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Coches míticos solo para verdaderos amantes del motor, Audi A1 quattro

Algunas veces, últimamente pocas, las marcas de automóviles nos sorprenden con ediciones especiales tan exclusivas como brutales. Es el caso de la de Ingolstadt, que, de vez en cuando, se saca de la chistera productos sensacionales como el que presentó en 2011: el Audi A1 quattro.

Llevar la palabra 'quattro' en el nombre es mucho peso. Recuerda que esta tecnología nacida oficialmente en 1980 hizo que en 1982 y 1984 Audi consiguiese el campeonato de Constructores, así como el de Pilotos en 1983 y 1984 a manos de Hannu Mikkola y Stig Blomqvist, respectivamente. 

Además, grandes coches como el Audi Quattro, Sport Quattro, RS2 o el más 'reciente' Audi R8, entre otros muchos, han encumbrado a 'quattro' a lo más alto del mundo de la automoción. 

Por ese motivo, para ponerle quattro a un modelo, éste tiene que ser algo especial... Y el Audi A1 quattro, sin duda, lo era -por si quedaba alguna duda, los 53.600 euros que costaba en España lo dejaban bien clarito-.

 

En tan solo 17 meses se pasó del prototipo al modelo de producción. Solo se fabricaron 333 unidades -numeradas con su placa correspondiente-, todas ellas con el volante a la izquierda. Y no para todo el mundo, porque solo lo recibieron algunos países de la zona central y suroeste de Europa y algunos, pocos, muy pocos A1 Quattro viajaron a América del Sur.

Llamaba la atención por su espectacular imagen. Equipaba unos paragolpes más musculosos: los delanteros con grandes tomas de refrigeración y los traseros con un difusor. También, dos salidas de escape, una a cada lado, de generosas dimensiones -100 milímetros de diámetro- y un alerón de techo más grande que el A1 convencional. 

Pero, sin duda, lo mejor del coche eran sus llantas de aleación de 18 pulgadas con diseño tipo turbina, con el cubrebuje en rojo y negro simulando un sistema monotuerca. Estaban pintadas en color Blanco Glaciar, el mismo que su carrocería, que solo podía estar bañada en él. Color que combinaba con el negro de brillante del techo, la rejilla del paragolpes frontal, el portón y el difusor. 

Por si quedaba alguna duda del pedigrí de este tres puertas -no estaba disponible con cinco-, la parrilla, el arco del techo y la zaga incluían las insignias quattro. Y para los despistados, los faros de xenón plus -un lujo para un utilitario en aquella época- adoptaban unas barras curvadas en rojo. No había confusión. 

El interior también era único en la gama. Los asientos deportivos con reposacabezas integrados y el reposabrazos estaban tapizados en cuero Napa Seda y tenían costuras en contraste de color rojo. Estos pespuntes también los recibían las alfombrillas y el volante. Éste estaba achatado por la parte inferior y adoptaba una placa con el número de serie.

Además, la zona inferior de la consola central estaba acabada en color negro brillante, el pedalier era de acero inoxidable mate en acabado cepillado, los embellecedores del umbral de las puertas lucían la palabra 'A1 quattro' y el pomo, con un diseño muy parecido al del R8, era de aluminio.

Audi A1 quattro

Pero el centro de toda mirada era el cuadro de instrumentos con el tacómetro rojo, las agujas blancas, el logotipo quattro y la pantalla a color en la parte central.

Y acompañando a esa imagen tan espectacular debía ir un propulsor a la altura: lo había. El Audi A1 quattro equipaba el 2.0 TFSI del Audi TTS; un motor con distribución variable para el árbol de levas de admisión y los dos ejes de equilibrado. Además, el sistema de inyección directa, el turbocompresor y la bomba de aceite fueron reguladas.

Comparativa: Mini Cooper vs Audi A1

El bloque de cuatro cilindros rendía 265 CV a 6.000 rpm y entregaba 350 Nm entre las 2.500 y 4.500 rpm. Estas cifras junto con su peso de 1.465 kg le permitían acelerar de 0 a 100 km/h en 5,7" y alcanzar los 245 km/h. ¿El consumo? Quizá era lo que menos importaba para un coche de este tipo, pero era de 8,6 l/100 km (NEDC).

El A1 quattro tenía una longitud de 3.987 milímetros, una anchura de 1.740 y una altura de 1.416, por lo que era algo más largo que el Audi A1 de serie. Asimismo, la capacidad del maletero cubicaba 210 litros, cifra ampliable hasta los 860 si se abatían los asientos traseros.

Soy de los afortunados que puedo decir que probé el Audi A1 quattro -mi compañero Luis Guisado, también, y por eso te dejo su prueba-. Recuerdo el silbido del turbo que acompañaba al sonido ronco de los escapes, la brutal aceleración que conseguía que te quedaras pegado al asiento, la facilidad por seguir la trayectoria en los virajes y el excelente paso por curva a pesar de su justa batalla. Pero es que llevaba el eje trasero del Audi TTS...

Audi A1 quattro

Voló, tanto en las carreteras donde se probó como en los concesionarios, donde casi no tuvo tiempo de llegar. El Audi A1 quattro estuvo disponible desde el segundo semestre de 2012, pero, al menos en septiembre de 2013, que es cuando pude probarlo, ya estaba todo vendido.

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