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50 años de BMW M

50 años de BMW M

Deportividad alemana.

En cuanto aparece por el garaje de AutoBild un BMW con una 'M', ya te ves en la siguiente gasolinera diciendo: "¡Lleno (de sin plomo 98), por favor!", antes de pasar un día especial condu-cien-do, con todas las letras, por las carreteras más divertidas de la zona. Sobre todo, cuando esa letra mágica no señala sólo un acabado, sino un deportivo de verdad, con un pedigrí azul, violeta y rojo que ahora cumple 50 años

Fue en 1972 cuando Robert A. Lutz, miembro de la Junta Directiva de BMW, dijo aquello de que “Una empresa es como una persona. Si hace deporte y está bien entrenada, es más entusiasta y más eficiente”, frase que impregnaría de sobriedad y prestaciones todos los BMW, con una atención específica a los nuevos M de BMW Motorsport GmbH que estaban por llegar. 

 

Es cierto que pilotos y particulares ya conducían con innumerables éxitos modelos muy ágiles y rápidos, como los BMW 1800, los 2000 o los 2002, por Alemania y por el mundo. 

Pero mientras que con otras marcas debías preparar tú mismo el coche para conseguir ciertas prestaciones –recordemos que era la época en la Audi todavía estaba ocupada en sobrevivir y Mercedes se dirigía a conductores mucho más pausados y veteranos (AMG no llegó a manos de Daimler hasta 1994)– BMW quería brindarlas de fábrica con su nueva división M. 

50 años de BMW M

Eran años de colores brillantes, un mundo en el que la velocidad significaba habilidad y esta, progreso. BMW quiso así estar presente en ese nicho de mercado que demandaba deportividad desde el minuto uno y, a su vez, utilizar esa aureola de manera más efectiva y consolidar así el ADN racing en toda la marca. 

BMW Motorsport GmbH (rebautizada como M GmbH en 1993) se ocupó inicialmente de motores y vehículos de competición, promoción de jóvenes pilotos y cursos de conducción para clientes particulares. Luego comenzó el desarrollo de los vehículos de carretera, que dio lugar al M1 en 1978

Le siguieron el M5, el M3 y, en la década de 2000, casi todas las series de BMW tenían su punta de lanza M. Desde los 80, muchos BMW normales también tienen la colorida M en la tapa del maletero, como una medalla que aporta una pizca de deportividad en chasis, deflectores aerodinámicos, volantes... Incluso el modesto 318i. 

¡Fabricados en Daimler!

50 años de BMW M

Los M reales (con número propio en el registro del vehículo), por otro lado, se desarrollaron en un lugar específico –curiosamente, desde 1986, en una calle de Garching (ciudad alemana cercana a Múnich) llamada ¡ Daimler!–. 

Y durante mucho tiempo, su filosofía fue la de lograr mejores registros que la competencia a base de motores muy bien diseñados, materiales de alta calidad, inyección, potencias de más de 100 CV por litro (¡sin turbo!), peso reducido a la mínima expresión, tracción trasera... 

Los M con carrocerías SUV no llegaron hasta bien entrado el siglo XXI, de la mano del X5 y el X6 en 2009. Además, esta vez sí que se incorporarían los turbo, que pronto iban a ser tendencia en BMW. Y la tracción total se empezó a ofrecer como alternativa para que el incremento de par en las ruedas traseras no sólo pudiera ser controlado debidamente por auténticos ases del volante. 

Así que aunque todo se adaptó un poco para satisfacer más y mejor las demandas de deportividad que llegaban de todos los rincones del mundo, hay que reconocer que el prestigio del sello M se mantiene en forma 50 años después

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