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Comparativa del BMW Serie 3 Touring vs Mercedes Clase C Estate

Duelo en la cumbre: Mercedes y BMW tienen en su gama dos berlinas familiares históricamente referenciales, que siempre han estado en lo más alto de su categoría. Los bávaros acaban de renovar la suya, y una vez más, tratarán de hacerse con el trono definitivo. Esta es la comparativa del BMW Serie 3 Touring vs Mercedes Clase C Estate. 

El BMW 330i Touring reúne 258 CVy hasta 1.510 litros de espacio de almacenamiento debajo de su atractivo vestido de chapa. Suena prometedor, pero ante un adversario como el Mercedes C 300 Estate, tendrá que mostrar también otras virtudes. Gracias a su inteligente módulo mild hybrid llega a los 272 CV, y su maletero cubica hasta 1.480 litros, solo un poco menos que su rival. Y se pone por delante en su capacidad de carga: 570 frente a 492 kilos.

El BMW es unos milímetros más largo y, sobre todo, más anchos que el Mercedes, y 1,5 centímetros más bajo. Y es que el de Múnich sabe cómo debe verse un familiar, nada más verlo te viene a la cabeza el eslogan "te gusta conducir". Porque desprende dinamismo por los cuatro costados. En definitiva, el BMW parece más moderno que el Mercedes, que resulta ligeramente barroco.

Delante, nos sentamos tanto en el BMW como en el Mercedes con una postura al volate excepcional, y disfrutamos de interiores refinados y conceptos operativos bien pensados. En la segunda fila puntúa especialmente el de Múnich. Los huéspedes disfrutan de más libertad y rara vez se golpean la cabeza o las rodillas, y viajando un poco más relajados que en el Mercedes, con unos asientos de dimensiones exuberantes. Tanto el banco como el respaldo son un poco más cortos en el C 300 que en el BMW. Y el espacio para la cabeza y las rodillas es un poco menos desahogado. 

Desde el 'facelift' de 2018, la Clase C también se ofrece con instrumentación digital. Desafortunadamente, no incluye el gran sistema MBUX. El monitor, eso sí, se eleva sobre las boquillas del ventilador, y queda a la altura de la vista del conductor. El paquete de infinfoentretenimiento de alta gama incluye navegación con información del tráfico en tiempo real, y un panel táctil con controlador que recuerda al iDrive del BMW. A las pantallas de la nueva Serie 3 hay que acostumbrarse, la aguja del tacómetro va en el sentido contrario que la del velocímetros, algo que se hace un poco extraño al principio y una solución que no acabamos de entender. La pantalla en la consola central se inclina ligeramente hacia el conductor, y el cockpit con paquete ConnectedDrive opcional incluye instrumentos digitales y navegación por satélite, además de información de atascos  en tiempo real. El conocido y extremadamente fácil de usar mando iDrive controla el sistema multimedia al completo.

El BMW tiene un punto más deportivo que su rival
El BMW tiene un punto más deportivo que su rivalTom Salt / AUTO BILD

El 330i lleva bajo un capó un motor de "solo" un cuatro cilindros y dos litros. Esto de entrada puede decepcionar a los que, como nosotros, somos unos nostálgicos de los seis cilindros en línea,  pero unos pocos metros son suficientes para levantar nuevamente nuestro estado de ánimo. Una situación similar se da en el Mercedes: el 300 lleva un cuatro cilindros de dos litros. Apoyado por un turbo como con BMW, pero adicionalmente equipado con un generador de arranque accionado por correa que entrega otros 10 kW y 160 Nm de par. Ambos motores estiran con alegría, y permiten jugar y sacarle provecho a sus generosos caballajes. El BMW suena más profundo, más deportivo, más agradable. Y también va un poco mejor. Por algunas décimas frustra al de Stuttgart en todas las mediciones, se muestra más dispuesto a subir de vueltas y deja una impresión más dinámica. La transmisión automática de ocho velocidades de la Serie 3 también cambia más rápido, la del  Mercedes de nueve relaciones es fluido, pero a veces, al reducir para acelerar, por ejemplo en un adelantamiento, aparece algún tirón molesto.

Con todo, el Mercedes permite viajar a elevadas velocidades sin esfuerzo, gracias al impulso híbrido se siente muy despierto, especialmente a bajas revoluciones, pero suena más tenso cuando lo acercas a la zona roja. Lamentablemente, su sistema híbrido no es sinónimo de un consumo especialmente bajo, donde el 300, con 8,6 litros, traga medio litro que el 330i cada 100 kilómetros. 

Gracias a la suspensión neumática opcional, el Mercedes rueda relajado sobre asfalto en mal estado, y solo los baches cortos y adoquines producen algunos rebotes en el eje delantero. Sedentario o incluso antideportivo, el Mercedes todavía no funciona. La dirección comunicativa permite radios de curva limpios, el equilibrio de pesos (51 por ciento delante, 49 detrás) garantiza una conducción segura y aplomada. Y la frenada es excepcional: cuando las pastillas y los discos han cogido temperatura, se detiene desde los 100 km/h en solo 34 metros. Los 35,7 metros del BMW no están mal, pero quedan claramente por detrás. El tarado del Serie 3 es más firme, pero, aunque se notan más los baches, su chasis deportivo adaptativo permite un compromiso diario óptimo entre dinamismo y un buen nivel de confort. Y el diferencial M trasero, también un extra, aporta un nivel de tracción grandioso. La dirección nos ha gustado porque es muy directa, aunque en autovía a altas velocidades no transmite la sensación de estabilidad del Mercedes, aunque hay que decir que, en este aspecto, el de la marca de la estrella brilla a un nivel estratosférico. 

Conclusión

Al final, gana el BMW, pero por poco: a su favor han jugado el mayor espacio en el habitáculo y maletero, un motor excepcional y un chasis muy polivalente, que aporta un plus de dinamismo sobre el de su rival, al tiempo que permite realizar largos viajes sin fatiga. 

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