Cómo la IA puede mejorar las prestaciones de tu Google Maps

La Inteligencia Artificial, aunque lleva años existiendo, ahora está en boca de todos porque ciertas aplicaciones han hecho que sea más accesible y que el usuario promedio pueda experimentar lo que puede hacer. Sus posibilidades son infinitas y hay muchas marcas que la utilizan. Google, por ejemplo, emplea la IA para mejorar las prestaciones de Google Maps.

Suponemos que la usará en varias facetas, pero el gigante tecnológico ha compartido recientemente el que beneficia su utilización a la hora de trabajar con los límites de velocidad de las carreteras.

Cada vez más coches tienen lectores de señales de velocidad que, además de avisar, pueden funcionar de forma conjunta con el control de crucero adaptativo para regular de manera automática la velocidad.

En el navegador de Google también se muestra la velocidad permitida en cada vía, acompañada del dato de la velocidad real del coche, que se representa en distintos colores en función de si se circula a velocidad legal, por encima de ésta o muy por encima de ella.

Para que Google Maps sepa a qué velocidad se puede ir en cada sitio, la empresa recurre a diversas fuentes de información. La primera es la que proporcionan las autoridades locales y que informa sobre la velocidad legal estándar a la que se puede circular en cada tipo de vía.

Sin embargo, incluso una misma vía puede tener zonas con distintas velocidades permitidas, ya sea por tramos de peligrosidad o porque varíe en función de las condiciones climatológicas. Es por eso por lo que la compañía estadounidense va un paso más allá.

En un segundo nivel, la IA analiza todas las imágenes recogidas en Street View para crear un mapeado más preciso sobre las señales de velocidad presentes en todas las carreteras. De hecho, la IA de Google se ha entrenado para poder leer e interpretar este tipo de señales en formatos muy diversos (con o sin texto, en todo tipo de idiomas, etc.).

Cuando la IA detecta una señal de velocidad, se ubica su posición exacta en el mapa utilizando la tecnología GPS.

Ahora bien, todavía hay otro paso más y es que Google Maps analiza los datos recabados por los usuarios durante sus trayectos y la IA puede detectar cuando ciertos patrones de conducción indican que ha habido un cambio en los límites de velocidad. 

Por poner un ejemplo, si en cierta zona detecta que durante un tiempo prolongado los coches van a una velocidad menor de la que era habitual hasta entonces, deducirá que ha habido un cambio en la velocidad máxima permitida en dicha zona y la actualizará en la aplicación.