El Aston Martin DBR1/2: el más caro de la historia

Uno de los concesionarios más conocidos por ser especialista en las reliquias de Ferrari, Talacrest, ha puesto públicamente a la venta el Aston Martin DBR1/2. El mismo con el que el legendario Carroll Shelby y Roy Salvadori ganaron las 24h de Le Mans.

Si te gustan los coches clásicos, sabrás que algunos de ellos han llegado a convertirse en auténticos tésoros. Ya no solo figuradamente, si no porque el precio de muchos de ellos han llegado a alcanzar unas cifras absolutamente descomunales. Y ya no solo por el valor económico. Muchos de ellos son realmente difíciles de encontrar, ya que se venden de forma privada y en ocasiones pasan de mano en mano de forma vertiginosa.

La casa inglesa ha puesto a la venta esta semana en su página web el Aston Martin DBR1/2, unos de los bólidos de carreras con mayor pedigrí. Su historial es legendario: Debutó en 1957, ganando los 1.000 km de Spa y de Nürburgring. Al año siguiente el mismo Stirling Moss ganó con él en Goodwood, llevándose el Campeonato Mundial. En ese mismo año también ganó la mítica carrera de resistencia francesa, siendo Shelby otro de sus pilotos... Y es que su curriculum está absolutamente plagado de éxitos.

Esta es una de las cosas que más valoran los millonarios coleccionistas -las únicas personas capaces de pagar lo que se pide por ellos- Así que... Teniendo en cuenta que han llegado a pagarse más de 17 millones de dólares por un Mercedes 540 K de la misma época o hasta 35 millones de euros por el Ferrari 250 GTO que se contruyó para Stirling Moss -y algunos modelos de los que sus cifras probablemente no se hayan llegado a hacer nunca públicas, debido bien a su precio final o a la identidad de sus compradores- ¿Cuánto crees que podrá llegar a alcanzar este Aston Martin DBR1/2?

Pues bien, las cifras que se barajan son superiores a los 25 millones de euros, de ahí para bajo el concesionario se está negando a venderlo. No creo que dure mucho en sus manos... Ya que en estos casos siempre llega alguien con esta cantidad quemándole en las manos... ¡Quién pudiera!

Nosotros, de momento, nos tenemos que conformar con disfrutar de su sonido...