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Comparativa: Mercedes E 200 CDI, Volvo S80 D4 y BMW 518d

Son berlinas refinadas del segmento superior, pero consumen como un coche pequeño. Una combinación irresistible. ¿Cuál te lleva más lejos sin repostar? Mercedes E 200 CDI, Volvo S80 D4 y BMW 518d se la juegan en esta comparativa.

Motorizaciones comparadas:

Estas tres berlinas ‘premium’ demuestran que la moderación también es una virtud. Y eso es algo que se comprueba a la hora de visitar el surtidor. El BMW 518d, el Mercedes E 200 CDI y el Volvo S80 D4 son expertos en estas lides. Los tres se quedan por debajo de los seis litros cada 100 kilómetros. ¿Un 5 antes de la coma? ¡Increíble! Así, el BMW puede recorrer 1.200 kilómetros sin repostar, el Volvo llega aún más allá y el Mercedes, gracias a su depósito de 80 litros opcional llega a los 1.400 kilómetros antes de pasar por una gasolinera. 

Sí, has leído bien: 1.400 kilómetros. Para que te hagas una idea, es más que recorrerte nuestra península de punta a punta. Imagina ir desde San Sebastián hasta Málaga y volver de nuevo a Madrid, sin tener que parar a repostar. Eso es lo que ofrece este Mercedes. El BMW se queda algunos kilómetros por detrás. Veamos cómo se comporta el bávaro.

Me siento, aprieto el botón de arranque y… Nada. O por lo menos, muy poco. Incluso a bajas temperaturas (el día de la prueba el termómetro apenas superaba los 0 grados) el diésel del 518d apenas emite un susurro. Y es que la mecánica se esconde tras una gruesa capa de aislante, y a los oídos solo te llega un sonido leve y muy refinado.

Los pequeños diésel no siempre son la mejor opción

El Mercedes y el Volvo están casi al mismo nivel en este apartado, y también hacen honor a su condición ‘premium’. Hay que tener en cuenta que las mecánicas que llevan estas tres berlinas sobre el capó son motores diésel de baja cilindrada y potencia justa, menos el Volvo. Su motor desarrolla 184 CV.

El Mercedes da más alegrías. Los 136 CV de sus 2,1 litros lo ponen a 100 km/h en 10 segundos y, sobre el papel, promete una velocidad máxima de 207 km/h. Debería bastar, ¿no? Sí, si no fuera porque monta la antigua caja automática de siete velocidades, que no siempre cambia con el refinamiento que debiera.

Como siempre, el más dinámico viene de Baviera

Especialmente en el E 200 CDI, este cambio da tirones, adelante atrás, adelante atrás… Y con este bamboleo, especialmente cuando hacemos ‘kick down’, llegamos a los 200 km/h. Con la nueva caja de nueve velocidades la respuesta sería mucho más suave. Cómo hacerlo mejor, es algo que demuestra el fabricante bávaro.

Lleva el magnífico dos litros de cuatro cilindros, que la marca ha montado desde en el Mini Roadster hasta en el BMW X5. Y entrega 145 CV. En cualquier zona del cuentavueltas el 518d empuja con fuerza, nos permite realizar adelantamientos sin agobios por carreteras secundarias y, puede alcanzar los 212 km/h. Además, el gran cambio automático de ocho velocidades también funciona a la perfección en el Serie 5 diésel más pequeño. Cada deseo que expresemos por medio del pie del acelerador se cumple al instante y sin tirones.

En el apartado mecánico, por tanto, el BMW se pone claramente por delante. Y en espacio, tanto el bávaro como el Clase E ofrecen un interior muy desahogado, confort refinado y una calidad de rodadura a muy alto nivel. Por eso superan al Volvo, más pequeño, con un tarado más rígido y menos ambiciones dinámicas. Donde destaca especialmente el sueco es en el apartado de costes. La versión que hemos probado cuesta 38.700 euros, 5.000 menos que el Serie 5 (43.810 euros), y además es el que tiene mayor depreciación con los años. Más todavía puntúa respecto al caro Mercedes (42.500 euros), pero no es suficiente para evitar quedar en tercer puesto, ni siquiera su exigua ventaja en el consumo.

CONCLUSIÓN

El BMW Serie 5 se impone a sus rivales, incluso con un pequeño diésel bajo el capó. Y es que al Mercedes le falta una pizca de dinamismo y mayor refinamiento en el cambio, además de ser el más caro, por eso se queda en el segundo puesto. Volvo se lleva el diploma al más ahorrador, pero le faltan cualidades para considerarlo un auténtico ‘premium’, y eso lo relega a la tercera posición.

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