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Prueba a fondo: Audi RS Q3, toda una guinda

He probado a fondo el Audi RS Q3 y puedo asegurar que es un ejemplar único en su especie que culmina la gama Q3. Se trata de un SUV deportivo de altos vuelos, que puede ser un incomprendido si no termina enamorándote.

Llevas toda la razón del mundo si piensas que el Audi RS Q3 no es un coche sensato, que no presenta mucha lógica y que existiendo un eficiente 2.0 TDI (que comparamos en su día con el BMW X1) tiene poco futuro dentro de este mundo del automóvil cada vez más verde. Pero después de esta prueba a mí me ha gustado, ya empiezo a estar cansado de todo lo políticamente correcto y me alegra comprobar que quedan fabricantes en el mercado que me siguen ofreciendo sensaciones.

Como siempre, el sector de seguidores más talibán de Audi se echó las manos a la cabeza cuando los alemanes confirmaron que iban a lanzar su primer RS sobre un SUV. ¿Cuál es el problema? ¿No vende Porsche un todoterreno de altos vuelos llamado Porsche Cayenne Turbo y nadie se ha escandalizado?

Durante la prueba del Audi RS Q3 me ha gustado mucho su motor de cinco cilindros con 2,5 litros. El sonido que emite este bloque me recuerda al paseo que di con Walter Röhrl en el precioso tramo de Col de Turini en un Audi Quattro. Emite un ruido muy evocador que me pone los pelos de punta y, lo más importante, este coche corre que se las pela: de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos (mejora en una décima el dato oficial).

Alabo a los ingenieros por la correcta puesta a punto que le han dado a la suspensión del RS Q3. Han conseguido una perfecta unión entre muelle y amortiguador que no resulta nada molesta y, sobre todo, permite que este Audi Q3 se pegue al asfalto como una lapa. Además, han redondeado el trabajo con un dirección muy precisa para guiar al todocamino allá donde desees. Eso sí, aunque no lo parezca, este SUV compacto tiene un peso en vacío que supera las 1,7 toneladas. Sí, has leído bien. No mide 4,5 metros de longitud y ya presenta muestras de sobrepeso. Dentro de las curvas rápidas, eso pasa desapercibido gracias a su equilibrado chasis, pero en giros más cerrados se deja ver con un claro efecto subvirador.

Un aspecto mejorable es la dotación de serie. Entiendo que cueste 62.400 euros al ser un producto muy exclusivo, pero hubiera estado fenomenal que llevara de fábrica el navegador.

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