Prueba del Ford Kuga ST Line X Black Package: un SUV PHEV de aspecto deportivo, etiqueta 0 y amplio equipamiento

La tercera generación del Kuga fue la primera que llegó al segmento de los SUV con una amplia variedad de versiones: diésel, diésel con microhibridación, gasolina, híbrida e híbrida enchufable. Lo hizo en 2019, y eso es bueno, porque como mantiene el refrán, “quien golpea primero, golpea dos veces”. Pero también es desfavorable, porque mientras que la mayoría de sus rivales están más actualizados, el Kuga tiene que lidiar entre tanta competencia con un diseño exterior e interior de hace cuatro años.

Por ese motivo, la división europea lanza la versión de la prueba, el Ford Kuga ST Line X Black Package PHEV. ¡Y por atractivo que no sea!

Exterior e interior

Pero lo cierto es que, por lo menos en su diseño exterior, no se aprecia el paso del tiempo. Aún así, esta edición especial ha sabido sacar la quintaesencia con numerosos elementos pintados en negro, que con el blanco de la carrocería maridan a la perfección.

Las más llamativas son, sin duda, las llantas de aleación de 20 pulgadas bañadas en dicho color. Tampoco pasan desapercibidos el techo, la antena tipo aleta de tiburón, las tomas de refrigeración y el splitter del paragolpes delantero, las carcasas de los retrovisores exteriores y el alerón posterior, todo ello también en negro. Así como las insignias ST-Line y la chapa con el nombre Kuga del portón. Del toque de color se encargan las pinzas de freno de color rojo.

El interior también presenta un aspecto deportivo con los asientos, que tienen buenos soportes laterales y tapizados de polipiel y piel vuelta con costuras rojas. También gracias al volante de cuero perforado en sus extremos y achatado por la parte inferior. Sin olvidar el pedalier de aluminio, que viene de serie en este Ford Kuga ST Line X Black Package de la prueba.

Y es en el puesto de mandos donde más se aprecia que en breve le toca su correspondiente lavado de cara de mitad de ciclo, como pone de manifiesto el ‘head-up’ display, que está formado por una placa de plástico que emerge del salpicadero, o la pantalla del sistema de infoentretenimiento, que es bastante pequeña (8 pulgadas) para lo que estamos últimamente acostumbrados y que cuya resolución se nota que no está a la última en gráficos. 

Lo que sí aprecio es que ofrezca botones físicos para todas las funciones, algo que espero que no desaparezca con el restyling. En cambio, el cuadro de instrumentos, que es digital, es todo lo contrario: grande, con pantalla de 12,3 pulgadas, y con una resolución muy buena. Y todo ello aderezado con bastantes huecos portaobjetos y materiales gomosos en la zona superior y media del salpicadero. 

Respecto al espacio, los pasajeros de las plazas traseras tienen mucho hueco para las piernas y para la cabeza. Con mi 1,78 m son cuatro los dedos que la separan de rozar con el techo, y eso que equipa techo panorámico, que siempre resta.

Por su parte, el maletero cubica 411 litros -64 menos que las versiones sin hibridación-, que no es una mala cifra, pero sí es justa si se compara con sus rivales. Eso sí, me ha gustado que las formas consigan que sea un espacio de carga muy aprovechable y, sobre todo, que la boca sea muy baja, lo que facilita meter bultos.

Motor y prestaciones

Para la prueba del Ford Kuga ST Line X Black Package he elegido el PHEV porque ha sido, por segundo año consecutivo (2021 y 2022), el híbrido enchufable más vendido en todos los mercados europeos. Seguro que se produzca en España, en Almussafes, Valencia, para 142 países ha tenido algo que ver…

El sistema está compuesto por un 2.5 Duratec de 152 CV que trabaja junto con uno eléctrico de 132, con lo que rinde 224 CV. Equipa una batería de iones de litio con una capacidad de 14,4 kWh (útil de 10,6) con la que puede moverse en modo totalmente eléctrico entre 57 y 67 kilómetros.

Sobre el papel, el Ford Kuga PHEV alcanza la velocidad máxima de 200 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 9,2”, que no está mal para un vehículo de 1.844 kg y que cuya aerodinámica no le favorece.  

Comportamiento

El SUV ofrece al conductor la posibilidad de elegir de entre diferentes modos de conducción: ‘Normal’, ‘Eco’, ‘Deportivo’, ‘Resbaldalizo’ y ‘Asistencia en nieve/arena’. A esos se suman cuatro para el funcionamiento eléctrico: ‘Automático’ (híbrido), ‘Carga del VE’ (motor cargando batería), ‘Eléctrico’ y ‘Reserva de eléctrico’. Y por último, el modo 'L', con el que el coche retiene más en marcha para una mayor regeneración.

Si la batería tiene carga, el vehículo suele tirar de la energía eléctrica para moverse, con lo que el consumo medio obtenido ha sido de 4,5 l/100 km, y eso que he ido mucho tiempo con el motor de combustión. Además, aunque elijas un modo totalmente eléctrico o de recarga, si necesita la energía, puede hacer trabajar al de gasolina si ello fuera necesario.

Como se trata de la versión ST-Line, la suspensión tiene un tarado más deportivo que las otras versiones. Se le ven buenas maneras en curva, como Ford que es, pero los neumáticos de la unidad de pruebas no acompañan. Y aunque tenga madera de deportivo, la suspensión filtra bastante bien las irregularidades de la calzada.

Lo que no me ha gustado demasiado es que cuando pisas un poco más de lo normal el pedal del acelerador, el sonido del variador continuo se hace evidente.

Precio

El de la prueba, el Ford Kuga ST Line X Black Package, tiene un precio de partida de 48.680 euros (sin descuentos) y, además de la tan codiciada etiqueta 0 de la DGT, también trae un equipamiento de serie muy completo que incluye, entre otros elementos: portón automático, grupos ópticos LED, tubo de escape doble, luces y limpias automáticos, cámara de visión trasera, sensores de aparcamiento, control de crucero con limitador de velocidad, equipo de sonido B&O, llantas de 20”, cuadro de instrumentos digital de 12,3”, asistente de mantenimiento de carril y climatizador automático bizona.