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Entrevista a Nani Roma: "Defiendo el Dakar en África"

Nani Roma acaba de disputar la Baja Aragón 2016 con su nuevo coche, una Toyota Hilux en la que nos deja montar… en el asiento del copiloto. De paso, le entrevistamos.

“No, no, no. Así no, ponedla un cojín o algo”. Nani Roma, recién llegado de la Baja Aragón 2016, insiste en no arrancar hasta que no esté bien sujeta en el bacquet del copiloto. Y eso que su navegante habitual, Álex Haro, es un tipo delgado… pero no diminuto. Es justo lo que parezco al lado de Roma, uno de los pilotos españoles más destacados y no precisamente por su 1,90 m de estatura. Bueno, también.

Estamos en su nueva Toyota Hilux, listos para completar un circuito de cinco kilómetros en Barrachina (Teruel). Roma no ha podido terminar la baja española, su coche dijo “basta”; una pieza rota. Pero ya está arreglada. También el tema del asiento, así que me ajusto los arneses hasta el límite de lo razonable –vale, aún puedo respirar- y arrancamos.

Carlos Sainz prepara el Dakar en la Baja Aragón 2016.

Encaramos una subida llena de piedras y, justo después, un terreno rizado que las suspensiones absorben con eficacia, quizá con rebotes algo más secos de lo esperado. Los pies y las manos de Nani, experto en pistas y desierto dakariano, se mueven con gestos suaves y efectividad para colocar el vehículo e inscribirlo en la siguiente curva.

Mirar el camino y lo que se me viene encima da un poco de pavor, así que me fijo en un habitáculo parecido a una nave espacial, con un par de terra-trip para marcar las distancias totales y parciales y una pantalla digital en la que leer datos frente a mí. Fibra de carbono por todas partes, la palanca del cambio Sadev cerca del piloto. También la del freno de mano, que Roma acciona como si fuera un juguete, en un ejercicio que le sale de forma natural. Se le nota cómodo en el coche… Y apenas ha hecho kilómetros con él, comparado con su anterior Mini. Pero hay diferencias.

“El cambio es muy distinto y tiene mucho menos par: esta Toyota cuenta con un motor de gasolina atmosférico y el del Mini era diésel. Todavía he de aprender mucho de la Hilux, por eso me habría gustado hacer más kilómetros en esta Baja Aragón 2016. De todas formas, estoy sorprendido de haber encontrado un ritmo bueno tan rápido, estábamos en los tiempos de Nasser (Al-Attiyah, con la misma montura) y él lleva todo el año con el coche; eso me satisface”, nos dice.

Nani Roma pasó siete años en Mini… pero decidió mudarse. “He participado en 21 Dakar y siempre he pensado que los retos son buenos; los cambios son positivos. Me apetece salir de mi zona de confort y hacer algo diferente. Y el proyecto de Toyota me entusiasmó”, nos confirma. Se lanza a toda velocidad hacia un bache en el que volamos, me despego del asiento y vuelvo a caer. Mis pulmones se comprimen, apenas me da tiempo a coger aire antes del siguiente salto. Aun así, Roma dice que debe coger más confianza con la Hilux. Habrá que creerle, a pesar de que, por lo que vemos, ya son íntimos amigos. ¿Tanto como para hacer un buen papel en el Dakar 2017?

“Hablamos de una prueba muy compleja, son muchos días. Por suerte, ya la conocemos: si llegas con confianza y estás cómodo en el coche, funcionas. Así que lo que nos falta es correr más carreras. Hay que tener en cuenta que los vehículos de un equipo se ponen a punto para el Dakar; las pruebas que se disputan el resto del año… simplemente, intentamos amoldarnos a ellas. La Toyota Hilux, de hecho, es mejor en el desierto abierto, su peor terreno son las bajas. Por suerte, las suspensiones son muy adaptables. Espero que la carrera en Sudamérica se nos dé bien (risas), tiene pinta de que este año el organizador buscará menos dunas. Al menos, eso creo”, explica.

Le pregunto por África, la eterna discusión, y Nani no esconde sus sentimientos. “Soy de los defensores del Dakar en África, creo que aportaba muchas cosas allí. Ahora bien, los que somos profesionales de esto tenemos que agradecer a ASO (responsable del evento) que buscara una solución para seguir desarrollando nuestro trabajo. En Sudamérica también hay complicaciones, ya que el recorrido se traza durante el invierno, cuando la arena es más compacta, pero la carrera se lleva a cabo en verano, con el calor y, además, con la inestabilidad meteorológica que traen los cambios de altura. Imagina lo complicado que es gestionar una caravana de tanta gente, moverla en distancias tan enormes. ASO intenta hacerlo lo mejor que sabe y que puede. En cuanto a la prueba… cada vez es más difícil que vuelva a África, así que me gustaría ver más países o visitar de nuevo Chile”, asegura. Quién sabe. Quizá lo haga con su nueva Toyota Hilux, que ahora descansa debajo de la carpa. Va a enfrentarse a un duro trabajo hasta enero. Después, el Dakar.

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