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3 razones para comprar un coche automático y una para no

3 razones para comprar un coche automático
No seas purista.

La confrontación manual-automático es eterna. Defensores de una y otra escuela los hay por todos lados, normalmente herederos de la tradición del país en el que se hayan sacado el carné. Decirle a un estadounidense que llevar un automático es no saber conducir le ofenderá, y plantear a un purista que el cambio manual no es indispensable le sacará de sus casillas. En España lo habitual es conducir uno de estos últimos, pero queremos romper una lanza a favor del otro bando dándote 3 razones para comprar un coche automático (además de una para no hacerlo).

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Y es que hay que tener claro que ambos tipos tienen sus pros y su contras, además de que posiblemente lo que se valore de ellos variará en función del tipo de conductor que sea, no tiene las mismas exigencias quien lleva su coche de casa al trabajo porque no tiene más remedio que aquel que sale con el coche los fines de semana porque le gusta.

Comodidad

Es imposible defender un cambio manual en una retención de tres cuartos de hora a las nueve de la mañana en una gran ciudad. Embraga, mete marcha, acelera… y para a los 3 metros para repetir de manera continua el mismo ciclo durante decenas de veces. Una automática soluciona eso de un plumazo.

Seguridad

Es obvio: si el conductor no tiene que estar pendiente de embrague y palanca de cambios, puede estar más liberado para estar atento a lo que ocurre a su alrededor. Hay mcuha gente que se agobia en el coche por todas las cosas que tiene que hacer, y un cambio automático simplifica la tarea para rebajar esa tensión y que conduzca con menos preocupación.

Técnica

No nos engañemos, hace unos años las transmisiones automáticas eran de aquella manera, pero a día de hoy la situación no tiene nada que ver. Actualmente son mucho más eficientes y ofrecen una respuesta bastante más inmediata, además de haber una oferta de tipos bastante variada.

Una caja de cambios de doble embrague tiende a ser más rápida de lo que sería un conductor promedio con una manual, dando lugar a una conducción ágil con la comodidad propia de las automáticas. Y un cambio manual robotizado con levas es sencillo de usar a la par que divertido.

Sensaciones

Y es que, aunque todo lo que hayamos dicho anteriormente sea cierto, hay un ámbito en el que un cambio automático no puede hacer sombra ni de lejos a un manual: en el emocional. Esto sonará a tontería a quien tiene el coche como un mero medio de transporte, pero quien disfrute de la conducción, sabe de lo que hablamos.

Una transmisión manual permite al conductor hacer lo que quiera con su coche, jugar con él y decidir hasta donde lo quiere llevar en cada momento. Exprimirlo cuando así lo desee, dejarlo ir tranquilo cuando crea conveniente… en el fondo, que la conexión entre humano y máquina sea más directa.

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