Logo Autobild.es

Nissan GT-R, vaya salvajada

El Nissan GT-R es el deportivo que reventó el segmento en 2008. Ahora es más potente... Y vuelve a dejar en evidencia a sus rivales europeos: parecen niños buenos. ¿No te crees que pueda plantar cara a un Porsche 911 Turbo?

El Nissan GT-R rompió las reglas del juego hace tres años. Por un precio de derribo ofrecía una imagen de escándalo y unas prestaciones con las que trataba de tú a tú a modelos como el Ferrari 430 o el Porsche 911 Turbo (video Porsche 911). Ahora la magia del GT-R sigue en al aire con la versión 2011. Por fuera cambia poco, pero lo bueno está, como casi siempre, en el interior. Por ejemplo, en su menor consumo.

Estrena modo Save que reduce el par y modifica la gestión del cambio, pero lo capa tanto que da la impresión de que se arrastra por la carretera. Para ser un deportivo, el Nissan GT-R no tieme mal acceso, todo lo contrario (de las plazas traseras, mejor ni hablamos), aunque la banqueta de los Recaro es muy estrecha. El botón de arranque situado en la consola central es la clave para que el V6 vuelva al mundo de los vivos. El doble turbo se queda con la mayor parte del sonido, pero lo que oigo me gusta. También lo que veo: el salpicadero está orientado al conductor y ergonómicamente es casi perfecto. Todo lo tienes a la vista y al alcance de la mano. Lo peor en este aspecto es la pantalla multifunción, algo liosa.

Liosa, sí, pero que no me la quiten. Es el paraíso de la información. En marcha, la suspensión es dura y seca incluso en modo confort, pero es el peaje que hay que pagar. Si la pones en R, no abras la boca, porque te morderás la lengua con cualquier bache. Su terreno favorito es la autopista, pero cuidado: una vez pensaba que iba a 120 y... Bueno, podía haber salido en el Telediario. Si cambias a una carretera virada y tienes ganas de juerga, puedes poner el ESP en modo R (desconéctalo solo en circuito), que te permite suficientes movimientos de la tra sera como para creerte Kankkunen contravolanteando. Y es que el GT-R manda la fuerza a las ruedas traseras, aunque puede llegar el 50 por ciento del par a las delanteras. En modo manual las levas de magnesio actúan sobre un cambio contundente, aunque algo lento a la hora de reducir. En todo caso, suficiente para una carretera normal.

En modo automático el Nissan GT-R es relativamente cómodo. Las transiciones se hacen sobre las 1.500-1.800 rpm, y no es raro que vayas en sexta a 50 km/h. Las inserciones se dejan notar y diría que las pri meras marchas son hasta brus cas si no te lo tomas con mucha calma, pero nada comparable al modo R: actívalo, pisa a fondo y notarás lo que es un cambio duro. Si estuvieras en la recta de Hunaudieres (en Le Mans) y tuvieras la sangre fría de aguantar en sexta hasta el corte, sentirías la aceleración más brutal hasta más allá de los 300 km/h.

Valoración

0

El Nissan GT-R es el deportivo que reventó el segmento en 2008. Ahora es más potente... Y vuelve a dejar en evidencia a sus rivales europeos: parecen niños buenos.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.