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ANÁLISIS: Los retos del nuevo CEO del Grupo VW, Oliver Blume, tras la salida de Diess

Oliver Blume, CEO del Grupo Volkswagen

La época estival suele ser un momento propicio periodísticamente hablando para grandes anuncios. Por una parte, entre finales de julio y principios de agosto se produce casi una ausencia total de hechos relevantes –casi todo el mundo está vacaciones, especialmente los políticos y nos dejan a los pacientes contribuyentes un poquito en paz–.

De ahí que cualquier noticia con un mínimo de peso se convierte en la GRAN NOTICIA, aunque también puede que se quede en lo que en el argot de los juntaletras se conoce como serpiente de verano.

Meto este rollo de teoría periodística porque la noticia del cese de Herbert Diess como CEO del Grupo Volkswagen, el primer o segundo constructor de automóviles del mundo –dependiendo del momento– no sé en qué parte encuadrarla. 

Me atrevo a especular a que han aprovechado por una parte el momento actual para realizar este anuncio, habida cuenta de que excepcionalmente este verano está dando mucho de sí periodísticamente hablando.

Y es que entre la invasión de Ucrania por parte de la Putin y su ejército de malvados y las derivadas subyacentes (desorbitante precio de la energía, los nubarrones de escasez de gas para el invierno), la inflación galopante...

... unido al cambio climático y sus consecuentes efectos colaterales (olas de calor, sequía, incendios), la noticia del cese de Diess ha pasado un poco desapercibida para el gran público.

Pero de noticia menor no tiene absolutamente nada. Que un grupo empresarial tan grande y con presencia en tantos países como el consorcio Volkswagen pierda a su CEO es un terremoto. La buena noticia es que al mismo tiempo que se anunciaba el cese de Diess, también se comunicó el nombre de su sucesor: Oliver Blume.

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A diferencia de Herbert Diess, a Oliver Blume tuve la oportunidad de conocerlo en el Salón de Barcelona de 2019, en una mesa redonda con compañeros de profesión. La charla, larga, fue más que interesante, entre otras cosas porque Blume dio mucho juego.

Oliver Blume, que habla perfectamente español tras haber trabajado en nuestro país varios años y poseer una vivienda en Cataluña, es muy muy cercano en el trato, no rehúye preguntas, se toma su tiempo en responder y a pesar de ser ingeniero – habla en cristiano.

Precisamente esa cercanía, esas dotes de comunicación y, al fin y al cabo, diplomacia y asertividad –requisitos imprescindibles en ese puesto de responsabilidad– le han granjeado una buena relación con el todopoderoso comité de empresa del consorcio.

Y es que uno de los motivos que se apuntan para el cese de Diess, según cuentan nuestros colegas de Business Insider, era el permanente conflicto con los representantes de los trabajadores, situación que había llegado a convertirse en una miniguerra en toda regla. 

Oliver Blume, actual CEO del Grupo Volkswagen, procede de Porsche
Oliver Blume, actual CEO del Grupo Volkswagen, procede de Porsche

Cualquiera que tenga experiencia en un puesto de responsabilidad sabe que con los trabajadores, y concretamente con el comité de empresa, hay que tener una buena relación, respeto mutuo y mucha comunicación, y evitar a toda costa políticas de rodillo. 

En este sentido, Blume al menos va a tener un quebradero de cabeza menos.

Pero Blume tiene unos cuantos retos adicionales. Por una parte y el más controvertido se refiere a la estrategia de electrificación del grupo. Con la llegada de Diess, con el mal llamado Dieselgate aún dando coletazos, Diess tomó la firme prioridad también arriesgada decisión de electrificación o muerte.

Una estrategia valiente, para dejar atrás los demonios del pasado, pero arriesgada por ser un doble salto mortal. 

Y es que esa electrificación llegó de la mano de la digitalización o muerte, y fueron precisamente los problemas de software los que llevaron a una crisis de reputación tremenda nunca antes vista en un grupo tan fiable históricamente como el consorcio Volkswagen.

La estrategia de digitalización o muerte, materializada en la nueva división Cariad (de generación de código y software) tuvo unos comienzos muy complicados.

Primeramente por los citados problemas con el software de los sistemas de infotainment: se colgaba cada dos por tres, no era intuitivo...

Y todo ello además estaba afectando muy negativamente a la imagen de las joyas del grupo, Audi y Porsche, que habían tenido que renunciar a desarrollar internamente sus sistemas. Es más, según se afirma en Business Insider Alemania, estos problemas de software habrían provocado la demora en el lanzamiento de los nuevos Audi Q6 y Porsche Macan, ambos coches eléctricos.

Y todo por la obsesión de Diess de convertir al Grupo VW en una suerte de alter ego de Tesla. Tesla Tesla Tesla... 

Sea como fuere, si Blume consigue que Cariad se enderece y empiece a mostrar brotes verdes será una excelente noticia para el Grupo. Y es que entiendo perfectamente que el consorcio alemán quiera tener control sobre el código. 

Y es que en el futuro cercano quien domine el ecosistema tecnológico dentro del coche (desde el sistema de infotainment, pasando por las aplicaciones de actualización over-the-air, así como la contratación de servicios asociados, conducción autónoma, etc.) se llevará el gato al agua.

Los directivos y mandos intermedios del grupo insisten por activa y por pasiva que no están dispuestos a que Apple, Google o Amazon les roben el queso.

Esta estrategia difiere de la de Stellantis, por ejemplo, o el Grupo Renault, que han apostado por comprar tecnología a terceros, pero insisto en que comparto la estrategia de contar desarrollo propio. Pero en esta época en que todo va tan deprisa, como no lleguen éxitos en breve, el sembrar para recoger está abocado al fracaso...

 

Otro reto de Blume es la salida a bolsa de Porsche, la mayor de su historia en Europa, y tiene que servir para que el grupo en su conjunto consiga el valor bursátil que realmente se merece. Otra vez Tesla en el horizonte...

Por último y no por ello menos importante, Blume tendrá que hacer frente al desafío de sus mayores mercados, dejando a un lado Europa: China y Estados Unidos.

En el gigante asiático, Tesla –una vez más- le ha comido cuota, pero también las nuevas marcas eléctricas chinas, y tiene que recuperar el esplendor de antaño. Y para triunfar allí es fundamental mucha, pero mucha innovación, y para ello Cariad tiene que dar la campanada

Asimismo, respecto al país oriental, uno de los motivos por lo cuales Volkswagen ha perdido fuelle allí es por la mala gestión en el tema de escasez de semiconductores.

En cuanto a Estados Unidos, y tras haber dejado atrás la madre de todas las crisis (Dieselgate), Tesla vuelve a aparecer en el horizonte. 

Recuerdo que uno de los últimos CEO alemanes de Volkswagen América antes del nombramiento de Scott Keogh, me contó que el mayor aprendizaje tras la crisis fue que en EEUU hay que adaptarse a los gustos de EEUU, pensar como un estadounidense, y renunciar a imponer el producto europeo.

Quizá por ello han recuperado la marca Scout... todo encaja.

Sea como fuere, le deseo mucha suerte a Oliver Blume y, sobre todo, mano izquierda. Aunque me consta que la tiene...

Etiquetas: Grupo Volkswagen

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