrar de lo que son capaces.

Y me sorprende la vehemencia con la que detienen el conjunto. Porque es realmente impresionante lo relajado que rueda este conjunto, el equilibrio entre el chasis, los frenos y el cambio, a pesar de la enorme potencia que lleva bajo el capó. Y eso permite disfrutar al máximo cada ‘kick down’. La tracción integral, además, domeña a esta bestia al pasar por piso mojado, para que nada se desmande, para que nada perturbe al conductor ni a los pasajeros.

Solo al alcance de unos pocos

Pero claro, semejante placer tiene un precio. En Alemania, solo el incremento de potencia ya cuesta 89.000 euros. La nuevas llantas y gomas suben 14.352 más, y el body kit, 13.200. El coche probado con todo el equipamiento que lleva encima, asciende a 320.000 euros. Y es que tener en un mismo coche la mejor berlina de lujo del mundo y casi la potencia de un Bugatti Veyron es algo reservado a unos poquísimos elegidos.

Valoración

0

Esta es la prueba en el circuito de Contidrom con del Mercedes Clase S Brabus. Todo un Mercedes Clase S en versión alargada con cualidades de superdeportivo. ¡No te

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.