Primero fue la estrategia conjunta con Mitsubishi y Nissan. Después llegó el anuncio de esta última con el que confirmaba que le cedía el liderato europeo a su aliado francés y ahora ha sido el turno de Renault. La marca gala ha hecho pública la estrategia que ha diseñado para los próximos tres años con un objetivo claro: reducir su estructura anual de costes en unos 2.150 millones de euros. Una medida que tendrá graves consecuencias para sus trabajadores: habrá 15.000 despidos.

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Esta hoja de ruta del Grupo Renault está basada en un enfoque más eficiente de las actividades operacionales y una gestión rigurosa de los recursos. Para ello, se plantean hacer los ajustes necesarios de efectivos que les permitan regresar a un crecimiento rentable y sostenible al mismo tiempo que sientan las bases de un desarrollo a largo plazo. Así las cosas, esta estrategia (cuya implantación tendrá un coste estimado de 1.200 millones de euros) estaría basada en los siguientes pilares:

• Mejora de la eficiencia y reducción de costes de ingeniería al beneficiarse de los activos reforzados de la alianza con Nissan y Mitsubishi: ahorro de 800 millones de euros aproximadamente.
• Optimización de medios industriales: 650 millones de euros. Este apartado es el que incluiría una reducción de la producción hasta los 3,3 millones de vehículos, una cifra que tienen pensado alcanzar en 2024.
• Mayor eficiencia de las funciones de soporte: 700 800 millones de euros.
• Reorientación de actividades para una mejor asignación de recursos.

Un recorte de 15.000 empleos

Sin duda alguna, una de las áreas más delicadas será la relacionada con el recorte de la plantilla. Este proyecto de ajuste de efectivos de Renault se basará en medidas de reconversión, movilidad interna y salidas voluntarias. Así las cosas, casi 15.000 trabajadores perderán su empleo: 4.600 corresponderán a las fábricas de Francia y los otros 10.000 al resto del mundo.

Esta reducción afectará al 8% de su plantilla global y se llevará a cabo de forma escalonada a lo largo de tres años con “un diálogo ejemplar” con los representantes de los trabajadores y con las autoridades locales en cada país. La única duda que queda sobre la mesa es cómo afectará todo esto a los interinos y trabajadores con contratos temporales.