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Comparativa: Subaru BRZ vs BMW 220i

Subaru BRZ vs BMW 220i

Un coupé ,y solo dos puertas. Algo así solo puede esconder un deportivo de raza. Y eso es justo lo que encontramos bajo la chapa del Subaru BRZ y el BMW 220i. La pregunta es: ¿Cuál transmite más adrenalina? Lo comprobamos al volante. Comparativa: Subaru BRZ vs BMW 220i.

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El BMW permite un acceso desahogado gracias a sus puertas generosas. Y el asiento deportivo me procura un agarre y un confort excepcionales. Una vez acomodado, empieza la diversión. La consola está ligeramente orientada hacia mí, encima encuentro una ancha pantalla, y más abajo, el controlador iDrive. Todo está bien acabado y transmite solidez.

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La sensación es tan buena, me quedaría a vivir aquí dentro. Todo lo contrario que en las plazas traseras: son muy justas, solo aptas para trayectos cortos. La segunda fila del Subaru es más angosta todavía. Aquí, recomendamos limitar su uso para llevar equipaje, o a niños. Pero pasemos a su asiento delantero, que ahí espera lo bueno. Tiene espacio suficiente, aunque el japonés es realmente compacto con sus 4,24 metros, respecto a los 4,43 del BMW.

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Detrás del ergonómico volante de cuero, regulable en altura y profundidad como en su rival, encuentro un cuentavueltas central con un indudable sabor a rally. Los mandos del clima van demasiado bajos, y algunos botones tienen un aspecto algo desfasado, pero cumplen su función. Para equipaje, el BMW cubica un poco más: 390 litros frente a los 330 del Subaru. Aunque la boca de carga del bávaro es más elevada.

El Subaru es más potente y ligero, pero...

El BRZ rinde 200 CV para 1.266 kilos en vacío, y en el BMW son 184 para 1.508. Queda claro que la relación peso/potencia del japonés es claramente mejor. Pero una vez en marcha, las sensaciones son otras de las esperadas. Y es que el cuatro cilindros bóxer del Subaru se siente más apretado. Esto se debe a que el BMW cuenta con la ayuda de un turbo, y entrega mucho más par (270 frente a 205 Nm) a muchas menos vueltas (1.350 frente a 6.400 revoluciones).

El Serie 2 sale catapultado casi desde el ralentí. La entrega de potencia es contundente y homogénea, con un aliado perfecto en el soberbio cambio automático de ocho marchas. Y el sonido es muy deportivo. El 0 a 100 lo cubre en 7,6 segundos, mientras el Subaru requiere casi uno más. Es una pena que el motor del Subaru no brille más, porque el japonés tiene una dirección rápida y comunicativa. Pero las suspensiones son demasiado duras, y echamos en falta un taco del freno más firme.

El Serie 2 tiene un rodar más fluido y equilibrado por la pista, es extremadamente ágil y además, frena considerablemente mejor: en caliente, se detiene desde los 100 km/h 3,6 metros antes. No cabe duda de que, si nos atenemos al vehículo, el bávaro se pone por delante prácticamente en todos los apartados. Menos el del precio: por el BMW debes pagar unos 12.000 euros más.

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