Los coches disponen de un elemento que a veces no nos damos cuenta de que existen y que cumplen una función muy importante. Nos referimos a los parasoles, que evitan los deslumbramientos producidos por el sol. Pero el parasol suele incluir un espejo y siempre hay que llevarlo cerrado.

Hay determinados momentos del día en que la luz del sol dificulta la conducción. Esos momentos son, especialmente, al amanecer y al atardecer, cuando el sol está en una posición más baja y la luz es más brillante.

En esos momentos, cuando los rayos del sol impactan directamente sobre tus ojos, es muy molesto, porque no permite una visibilidad adecuada, lo que compromete la seguridad, tanto la tuya como la del resto de los usuarios.

Para estos momentos están los parasoles que, al bajarlos, bloquean la luz solar y permite ver mucho mejor. Pero los parasoles incluyen también un espejo, un recurso que viene muy bien en algunos momentos para mirarse la cara. Hay quienes lo utilizan también para maquillarse o peinarse… 

La razón por la que siempre debes llevar cerrado el espejo del parasol del coche

Normalmente, el parasol del lado del conductor incluye el espejo. En el caso del pasajero, depende del modelo de coche y equipamiento. Para descubrir el espejo, en algunos casos hay que levantar una tapa y en otros correrla a la derecha o izquierda.

En cualquier caso, lo importante aquí y en lo que queremos incidir es que siempre hay que conducir con el espejo cerrado, por una razón muy importante: en caso de accidente, como una colisión con otro coche, los cristales del espejito pueden saltar directamente hacia tu cara y provocar daños mayores.

El sencillo truco para salir del coche sin que te dé calambre

Por tanto, el modo correcto de utilizar el espejo del parasol del coche es antes de iniciar la marcha. Te sientas en el asiento, te abrochas el cinturón y te miras en el espejo. Después, lo cierras, recoges el parasol (si no hace falta utilizarlo) y ya sí puedes arrancar el motor e iniciar la marcha.