Así afectará al automóvil que gane Trump o Biden las elecciones

Este martes se celebran las elecciones generales de EEUU y que gane Trump o Biden afectará al automóvil de diferentes maneras. De hecho, la industria del motor ha tenido un papel tan importante a lo largo de toda la carrera presidencial que este lunes, el actual Presidente de EEUU, Donald Trump, cerraba su campaña con un discurso en Michigan ante numerosos trabajadores de factorías de coches. 

Ya en 2016, estados como este, considerado la cuna del automóvil en EEUU, o el limítrofe Ohio, donde se habían encadenado numerosos cierres de plantas de coches, fueron clave en la elección de Trump, quien dijo este lunes que entonces había conseguido parar la hemorragia en la industria del automóvil americana y, por su parte, acusó a Biden poco menos de querer ahora terminar de desmantelarla. 

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Así es cómo el republicano ve los anuncios hechos por Biden, que apoya el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA) que Trump liquidó al inicio de su mandato, con un importante impacto en la industria del automóvil de México, así como la intención del demócrata de emprender un decidido camino hacia la economía libre de carbono. Según Trump, esa política dejará las plantas de coches de EEUU en una desventaja competitiva frente a China, India o Rusia, donde la energía es barata sin importar cuál sea su origen. 

Desde enero de 2020, el NAFTA fue sustituido por el Acuerdo Canadá-EEUU-México, cuya principal diferencia para el automóvil es que los coches que vayan a ser importados a EEUU deben tener al menos un 75% de componentes de fabricación local para no tener que pagar tasas en la frontera. Bajo el NAFTA esa tasa llega a solo el 62,5%. El requisito ha hecho, sobre todo durante los meses de parón por el COVID-19, que algunos modelos tuvieran que dejar de fabricarse temporalmente. 

Elecciones en EEUU: si gana Trump o Biden, el automóvil no será igual en cuatro años

Al menos para los votantes de la industria del automóvil en EEUU, Joe Biden no es un nombre que suene mal. Como vicepresidente de Obama, participó en el rescate de GM y Chrysler en 2009 a manos del Estado, que hoy no solo se considera un éxito, es que entre 2012 y 2016, las plantas de coches de Michigan ganaron 33.000 empleos gracias a las medidas de la administración demócrata. Ahora, los retos son otros, es evidente, también la tendencia, pues entre 2017 y 2020 se han perdido 2.400 trabajos en el sector. 

Lo que es evidente, y más tras el último debate presidencial, es que que gane Trump o Biden en las elecciones de EEUU hará que la industria del motor y el transporte en ese país tengan un aspecto bien distinto dentro de cuatro años. Y es que ambos candidatos tienen visiones diametralmente opuestas en tres puntos clave: infraestructuras, movilidad autónoma y emisiones contaminantes. 

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Las carreteras en EEUU necesitan hace años un plan de choque: hace falta volver a pavimentar miles y miles de kilómetros de obsoletas autopistas o reconstruir cientos puentes. La administración federal que las gestiona se nutre del Highway Trust Fund, que se encuentra en bancarrota y, sea quién sea el próximo Presidente de EEUU deberá introducir nuevas tasas en el combustible o crear un sistema de pago por uso para sufragar la ingente inversión necesaria. 

Hace tiempo que Trump propuso un plan de infraestructuras de 2 billones de dólares, que no ha sido capaz de implementar por problemas presupuestarios, dado que nunca ha querido emprender una iniciativa impopular para financiar el plan. Quizá, lo haga en un segundo mandato sin el horizonte de la reelección, pero con Trump nunca se sabe nada a ciencia cierta. Por su parte, Biden propone gastar 1,3 billones, pero  parte de ellos se irían en la infraestructura para el coche eléctrico, con 500.000 puntos de recarga para 2030 en su plan. 

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Pero más allá de la industria del automóvil de EEUU, quién gane las elecciones afectará a todo el planeta a cuenta de conseguir o no los objetivos de reducción de emisiones. Mientras Joe Biden se ha mostrado preocupado y activo ante el problema del calentamiento global, Trump siempre ha tratado con desdén el fenómeno, hasta el punto de haber iniciado una batalla legal contra California tras revocar la Clean Air Act, la normativa medioambiental de ese Estado que, desde los años 70, ha sido un modelo a seguir en todo el mundo. 

Trump también liquidó los objetivos de emisiones medias de los coches en EEUU para 2026 marcados por la presidencia de Obama. Sin embargo, Biden ya ha anunciado que volverá a dar validez legal a la ley californiana, que habrá que la administraciones del Estado adquieran masivamente coches eléctricos y que sentará límites de CO2 mucho más ambiciosos que los de Trump a partir de 2026. En lo que sí parece haber cierto nivel de incertidumbre en el automóvil, gane Trump o Biden las elecciones, es en lo referente a la movilidad autónoma. 

EEUU ha sido uno de los países que más ha impulsado la llegada a las carreteras y calles del coche autónomo y sus tres grandes fabricantes, así como Tesla, tienen planes de negocio basados en esta tecnología. Sin embargo, mientras que Biden apenas ha dado detalles sobre cuál sería su posicionamiento, Donald Trump ha tachado los coches autónomos de ‘locura’. Aquí sí que parece que la administración pública va más rápida que los políticos, porque según parece el Departamento de Transporte prepara una desregulación de la movilidad robotizada.