El Ford Fiesta eWheelDrive: el Fiesta eléctrico

Debo reconocerlo: algunas de los cosas que me mostraron, hace unos meses, en la jornada de futuras tecnologías de Ford me pillaron por sorpresa. Sobre todo, el Ford Fiesta eWheelDrive, el primer prototipo que contemplo –y conduzco- de coche eléctrico que emplea ruedas motrices.

Junto a los Ford Fusion Hybrid, S-Max Hybrid y Focus Electric que estaban disponibles para dar vueltas por el circuito, un poco desmarcado, había un Ford Fiesta que, inequívocamente, llevaba la palabra eWheelDrive estampada en la puerta. Ni me lo pensé, porque desde que hace unos años Michelin presentó su versión de rueda con motor eléctrico incorporado, poco, muy poco había vuelto a saber de este invento que parece una revolución.

La idea es tan sencilla como genial: meter el motor eléctrico, con su sistema de refrigeración incluido, dentro de las ruedas y así ganar el máximo espacio posible para el vehículo. De hecho, si preguntas a mi compañero Luis Guisado, te dirá que un invento así es cualquier cosa menos innovador, ya que nada menos que en 1900, Jakob Lohner y Ferdinand Porsche decidieron someter estas solución en el ‘Semper Vivus’. En el caso del Ford eWheelDrive, este prototipo lleva las dos ruedas motrices situadas en el eje posterior, cada una con unos 60 CV de potencia, y debajo del capó están alojadas las baterías.

Es necesario decir que Ford no emplea aquí la tecnología de Michelín, sino que las ruedas motrices han sido desarrolladas por Schaeffler. Lo primero que noto al arrancar es el importante zumbido que procede de la zaga. “Tenga en cuenta que se trata del primer prototipo, no lo hemos hecho pensando en el confort acústico”, me indica el ingeniero que va a mi lado. Mientras maniobro para salir a la zona de pruebas, me llama la atención el exageradamente bajo radio de giro.

El eWheelDrive podría girar sus ruedas delanteras 90 grados

“Es uno de los mayores beneficios que puede aportar el eWheelDrive, ya que no necesita estar acoplado a un eje de transmisión. De hecho, sería posible configurar este vehículo par que las ruedas girasen 90 grados y así poder aparcar en línea sin maniobras”, me asegura mi compañero con la seguridad de que va a despertar mi interés.

Por la sinuosa pista recién asfaltada que simula una carretera rural noto que la dinámica de este coche es extraña, con todo el par atrás y tanto peso delante, sospecho que solo tendría que torcer un poco de más el volante y pisar el acelerador a la mitad para que empecemos a dar vueltas como una peonza.

Eso sí, al acelerar a fondo en recta el morro ni se levanta y eso que el par motor supera al de cualquier versión del Fiesta, salvo el ST. Al entrar girando por un camino adoquinado, el Ford Fiesta eWheelDrive parece tender a sobrevirar, pero la rueda del interior –me dice mi acompañante- puede girar a menor velocidad para evitarlo, tampoco noto un traqueteo exagerado en el eje trasero como esperaba. Está claro que hay varios motivos por los que a la rueda motriz le queda algo de desarrollo por delante: al tener mayor peso, debe mejorarse mucho la estabilidad a altas velocidades y minimizar vibraciones y la sonoridad.

Además, tendrán que optimizarse también la suspensión y el rendimiento de los frenos. Eso sí, la recuperación energética de la frenada sería mucho mejor que ahora al no llevar conexiones. Por no hablar de los beneficios que aportarían al vehículo que mejor se adaptaría a la tecnología eWheelDrive: los microurbanos eléctricos.

Si tienes el motor en las ruedas y la batería distribuida por todo el suelo del vehículo, no solo dispondrás de un coche con un centro de gravedad tan bajo como el del un deportivo de altas prestaciones, sino que podrás dedicar toda la carrocería a hacer el habitáculo lo más grande y cómodo posible.