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Diez leyendas urbanas del coche eléctrico que hay que desmontar YA

Leyendas urbanas coches eléctricos

Eliminemos algunos clichés.

El coche eléctrico ya está aquí. Bueno, sobre el papel, ya que su implantación (especialmente en mercados como el español) está siendo lenta. Es posible que en esto tenga que ver la enorme cantidad de leyendas urbanas que hay sobre este tipo de automóviles, así que vamos a desmontarlas para arrojar luz sobre la situación.

Y es que está claro que los coches eléctricos no son perfectos, pero seguramente lo que ofrecen sea más y mejor que lo que creen/esperan bien los detractores, bien aquellos que simplemente no tienen información sobre ellos.

Los coches eléctricos tienen poca autonomía

Falso por dos motivos. El primero es que los coches eléctricos cada vez montan baterías mayores, con una mayor densidad energética y/o son más eficientes, lo que está dando lugar a autonomías cada vez mayores.

 

El segundo es el hecho de que en realidad no es necesario tanto rango de acción. La mayoría de la gente hace un uso del automóvil centrado en trayectos cortos, que a duras penas llegan a 100 km, y para los que la mayoría de modelos del mercado cumplen. Los largos viajes son algo que se hace de manera muy ocasional, así que no hace falta tanta autonomía.

Los tiempos de recarga son lentos

Son lentos cuando se opta por una carga en una toma doméstica o en una trifásica, pero en cargadores rápidos es posible conseguir alcance adicional en tiempos relativamente cortos. Sí, es cierto que están a años luz de lo breve que es repostar un coche de combustión convencional, pero con una buena planificación se pueden gestionar bien los tiempos.

La red de recarga es insuficiente

Aquí hay que decir que es verdad… para los objetivos de número de coches eléctricos que se quieren tener desde las instituciones. Sin embargo, para el parque de cero emisiones que hay actualmente en España, lo cierto es que los puntos de carga tampoco son tan pocos. 

Otra cosa es que éstos sean compatibles, estén operativos, tengan una potencia de carga suficientemente rápida, etc., pero la red, como tal, crece de una manera más o menos acompasada con el número de eléctricos que hay por las carreteras.

Instalar un punto de carga es costoso

Contar con un punto de carga en el domicilio no es para nada costoso. Supone un desembolso que suele estar entre los 500 y los 1.500 euros, cantidades que no son desorbitadas.

Los coches eléctricos son caros

En comparación, un coche eléctrico es más caro que uno térmico equivalente, eso es un hecho. Sin embargo, eso no significa que no haya modelos de cero emisiones que sean asequibles. Las opciones en el mercado van aumentando de manera paulatina y en los próximos meses serán todavía más: Dacia Spring, Fiat 500, Citroën C3

Los coches eléctricos son caros de mantener

Se tiende a pensar que, como su precio es más alto, también tendrán un mantenimiento igual de elevado. Sin embargo, es todo lo contrario, la sencillez mecánica de estos automóviles hace que tengan que estar sometidos a menos operaciones de mantenimiento (no hay cambios de aceite, los frenos se degradan menos, etc.), así que es un punto en el que suponen un ahorro.

Los coches eléctricos son menos seguros

Este mito ha que desgranarlo en varios aspectos. Por una parte, mucha gente piensa que un eléctrico tiene peligro cuando se combina con agua, digamos por ejemplo al recargarlo mientras está lloviendo. Esto no es así, puesto que estos vehículos cuentan con los tratamientos, aislamientos, etc., para que no pase nada al respecto.

Un segundo punto es la seguridad vista desde el punto de vista del Euro NCAP, otro aspecto en el que es falso, puesto que los eléctricos que pasan por los test de choque logran puntuaciones similares a las del resto de modelos térmicos o híbridos.

Ahora bien, a efectos prácticos, los coches eléctricos sí que son menos seguros para el resto de usuarios de la carretera. Esto se debe a que, como pesan más por su sistema de propulsión (sobre todo la batería) suelen causar mayores daños en otros vehículos en casos de accidente.

Los coches eléctricos no contaminan

Aunque sea una de las principales banderas que esgrimen, no es verdad. Durante su uso apenas contaminan (solo partículas de los neumáticos y los frenos), pero en su proceso de fabricación sí que emiten cantidades considerables de CO2, a lo que hay que sumar la problemática que hay en el reciclaje de sus baterías.

Los coches eléctricos tienen poca velocidad máxima

Que aceleran rápido lo sabe todo el mundo, pero sí es cierto que su velocidad máxima está limitada para garantizar que se conserve la batería y que la autonomía no caiga en picado. Sin embargo, el límite baría mucho de unos coches a otros y algunos pueden alcanzar sin problema los 200 km/h.

Los coches eléctricos no son divertidos de conducir

Cerramos con un aspecto que ha generado bastante polémica. En este punto se puede admitir que los eléctricos no tienen las sensaciones puristas de un coche deportivo de combustión, eso es una realidad, pero de ahí a que no sean divertidos de conducir, hay un trecho.

Cualquiera que debute con un cero emisiones tiene dibujada en su cara una sonrisa en el momento en el que aprieta el acelerador a fondo, es imposible que no ocurra. Además, las marcas ya se han puesto las pilas están creando modelos con enfoque deportivo que sí que son pasionales.

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