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Marc Márquez, maestro de la paciencia y con un grupo enorme

Marc Márquez, maestro de la paciencia y con un grupo enorme

Diego de Arístegui

Marc Márquez, maestro de la paciencia y con un grupo enorme, así por resumir el título de MotoGP que el piloto de Cervera ha conquistado hoy en el Circuito de Motegi. Fue el mejor en todos los aspectos.

Así fue la carrera que coronó a Marc Márquez como campeón de MotoGP

Marc Márquez, maestro de la paciencia y con un grupo enorme. Existen múltiples maneras de explicar la quinta corona mundialista de este piloto y la tercera en la clase reina, pero es que lo que ha sucedido en 2016 ha sido radicalmente diferente a lo que podría esperarse de un título de campeón del mundo, que normalmente sigue los cánones del dominio y la supremacía. 

Bien es cierto que Márquez ha cumplido estos dos requisitos este año, pero sobre todo una de las grandes claves de este campeonato ha sido su paciencia y la madurez después de las decepciones sufridas en 2015. Es muy difícil ver a un piloto que arriesga tanto y que debe su gran reputación a que va un paso por delante del resto en lo que a búsqueda del límite se refiere, cambiar su actitud hacia un horizonte más conservador donde impera la lógica de "hacemos todo lo que podamos, pero no más". 

Lo que hay que saber sobre MotoGP Motegi 2016

Empezamos la temporada con las dudas que todos sabemos en Honda y con un Márquez que en Qatar ya decía que su objetivo era luchar por el podio. Sabía que en esta primera cita la Honda iba a sufrir y sufrió, pero se las ingenió para batir a Valentino Rossi por ejemplo. Después llegarían las dos primeras victorias de la temporada en Argentina y en Austin de donde salió líder del Mundial. 

Europa, tiempo de espera

Aterrizamos en Europa y comenzó el verdadero infierno para Márquez. Resignación a ser tercero en Jerez tras las Yamaha y a ser quinto en Le Mans. Sin embargo, en la ronda gala Márquez no quería verse tan ninguneado, arriesgó y se equivocó. Su único error en todo este año se saldó con unos pocos puntos, demostrando que si te caes conviene levantarse porque nunca sabes lo que puede suceder. 

Tras Catalunya, Márquez se situó líder tras perder el liderato en Mugello a manos de Jorge Lorenzo. Estas cuatro carreras se saldaron con dos segundos puestos y un tercero, minimizando daños al mismo tiempo que Rossi sumaba su segundo cero en Mugello y Lorenzo hacía lo propio en Montmeló. Fue llegar a Assen y comenzar la hora de Márquez. 

En la ronda holandesa apareció la lluvia y de nuevo Márquez tuvo que saber no ganar y verse superado por un descontrolado Jack Miller que se llevó la carrera. Como recompensa, Márquez le metió 20 puntos a Rossi y otros tantos a Lorenzo, algo similar a lo que sucedería en Alemania, donde su equipo atinó con la estrategia y obtuvo la tercera victoria del año como premio. 

Llega el Márquez más ambicioso

Austria fue quizás el escenario donde vimos al Márquez más conservador, terminando quinto y reconociendo la superioridad de las Ducati y las Yamaha en este trazado. En Silverstone apareció el fantasma del Márquez de 2015, arriesgando muchísimo y estando muy cerca de irse al suelo. Su equipo le leyó la cartilla y Márquez aprendió la lección en Misano finalizando cuarto. Seguía minimizando los pequeños coletazos de cordura en Yamaha. 

Aragón era una de las citas del calendario en donde sabía que podía ganar y lo hizo de manera aplastante. A estas alturas de la temporada ya empezamos a ver la evolución ascendente de la Honda, que dejó atrás su complicado comienzo para postularse como la mejor moto de MotoGP. Sin este ascenso probablemente Marc Márquez habría sufrido más de la cuenta en Motegi, cosa que no ha sucedido. El de Cervera ha vencido y aprovechando el enésimo regalo de los dos pilotos de Yamaha, se ha proclamado campeón del mundo

Márquez, su equipo y Honda

Un título cimentado en la paciencia y el pensar encima de la moto, dos cualidades esenciales para controlar una temporada tan exigente como esta con cambios en la electrónica y en los neumáticos. Pero además de esto, Márquez ha contado con un equipo que le ha respaldado en todo momento y que ha trabajado con una dureza fabulosa para darle siempre la mejor moto. Volvemos a insistir en el papel de Honda, capaz de renunciar a sus principios de potencia máxima para que Márquez tuviese una montura fantástica en curva y en tracción que le ha ayudado a suplir su falta de aceleración. 

En definitiva, un título absolutamente merecido y con el que Marc Márquez ha dado un paso adelante en madurez. Si las cosas no se tuercen, será muy complicado batirle en los próximos años, porque su nivel es desorbitado. ¡Enhorabuena Marc!

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