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Guía de mantenimiento de un coche eléctrico

Mantenimiento coches eléctricos

A la hora de hacerse con un coche eléctrico hay que plantearse ciertos aspectos, como el uso que se le va a dar, si se ajusta a las necesidades que tenemos, ser conscientes del desembolso inicial mayor que supone, etc. Si has pasado por todos estos puntos y estas decidido a hacerte con uno, lo que tienes que saber es cómo es el mantenimiento de un coche eléctrico.

A grandes rasgos, los vehículos de cero emisiones presentan una ventaja considerable respecto a los modelos térmicos, tanto gasolina como diésel, ya que tiene unas mecánicas mucho más sencillas (en cuanto a que tienen menos piezas móviles), así que en términos generales hay muchos menos componentes que se pueden averiar, por lo que su mantenimiento es más barato.

Todo el mantenimiento que no hace falta hacer en un coche eléctrico

Empezamos por el ahorro, puesto que la pérdida de ciertos elementos característicos de las mecánicas de combustión hacen que ciertas operaciones de mantenimiento no sean necesarias.

Las listamos a continuación, junto a la periodicidad a la que deben realizarse (estimada, pues algunas varían entre fabricantes y modelos):

  • Cambio de aceite (cada 2 años o 30.000 kilómetros)
  • Cambio de bujías (cada 4 años o 60.000 kilómetros)
  • Cambio de filtro de aire y de combustible (cada 6 años o 90.000 kilómetros)
  • Cambio de la correa de distribución (cada 8 años o 120.000 kilómetros)

Además, hay que tener en cuenta que hay ciertos elementos que, aunque deben mantenerse también en un cero emisiones, se desgastan menos. El más claro es el caso de los frenos. Hay que cambiar pastillas y discos, sí, pero dado que estos vehículos utilizan mucho la frenada regenerativa para detenerse, el sistema de frenado per se sufre menos.

También es posible espaciar más las revisiones, que por norma general se recomienda hacer de manera anual o cada 20.000 kilómetros, pero que en un coche eléctrico pueden llevarse a cabo cada dos años o cada 30.000 kilómetros.

El mantenimiento que hay que hacer en un coche eléctrico

En el otro lado de la balanza están todo el mantenimiento común que tiene con los coches de combustión, así como el de elementos propios de un cero emisiones.

  • Cambio de neumáticos (cada 2 años o 30.000 km)
  • Cambio de pastillas de freno (cada 2 años o 30.000 km)
  • Cambio del líquido de frenos (cada 3 años)
  • Cambio de discos y pastillas de freno (cada 4 años o 60.000 km)
  • Cambio de batería de 12V (cada 6 años o 90.000 km)
  • Cambio del filtro de polvo y polen (cada 2 años o 30.000 km)
  • Cambio de amortiguadores (a los 8 años o 120.000 km)

Pasando a los elementos específicos de un EV, en las revisiones prestarán atención al rendimiento de todos los elementos eléctricos (motor, batería, conexiones, etc.), así como al cable de carga, que deberías mantener limpio y seco. Por último está la batería, que trataremos en el punto siguiente.

Con todo esto en mente, el mantenimiento de un coche eléctrico es sensiblemente más barato que el de un coche de gasolina. ¿Cuánto? Es algo que depende del modelo e incluso de los problemas que de un ejemplar en concreto, así como del uso que se le de por parte del conductor, pero se calcula que puede llegar hasta un 30% inferior.

La cuestión de la batería

Dejamos para el final el elemento que, a día de hoy, sigue dando más quebraderos de cabeza en los coches eléctricos.

Salvo en los casos en los que son intercambiables (NIO aplica este sistema a sus modelos, algunas motocicletas y scooters también), la batería de un cero emisiones ha sido concebida para durar durante toda la vida útil del vehículo… aunque no siempre con el mismo rendimiento.

A base de ciclos de carga y descarga, la batería se degrada con el uso, así como con el paso del tiempo. Esto hace que su capacidad de almacenaje de electricidad vaya disminuyendo de manera progresiva. ¿Hasta cuándo? La mayoría de los fabricantes garantizan un 80% de capacidad a los ocho años o en torno a los 160.000 kilómetros.

Hay una manera de incidir en esto y alargar su vida útil lo máximo posible, que es cuidar las recargas. Para empezar, intentar usar las cargas rápidas lo menos posible, puesto que funcionan a una potencia mayor de lo normal y “fríen” la batería. Lo segundo es no llevarlo nunca a los extremos (ni menos del 10-15% ni más del 90%).

Con esto en mente deberás evitar degradaciones más rápidas de lo habitual, pero poco más puedes hacer por mantener la batería del coche: dura lo que dura, a no ser que haya alguna avería inesperada.

En este caso, muchos fabricantes trabajan con pilas modulares que permiten reparar/reemplazar solo la zona afectada, en aras de que la operación sea más barata, puesto que un cambio de batería completa puede ser muy caro, dependiendo de la capacidad superan incluso los 10.000 euros.

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