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Cinco eléctricos en nieve: Model S, Leaf, i-MiEV, i3 y Zoe

Movilidad eléctrica en la nieve. Queremos saber cuál de estos cinco modelos responde mejor con el termómetro bajo cero: enfrentamos al Tesla Model S, Nissan Leaf, Mitsubishi i-MiEV, BMW i3 y Renault Zoe en diferentes categorías. ¿Qué eléctrico será el mejor 'esquiador'?

Motorizaciones comparadas:

Cinco coches eléctricos y nieve, mucha nieve. Hemos sometido al Tesla Model S, Nissan Leaf, Mitsubishi i-MiEV, BMW i3 y Renault Zoe a diferentes pruebas para ver qué tal se desenvuelve cada uno sobre el manto blanco. Vamos a verlo... 

1. Frenada. El Mitsubishi i-MiEV parece una pastilla de jabón entre el Tesla Model S y el BMW i3. Pequeño y alto, su delgada carrocería no inspira mucha confianza. Y lo cierto es que en nieve frena igual de bien que coches más grandes, ayudado, eso sí, por su reducido peso: arroja menos de 1.200 kilos a la báscula. Sus delgadas ruedas (14,5 centímetros de ancho) 'hincan' los dientes en la capa de nieve y detienen al japonés en 27,4 metros desde los 50 km/h. 

El Renault Zoe necesita un metro más pero lo que nos ha sorprendido es que el Tesla, con su gran volumen, se queda a mitad de la tabla y se detiene antes que el Nissan Leaf y el BMW. Este último, que a pesar de su fabricación de carbono no baja de los 1.240 kilos de peso, necesita 29,1 metros para detenerse. Solo el Nissan frena peor en nieve.

2. TracciónEl trineo eléctrico venido de América de la mano de Tesla se desliza como una versión de competición con su pack de 421 CV y 85 Kw. Una ventaja de potencia que, sencillamente, lo pone a años luz de sus oponentes. Después de zarandear su zaga salvajemente se pone en 50 km/h en 8,8 segundos. No está nada mal.

Pero lo que aún nos genera más respeto es la actuación del BMW i3. Los de Baviera plantan 170 CV en 1,2 toneladas, lo que nos da una relación peso potencia de siete kilos por CV. Esta cifra, en el Tesla, baja a 5 CV. El velocímetro del BMW llega a los 50 km/h 0,5 segundos más tarde que el americano, lo que no está nada mal si atendemos a la diferencia de caballaje de ambos. Uno de los motivos está en la afinada electrónica del bávaro.

Con más de un segundo de diferencia se deslizan tras el BMW los dos japoneses. A pesar de tener conceptos mecánicos diferentes, a los dos solo les separan 0,17 segundos. En el Leaf, de tracción delantera, solo hay que desconectar el ESP y pisar el acelerador; mientras, el Mitsubishi, de propulsión, exige al conductor más tacto en las manos y mucho trabajo con la dirección: no es muy potente, pero tiende todo el rato a ponerse de lado y en cuanto te descuidas se cruza.

Unas cabriolas a las que tiende mucho también el Renault: el tozudo ESP se niega a desconectarse del todo, lo que frena el coche cada dos por tres y eterniza el tiempo que pasa hasta que alcanzas los 50 km/h.

3. Sensaciones al volante. Aunque el comportamiento del BMW siempre nos ha gustado, hay que reconocer que en nieve se queda un poco estancado. La electrónica no permite desactivarse del todo, así que frena el coche en curva… ¡aunque se trate de un propulsión trasera!

Más ágil y divertido nos ha parecido el Mitsubishi i-MIEV, pero cuidado: su corta batalla requiere reacciones muy rápidas, o este bonsái se te descontrolará enseguida y se pondrá a hacer patinaje artístico.

El Tesla ha mantenido el tipo en casi todo el recorrido de conos. Sin embargo, cuesta arriba apenas te da una oportunidad. Las ruedas traseras 'aran' salvajemente la nieve, y el coche avanza como un barco cortahielos por el Ártico. En parte, el motivo está en los neumáticos de invierno que lleva, muy limitados para la conducción lateral. Y cuando dos toneladas de coche se te van hacia el precipicio, resulta bastante preocupante...

El Leaf también da algunos problemas de neumáticos. Y eso que el tracción delantera se desliza con bastante dignidad, pero sus Yokohama dan problemas en nieve polvo a la hora de mantener la trayectoria. En ángulos muy cerrados, el subviraje te puede dar más de un susto.

El Renault Zoe está en el otro extremo. Aunque quieras tener un accidente, te costará lo tuyo: tracción delantera, ESP que no se puede desconectar… No, no irás rápido en ningún caso, pero sí de lo más tranquilo. En esta categoría, el francés es puro aburrimiento.

4. Calefacción. A menos cuatro grados fuera, medimos cuánto tarda cada coche en llevar su habitáculo a unos cómodos 20. El Nissan se lleva la palma: en exactamente 3,35 minutos dejas de tener frío. El Tesla solo tarda un poco más, y el BMW y el Renault se demoran demasiado si realmente estás pasando frío. En el i-MIEV, mejor que tengas una manta a mano, porque hasta que no pasen 13,31 minutos no llega a esa temperatura.

5. Autonomía. Un tema peliagudo para los coches eléctricos, que se puede volver dramático por debajo de los cero grados. El Tesla, con sus portentosas baterías de 85 Kw, logra recorrer unos aceptables 207 kilómetros. Sobre el resto de los oponentes pende todo el rato el riesgo de quedarse tirados en cualquier momento. Los que peor lo tienen son los conductores del Leaf, que tras 59 kilómetros se queda sin carga. Y eso que en nuestro test no hemos llegado a superar en ningún caso los 100 km/h. 

El BMW y el Mitsubishi, con menos de 61 kilómetros, tampoco dan la talla. Y Nissan lo hace un poco mejor con 69,1 kilómetros, pero no como para darte tranquilidad si te pilla una copiosa nevada en una carretera de montaña.

6. Precio. A nadie sorprende que aquí el Tesla saque la peor nota. La berlina de lujo cuesta 92.500 euros. En el caso del i-MIEV, sí que sorprende que no sea el más barato. Con 24.990 euros, cuesta casi 300 euros más que la versión top del Leaf (24.700), un eléctrico que es claramente más maduro y sólido. 

El Renault, por 17.550 euros ofrece un utilitario moderno que se conduce cómodamente. Finalmente, el BMW i3 está a otro nivel con sus 35.500 euros -su sofisticada estructura de carbono no le permite una cifra contenida-.


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