El motor del futuro: sin tierras raras y más eficiente que nunca

Cuando se piensa en las mejoras que todavía puede experimentar el coche eléctrico, se suele poner el foco en el precio de los vehículos, la autonomía de la batería o la escasez de puntos de carga y no tanto en el propio sistema de propulsión. Una empresa ha creado el motor del futuro, sin tierras raras y más eficiente que nunca.

Esa empresa es Vitesco, uno de los principales proveedores de propulsores que hace unos días presentó su nuevo motor en el Simposio del Automóvil de Viena. Se trata de la cuarta generación de su plataforma para coches eléctricos, equipada con un nuevo motor con unas características bastante revolucionarias y que pueden suponer un punto de inflexión en la industria del motor.

El motor del futuro: sin tierras raras y más eficiente que nunca

Los actuales motores que se emplean en los coches eléctricos son una suerte de electroimanes, basados en el magnetismo que se crea al pasar la corriente eléctrica y, para ello, tienen que emplear materiales con propiedades magnéticas, lo que se conoce como tierras raras. 

El problema de las tierras raras es que, por sus características, encarecen notablemente el producto y, además, son elementos con los que es difícil lidiar y generan problemas ecológicos. 

Carreteras electrificadas, la revolucionaria solución para abaratar el coche eléctrico

Sin embargo, el nuevo motor de Vitesco prescinde de esas tierras raras y otros elementos químicos como el neodiminio, que es muy habitual en los propulsores que se emplean actualmente. En su lugar, utiliza un rotor sin imanes permanentes y de excitación separada, en vez de permanente.

Esta nueva tecnología, que la compañía alemana denomina 'Máquina Síncrona Externamente Excitada' ('EESM'), utiliza bobinas para crear el magnetismo necesario para que funcione el motor, excitándose al pasar la corriente eléctrica por el exterior de la carcasa exterior.

Dos ventajas y un inconveniente

Este nuevo motor sin tierras raras y más eficiente ofrece varias ventajas. La más obvia y que ya hemos señalado es que es más barato, al no utilizar tierras raras. Esto podría ayudar a abaratar los coches eléctricos del futuro.

En segundo lugar, al no haber un campo magnético permanente que frene al motor, puede aprovechar mejor la inercia del vehículo cuando circula, lo que lo convierte en un motor más eficiente que los actuales.

Pero no todo iban a ser ventajas y también hay un inconveniente: necesita un módulo de control externo que hace que ocupe un poco más de espacio que un motor eléctrico convencional.