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Comparativa: Jaguar XE 20d/Infiniti Q50 2.2d/Mercedes C220d

El inglés entra con fuerza en el segmento de las berlinas medias ‘premium’. Veamos cómo funciona la combinación de lujo y deportividad del Jaguar XE frente a dos duros rivales en esta comparativa.

A nadie se le escapa que Jaguar es ya una marca renovada y lo demuestra lanzamiento tras lanzamiento. Ahora también entra con fuerza en el segmento de las berlinas medias. Y de nuevo encontramos esa deportividad y refinamiento de los modelos clásicos de la marca, ahora con la última tecnología. Eso no significa que lo tenga fácil. En esta categoría debe lidiar con creaciones de la talla del último Clase C y el Infiniti Q50, por eso esta comparativa de berlinas diésel.

Aunque muchos fans de Jaguar no estén de acuerdo, lo cierto es que el Jaguar XE pasa más desapercibido de lo que esperaríamos en un modelo de la marca británica. Eso no quita que su estampa se vea muy dinámica, incluso con una mirada algo agresiva, pero el problema es que muchos coches de esta categoría han seguido el mismo camino, por ejemplo, sus rivales. Lo que no pasa para nada desapercibido es lo que este Jaguar esconde bajo la carrocería. 

Tanto el chasis como los motores los ha desarrollado la propia marca, mientras que su predecesor, el X-Type, recibía casi todo de Ford. Y es que, para diferenciarlo de sus rivales el grupo indio Tata, sus dueños, incluso han invertido en una carrocería de aluminio. Nadie en la competencia la ofrece. ¿Y qué aporta? Luego lo comprobamos. El problema es que existen algunos aspectos que Jaguar debería solucionar urgentemente.

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Si esperabas un ambiente extremadamente refinado tras el volante, aparte de sus cómodos asientos, el resto te va a parecer decepcionante. Hay plásticos duros en demasiadas superficies, algunos ajustes y revestimientos dejan bastante que desear y hay mucho hueco en algunas juntas. Esto es algo que criticaríamos incluso en una berlina de categoría inferior. Y el problema se acentúa si tenemos en cuenta que los habitáculos de sus rivales son intachables

El Mercedes es el que se pone por delante. El puesto de conducción del Clase C es un festival para la vista y el tacto. Una orgía de lacados, aluminio y cuero, en la que hay que mirar con lupa para encontrar algún aspecto criticable. ¿Que es un coche caro? Sí, pero se percibe en cada componente, desde el metal del mando giratorio hasta los brillantes y definidos gráficos de su pantalla. 

La marca noble de Nissan, o sea Infiniti, no ofrece unos acabados tan perfectos como el Mercedes y estéticamente es más sobrio que el alemán, que añade colorido. Pero no deja ninguna duda sobre su pertenencia a la clase premium. 

Un diésel con poderío

¿Destaca al menos el Jaguar en la conducción? La respuesta es clara:  sí. ¡Y de qué manera! Su motor de 180 CV con un sonido cautivador, pero en ningún caso ruidoso, empuja con decisión a poco que pises ligeramente el acelerador y armoniza a la perfección con su cambio automático de ocho velocidades ZF, cuyas bondades ya conocemos de los modelos de BMW. La transmisión reacciona bien en alegres reducciones, pero también aporta fuerza en relaciones largas, por lo que se puede circular sin problemas a bajas revoluciones por autovía. El XE también muestra su eficacia a la hora de frenar: desde 100 km/h se detiene en menos de 35 metros. Solo está a su altura el Mercedes.

Construcción ligera que no se nota

Aunque el de Stuttgart emplea acero en su construcción y solo recurre al aluminio en determinados componentes, lo cierto es que el Jaguar, con sus 1.648 kilos, solo lo aventaja en 11. La pregunta es: ¿qué gana entonces con el uso de materiales ligeros? Pues no ser un peso pesado como el Infiniti, que arroja en báscula nada menos que 1.788 kilos, lo que le relega en consumo y comportamiento. El Jaguar es claramente más ahorrador y rueda con más alegría.

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Y es que el británico también es más ágil que el Mercedes. Con una dirección comunicativa, directa y precisa, enfila las curvas con limpieza y enlaza una tras otra con maestría, apoyado en el reparto de fuerza entre las ruedas que hace su sistema de frenos. Aunque tiene un tarado firme del chasis, el confort no se ve resentido. Pese a todo, el eje delantero heredado del deportivo F-Type no es capaz de filtrar los baches con la eficacia del Mercedes. Pero en general pasa por todo tipo de asfaltos aislando muy bien a los ocupantes. 

El Infiniti no logra estar a la altura de sus rivales en este apartado. Su dirección eléctrica tiene un tacto difuso y solo se endurece en giros rápidos. Además, su chasis es demasiado seco en asfalto irregular. 

El Mercedes es el que marca la pauta. Da igual en qué modo de conducción vayas. Su suspensión neumática Airmatic (opcional por 1.598 euros) actúa a la perfección en cualquier contexto. El modo Confort es perfecto para viajes largos, pero si aparecen las curvas o quieres practicar una conducción decidida, el modo Sport endurece el chasis sin mermar el magnífico confort de rodadura. Y su dirección, aunque suave, es muy precisa. Y es que el Mercedes no deja de sentirse equilibrado, refinado y algo deportivo.

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