Cinco mantenimientos del coche que nunca debes hacer fuera de un taller

Los automóviles son máquinas complejas (cada vez más) que requieren un mantenimiento periódico para evitar averías importantes o, al menos, retrasarlas lo máximo posible. Hay tareas de mantenimiento del coche que puedes hacer por ti mismo, pero hay otras que nunca debes hacer fuera de un taller. 

Cambiar el aceite del motor o controlar la presión de los neumáticos son acciones cotidianas que puedes hacer por tu cuenta. Sin embargo, muchas otras operaciones requieren expertos cualificados que se encarguen de realizar una reparación profesional y de garantía.

Para eso debes acudir a un taller mecánico, un centro especializado en reparación de vehículos que cuenta con personal cualificado y, en la mayoría de casos, con experiencia. Existen diferentes tipos de talleres y en ellos se ofrecen varios servicios a los que los clientes pueden acceder. 

Tipos de mantenimientos del coche

Antes de seguir adelante, conviene que tengas claro los tipos de mantenimientos del coche que se pueden hacer: podemos distinguir entre mantenimiento preventivo, correctivo y predictivo.

• Mantenimiento de coche preventivo: consiste en reducir las probabilidades de que ocurra un fallo en el futuro, mediante la revisión periódica y la sustitución de ciertas piezas en los tiempos que recomienda el fabricante.
• Mantenimiento de coche correctivo: se trata de solucionar algún problema que ya se está presentando en uno o varios de los sistemas del coche. Por tanto, el mantenimiento consiste en la localización, diagnóstico y reparación de un fallo específico.
• Mantenimiento de coche predictivo: consiste en sustituir o reajustar alguna pieza clave que, tras una tarea de diagnóstico o revisión, se ha detectado que estaba a punto de fallar. Así, se evita que la avería termine produciéndose. 

Cinco mantenimientos del coche que nunca debes hacer fuera de un taller: los filtros

Los coches tienen varios filtros en diferentes partes cuya función es clave para garantizar el correcto funcionamiento de toda la mecánica. Uno de ellos es el filtro del aceite del motor, que se encarga de retener las partículas que van soltando las piezas móviles del motor, debido a la fricción entre ellas. Lo ideal es sustituirlo junto con el aceite.

Igual de importante es el filtro del aire, que garantiza que no entren en el motor las impurezas que contiene el aire, permitiendo una combustión óptima. Su vida útil depende de la limpieza del aire en el que se mueva el coche, pero conviene cambiarlo cada 15.000 kilómetros, aproximadamente.

Por otro lado, los coches de gasolina tienen un filtro de combustible que retiene las impurezas de la gasolina, evitando que lleguen al motor. Se debe sustituir cada 40.000 u 80.000 kilómetros. En el caso de los vehículos diésel, este filtro elimina la humedad y evita la corrosión: conviene cambiarlo cada 30.000 0 60.000 kilómetros.

Por último, está el filtro antipolen, que no sirve para mejorar el funcionamiento de alguna parte del coche, sino para garantizar que el aire se respiras en el interior esté limpio. Hay que cambiarlo anualmente o cada 15.000 kilómetros.

Neumáticos

Una de las partes más importantes del coche son los neumáticos y deben estar en un estado óptimo de uso, tanto en el nivel de presión como en el dibujo de la banda de rodadura. 

los neumáticos son unión entre el coche y la carretera y, de su estado, depende en gran parte la seguridad del vehículo. Hay que vigilar la presión y el desgaste, así como la edad de las cubiertas. 

El funcionamiento óptimo de los neumáticos se produce cuando la profundidad del dibujo oscila entre los cuatro y ocho milímetros. La legislación prohíbe circular con una profundidad inferior a 1,6 milímetros, aunque los expertos recomiendan cambiar las gomas cuando alcanza los dos milímetros. 

Correa de distribución

Otro de los mantenimientos del coche que nunca debes hacer fuera del taller es la sustitución de la correa de distribución, una pieza clave que puede provocar una avería grave en el motor (y un daño considerable para tu bolsillo).

Si se rompe el kit de distribución, la reparación puede ser muy costosa, por eso es vital hacer una revisión entre los 80.000 y los 100.000 kilómetros, aunque conviene prestar atención a lo que especifique el fabricante. 

Cada vez es más frecuente que los kits de distribución incluyan la bomba de agua, por lo que conviene hacer la revisión o sustitución de todas las piezas. 

Frenos y amortiguadores

Junto con los neumáticos, los frenos y los amortiguadores constituyen lo que se conoce como triángulo de seguridad del vehículo. Estas tres partes son las que más inciden en la seguridad de un automóvil.

Además de mirar el líquido de frenos, hay que prestar atención a las pastillas. Las delanteras tienen un desgaste mayor que las traseras, ya que la mayoría de los coches tienen tracción delantera. Es muy importante que este sistema sea revisado por un especialista al menos una vez al año.

En cuanto a los amortiguadores, se encargan de mantener la estabilidad del coche, absorber las irregularidades del terreno y frenar con eficacia. A diferencia de otras piezas, su desgaste no se aprecia a simple vista, lo que obliga a revisarlos en un taller especializado. Conviene comprobar su estado cada 20.000 kilómetros.

Sistemas de escape y catalizadores

Por último, otro mantenimiento del coche que debes hacer en un talles es comprobar los sistemas de escape y catalizadores de cara a proteger el medioambiente. Se encargan de reducir las emisiones contaminantes y el ruido de los gases al salir del motor. 

No hay una cifra fija para cambiar el catalizador, pero, normalmente, dejan de cumplir su función a los 80.000 kilómetros, aunque algunos expertos recomiendan revisarlo antes, a partir de los 60.000 kilómetros.