Tres factores para dudar sobre la compra de un coche de kilómetro cero

Tal y como está el mercado del automóvil, con los coches nuevos caros y los coches se segunda mano alcanzando su máximo histórico de precios, es lógico que un comprador busque una opción intermedia, un km.0. Tienen sus luces y sombras, pero hoy vamos a señalar tres factores para dudar sobre la compra de un coche de kilómetro cero.

El primero es tener muy claro que es un coche km.0, puesto que en más de un sitio utilizan esta denominación para vehículos que en realidad no lo son, buscando captar al comprador incauto que no tenga claro el concepto.

Un coche de kilómetro cero es un vehículo completamente nuevo, pero que, por un motivo u otro, ha tenido que ser automatriculado, bien por la marca, bien por el concesionario. La única diferencia entre éste y un coche nuevo debería ser, por tanto, que ya tiene matrícula.

De esta manera, en su haber solo tiene que registrar el kilometraje mínimo e indispensable para moverlo y ponerlo a la venta, es decir, 50 kilómetros como mucho. En cambio, hay plataformas en las que se comercializan automóviles con 1.000 kilómetros o más, catalogados como km.0, cuando en realidad no lo son.

El segundo aspecto a valorar con detenimiento es el precio. Por norma general, se supone que el coste de un automóvil de kilómetro cero es entre un 10 y un 20% más barato que el del mismo modelo nuevo. Sin embargo, esto es solo sobre el papel y en ocasiones no es así, pues el ahorro solo llega en que no hay que hacer matriculación, pero hay gastos asociados como la transferencia.

No solo eso, si encuentras un km.0 (de los de verdad) que te interese, te animamos a que entres en el configurador de la marca de turno para personalizarlo con las características idénticas a las que se ofrece, para que compruebes cuánto cuesta nuevo. Es posible que te lleves alguna sorpresa y que la tarifa sea prácticamente la misma.

Por último, el principal debe de un kilómetro cero es que ya está hecho, está configurado según unos gustos estándar, así que no se puede personalizar y, básicamente, hay que quedarse con lo que haya. 

Esto puede no ser un gran problema si encuentras un ejemplar que te cuadre en términos de motor, color, etc. Sin embargo, también debes analizar qué opciones de equipamiento lleva, pues puede que sea un acabado con elementos que no quieres para nada y que, al final, engorden la factura sin que tú les vayas a sacar partido.