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Mitsubishi Outlander contra Nissan Qashqai

Juan Antonio Corrales

La moda del cambio automático ha llegado al nuevo Mitsubishi Outlander 2.2 DI-D y al Nissan Qashqai+2 2.0 dCi. Su uso apota comodidad pero, ¿realmente merece la pena pagar el sobreprecio que supone esta opción?

Siete de la mañana. M-30. El atasco de todos los días. Meto primera, freno, vuelvo a meterla. Ahora segunda. Venga, que parece que el asunto va p'alante... Y cuando ya estoy decidido a insertar tercera, otra vez a frenar. Seguro que alguna vez has vivido esta desesperante situación (si no es todos los días) y has pensado: "Cómo me gustaría tener un coche con cambio automático y olvidarme de la dichosa palanquita".

Pues bien, ahora tienes a tu disposición un Mitsubishi Outlander 2.2 DI-D TC-SST y un Nissan Qashqai+2 2.0 dCi automático. Ambos modelos montan un cambio automático, pero con una pequeña puntualización: antes sólo podían hacerlo con motores de gasolina, ahora se combinan con mecánicas diésel. La idea no es otra que aunar practicidad y comodidad con un consumo contenido. Aunque para ello utilizan rutas bien diferentes.

El todocamino de los diamantes asocia a la mecánica turbodiésel de 2,2 litros y 156 CV una transmisión automática de doble embrague similar a la del Mitsubishi Evo. Por supuesto, no te esperes el comportamiento deportivo que posee en este modelo. Para el Outlander, los ingenieros japoneses han tarado la electrónica de manera que en las transiciones prime la suavidad. Y si a este adjetivo hubiera que asociarle una inicial, sería la D. En está posición los cambios son tan suaves que pasan casi desapercibidos.

La transmisión del Qashqai+2, en cambio, utiliza un sistema de convertidor hidráulico de par. Con él, las inserciones son mucho más perceptibles que en el Outlander, y no resultan tan rápidas.

Ahora bien, los dos comparten un mismo problema: las reducciones. Cuando frenas, las marchas no bajan con la rapidez que desearías y deberás hacer un uso intensivo de los frenos, con el desgaste que eso implica. Ambos modelos te ofrecen dos soluciones: la primera es poner el cambio en posición S para llevarlos más altos de vueltas y sujetar el coche con el freno motor. Pero esto supone mayor gasto de combustible. En la segunda alternativa ya interviene el factor humano. La capacidad de anticipación y observación de la situación que tienen los conductores todavía no puede ser igualada por ninguna transmisión automática. Por eso, la mejor opción es poner el cambio en posición manual. En el caso del Qashqai+2, desplazando la palanca hacia la izquierda y moviéndola hacia arriba para subir de marcha y hacia abajo para reducir. La operativa en el caso del Outlander es similar, aunque ofrece un plus de confort, ya que incorpora de serie dos levas de magnesio detrás del volante. Y es en esta posición donde las diferencias se agrandan: la respuesta del cambio del Mitsubishi a las órdenes que le envío desde las levas es netamente mucho más rápida y eficaz.

Queda claro. En sensaciones subjetivas el sistema de doble embrague se impone al de convertidor hidráulico de par. Pero, ¿qué ocurre con las prestaciones? ¿Quién le saca más jugo a los caballos? El Outlander se presenta con 156 CV, 380 Nm de par y un peso de 1.755 kg. El Qashqai ofrece 150 CV, 329 Nm y 1.696 kg. Teniendo en cuenta estos datos, fíjate en el 0 a100 km/h: 10,3 para el Mitsubishi y 11,9 para el Nissan. A pesar de su mayor peso, el Outlander sale como una exhalación y le saca 1,6 s al Nissan. Su kickdown es más eficaz y la pérdida de potencia es mínima . Aunque no hay que echarle todas las flores al cambio. El sistema de tracción 4x4 que poseen ambos modelos permite transmitir todo el par al suelo a través de cuatro ruedas, en lugar de dos. Aunque con siglas diferentes (All Mode 4x4-i en el caso de Nissan y All Wheel Control en el Mitsubishi), los dos funcionan con un embrague multidisco controlado electrónicamente. La tracción integral se conecta girando una ruleta hasta la posición 4WD, y entonces el par se reparte entre las cuatro ruedas, en función de las condiciones del terreno. Además, incorporan una interesante opción: la posición lock, que simula un bloqueo de los dos ejes al 50% a través de la electrónica. El resultado de estos sistemas es similar y la capacidad de tracción depende en último término tanto del peso de los contendientes como, sobre todo, de la adherencia de los neumáticos. En este sentido, los Michelin Latitude Diamaris del Outlander ofrecen algo más de tracción en firmes complicados que los Continental Contipremium Contact, más enfocados al asfalto. Aunque si te fijas en las cotas de ambos modelos, la excursiones fuera de la carretera deben limitarse a pistas no demasiado rotas, si no quieres quedarte atascado con seis personas más en el coche.

Como lo lees. En estos SUV de poco más de 4,5 metros pueden caber hasta siete pasajeros, gracias a su tercera fila de asientos, de serie en ambos modelos. Si quieres que tu hijos viajen más cómodos, la del Qashqai+2 es más confortable, aunque su acceso es, cuanto menos, complicado. En cambio, el Outlander ofrece más facilidad de acceso, pero menos amplitud. Su sistema de plegado requiere algo de pericia y fortaleza física. En el Qashqai, simplemente resulta un juego de niños.

La diferencia de 1.750 euros entre el precio de los dos puede parecerte excesiva... o no. Sobre todo si tienes en cuenta que Mitsubishi incluye en el Outlander un descuento de 3.000 euros. De esta manera y por 32.450 euros ofrece un completo equipamiento en el que destacan los faros bixenón y el equipo de sonido con subwoofer. El Qashqai+ 2, que cuesta 30.700, no puede equipar nada de esto, pero incluye navegador con cámara trasera y techo panorámico.

PUNTACIÓN AUTO BILD 4X4

Mitsubishi Outlander 2.2 DI-D: 532 puntos

Nissan Qashqai+2 2.0 dCi: 526 puntos

CONCLUSIÓN

Está claro que optar por un cambio automático supone dinero extra (1.100 euros en el caso del Qashqai+2 y 1.500 en el Outlander). Si quieres gastártelo, te recomiendo el Mitsu. Su buen hacer se refleja en el apartado de tracción/motor, donde saca una ventaja que el Nissan no recupera ni siquiera con un precio tan competitivo.

Valoración

Nota8

La moda del cambio automático ha llegado al nuevo Mitsubishi Outlander 2.2 DI-D y al Nissan Qashqai+2 2.0 dCi. Su uso apota comodidad pero, ¿realmente merece la pena

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