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Ford Focus Sportbreak 1.6 EcoBoost, familiar con chispa

Se acabó aquello de que este tipo de coches son solo para viajar cargado de maletas y con toda la prole. El nuevo Ford Focus Sportbreak es un compacto para jóvenes dinámicos y deportistas.

Durante años, nadie ha tenido en cuenta a coches como el Ford Focus Sportbreak. Siempre han sido los patitos feos de todas las gamas. Han estado relegados a una segunda, tercera e incluso cuarta fila. Pero los tiempos cambian, las necesidades de espacio también y, por suerte, este tipo de carrocerías han ocupado el lugar que se merecen.

Sí, te acabo de hablar de espacio. Aunque en esta ocasión no para que cargues el coche de maletas y te vayas de vacaciones. El Ford Focus Sportbreak 1.6 Ecoboost puede hacerlo, como me ha demostrado en la prueba, pero quiere ir un poco más allá. Es de los pocos familiares del mercado que tiene un carácter dinámico y ese elegante toque deportivo. Si buscas tu coche por capacidad del maletero, debo ser sincero: tanto el Skoda Octavia como el Renault Mégane o el Volkswagen Golf Rabbit te ofrecen mayor capacidad de carga (en el caso del checo hasta 90 litros).

Eso sí, este Ford con 490 litros (ampliables a 1.516 si abates los asientos traseros) cuenta con espacio más que suficiente. Además, las formas rectas y cuadradas del vano del maletero ayudan mucho a la hora de colocar el equipaje. Lo mismo tengo que decir de la poca altura al suelo de la boca de carga: solo 59 cm. Es decir, que no te dejarás la espalda cada vez que tengas que meter un objeto voluminoso y pesado. Ya te he dado una pista del comportamiento de este coche.

Desconozco que pasó en Ford hace unos cuantos años, pero desde el primer Focus dejaron de hacer vehículos sosos de conducir y se apuntaron a la moda del dinamismo. Así es el Ford Focus Sportbreak 1.6 Ecoboost. Su suspensión no es seca, absorbe perfectamente los baches, la dirección es precisa y el eje delantero tiene una entrada en curva casi de GTI. Es un compacto familiar que te permite viajar con un buen grado de confort y, también, te da alguna alegría cuando llegan las curvas. Solo hay alguien en el mercado que hace esto mejor: Seat, aunque a costa de restarle algo de comodidad a sus ocupantes.

El Focus que he examinado lleva el nuevo motor de gasolina de 1,6 litros EcoBoost de 150 CV. Lo probé por primera vez en el mes de septiembre de 2010 en el Ford C-Max y me gustó. Lo redescubrí de nuevo en junio de 2011 con la carrocería de cinco puertas y, ahora, con la familiar me ha vuelto a encantar. Empuja con tanta energía desde abajo (tiene un par máximo de 270 Nm a 1.900 rpm) y lo hace de forma tan suave que me ha embobado. Tanto que tengo que echarle un piropo: "Eres el mejor 1,6 litros turbo del mercado". Su consumo medio no es tan bajo como el de un diésel TDCi, pero gastar 7,3 l/100 km para tratarse de un propulsor de gasolina de 150 CV me parece muy razonable. Sin duda, el sistema Start-Stop ayuda a conseguirlo, aunque su funcionamiento no sea el más preciso del mundo (el de Citroën y Peugeot me gusta más). De todas formas, este Focus esconde un lado menos idílico.

Por ejemplo, tiene ciertos detalles de acabado mejorables como algunos plásticos o ajustes del salpicadero de baja calidad. Al menos me consuelo con que Ford te da un equipamiento de serie muy completo. A la versión Titanium no le faltan elementos de serie tan importantes como el control de estabilidad, el comentado Start-Stop, el equipo de sonido Sony con MP3, entrada USB y Bluetooth o el control de crucero. Además, la política de opciones es muy sensata. ¿Qué te parece un navegador por 300 euros? ¿Unos faros bi-xenón por 850? ¿Y la tapicería de cuero por el mismo precio? Que aprenda la competencia.

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Se acabó aquello de que este tipo de coches son solo para viajar cargado de maletas y con toda la prole. El nuevo Ford Focus Sportbreak es un compacto para jóvenes

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