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Prueba Nissan Qashqai 1.3 MHEV: el listón otra vez muy alto

Prueba Nissan Qashqai 1.3 MHEV
Las cosas se aprietan en el segmento.

Hacer la prueba de la nueva generación de todo un superventas como el Nissan Qashqai es algo que siempre apetece. Te acercas al coche con un montón de preguntas en la cabeza y solo quieres respuestas.

Para empezar, la tercera generación del Qashqai parece más coche. Y lo es: mide 4,42 metros de longitud y 1,85 de anchura, por lo que es más largo y ancho que antes (3,1 y 4,2 cm más, respectivamente). También ha alargado su batalla, que se va hasta 2,67 metros (tres centímetros más), lo que debería favorecer la vida a bordo, sobre todo en las plazas traseras. Luego lo mediré. De momento, me quedo con un exterior que gana en presencia, con unos faros más afilados que pueden ser LED matriciales por primera vez en el modelo nipón (con 12 diodos a cada lado), grandes entradas de aire a los lados y una parrilla con lamas que se abren y se cierran en función de las necesidades de refrigeración del motor, lo que ayuda a mejorar la aerodinámica y el consumo.

En el lateral, cuenta con llantas de 20 pulgadas (son de serie en el completo acabado Tekna+) y una línea de cintura ascendente que contrasta con el techo descendente que culmina en una zaga muy angulosa. Efecto conseguido: la carrocería ofrece una visión muy atlética y dinámica, sin llegar a los extremos de los SUV coupés. Aquí detrás, por cierto, un gran portón (es eléctrico y con función manos libres) da acceso a un maletero de formas regulares y bastante aprovechables de 504 litros (74 litros más que el anterior Qashqai). No es el más capaz del segmento, pero se defiende bien.

Más espacio interior

Me cuelo en la fila trasera. Es alucinante lo que abren las puertas aquí detrás: casi 90 grados, lo que facilita mucho la entrada. Lo que pasa es que, con la caída del techo tienes que bajar bastante la cabeza para poder sortear el travesaño. Eso sí, una vez dentro, la verdad es que disfrutas de una buena amplitud, tanto para las piernas como para la propia cabeza. Apunta: salidas de aire específicas, buen mullido, la posibilidad de meter los pies por debajo de los asientos... Echo en falta aspectos más prácticos como, por ejemplo, que la banqueta trasera sea deslizable (como ocurre en rivales como el Ford Kuga o el Volkswagen Tiguan) y también que los respaldos sean mínimamente ajustables en inclinación.

¿Qué me encuentro delante? Un salpicadero con una gran pantalla de nueve pulgadas y un orden bastante lógico. Aquí hay pocos fuegos artificiales (muchos botones son físicos), pero ha ganado en calidad y ergonomía (la zona entre los asientos está muy despejada). La instrumentación es ahora una gran pantalla de 12,3 pulgadas y se ha añadido un enorme head up display de 10,8 pulgadas proyectado directamente sobre el parabrisas.

Prueba Nissan Qashqai 1.3 MHEV

Y si hablamos de los asistentes, no puedo pasar por alto el sistema ProPilot que llega al nuevo Qashqai y se ofrece a partir de los acabados N-Conecta y superiores, un sistema que trabaja con los datos del control de velocidad, el reconocimiento las señales y el sistema de mantenimiento de carril para lograr una conducción semiautónoma.

Sistema microhíbrido de 12 voltios

Arranco. Bajo el capó respira un bloque de cuatro cilindros pero solo 1,3 litros de capacidad y 158 CV. Lo novedoso es que cuenta con la ayuda de un sistema mild hybrid de 12 voltios (el sistema solo aporta 22 kilos), que añade un pequeño motor eléctrico que va unido al cigüeñal y cumple las funciones de motor de arranque, apoyo al motor de gasolina en aceleraciones y recuperación de energía en deceleraciones. Este conjunto va asociado a una caja de cambios manual de seis relaciones de un tacto correcto (sin más) y toda la fuerza va a parar al tren delantero existe la opción de la tracción integral, aunque eso acarrea el cambio automático por variador Xtronic y supone 4.600 euros extra). Y ofrece tres programas de conducción ECO, Normal y Sport que sí que se diferencian entre sí (de hecho, en el primero la respuesta del motor al acelerador es bastante pobre).

Por cierto, el nuevo Qashqai es el primer modelo de la alianza Nissan-Renault-Mitsubishi en utilizar la plataforma modular CMF-C y eso supone más ligereza y rigidez. Y se nota en las sensaciones al volante. El nuevo Qashqai es un coche más sólido y mejor asentado. Sobre todo ha ganado en agilidad, acercándose más que nunca a rivales como un VW Tiguan o un Seat Ateca. La dirección ha mejorado (tacto muy asistido, pero es más informativa) y el chasis, pese a las llantas de 20'', no es incómodo. Digamos que ha mantenido el confort de siempre y ha ganado en dinamismo, apoyado por un sistema de propulsión convincente, cuyo consumo es razonable y lo convierte en una opción más que a tener en cuenta.

Prueba Nissan Qashqai 1.3 MHEV

Mi opinión

Nissan lo ha vuelto a hacer. Ha puesto entre los mejores a su nuevo Qashqai gracias a una evolución muy medida que lo mejora en todos los sentidos. Si a eso se le une un precio razonable, la marca japonesa ha sentado las bases para que el Qashqai siga siendo un éxito.

Valoración

Nota8

En la prueba del Nissan Qashqai 1.3 MHEV decidimos que mejora en dinamismo, calidad interior, conectividad y espacio... Con 158 CV va sobrado.

Lo mejor

Ha mejorado en  todo y tiene un precio muy razonable.

Lo peor

Sinceramente: cuesta encontrar un defecto grande en la nueva generación del nipón.

Etiquetas: SUV

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