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¡Por fin! Prueba del nuevo BMW Z4

Prueba BMW Z4 2019
Vuelve a la esencia

En esta prueba del nuevo BMW Z4 2019 tengo que admitir que he vuelto la vista atrás, exactamente a 2009, que es cuando el primer BMW Z4 dejó de venderse. Este modelo tuvo la dura labor de sustituir a un modelo que se había ganado el corazón de los amantes de los cabrios gracias a una configuración roadster clásica: propulsión, ligereza y capota de lona.

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En 2009, sin embargo, BMW dio un paso adelante. Eran tiempos en los que parecía que el futuro de los descapotables pasaba por utilizar techos rígidos: piensa en el Mercedes SLK de esa época, por ejemplo. O los generalistas como el Peugeot 308 CC. Esta solución aumentaba el confort acústico y climático, aumentaba la rigidez... Pero también el peso y el dinero. Bueno, sí bajaba algo: el índice de deseabilidad.

Sin embargo, la prueba de un BMW Z4 siempre ha sido algo bueno: con el techo descubierto, el roadster de BMW siempre ha sido una gozada, ya que al menos ha mantenido ese feeling a coche que te entiende... y al que entiendes.

Prueba BMW Z4 2019

Eso ocurre en el nuevo BMW Z4 2019. Seguro que no se te ha olvidado que comparte genes con el nuevo Toyota Supra, aunque luego cada uno ha seguido su camino. Me monto en el interior con el ojo acusador intentando encontrar algún detalle que delate esa colaboración. Quizá un salpicadero de aire japonés, como ocurre con otro roadster 'trasplantado', el Fiat 124 Spider. Nada. 

Prueba: el nuevo BMW Z4 M40i

Nada más iniciar la prueba del nuevo Z4 me siento involucrado en la conducción. El tacto de la dirección, la firmeza de las suspensiones... Todo me hace avivar el apetito por pisar el acelerador. ¡Y aún no he salido del aparcamiento del hotel! Aprovecho que voy a menos de 50 km/h para quitar la capota de lona. Un toque al botón y en un momento estoy con el flequillo despeinado: exactamente 10 segundos.

Me siento tan cómodo y me noto tan conectado a él, que estoy tentado de desactivar el control de estabilidad para incorporarme a la desierta carretera un poco de lado. Descarto esa opción: no hay necesidad de protagonizar una escena de terror: "Hola, que es que he enroscado el BMW Z4 en menos de dos kilómetros".

Lo que no perdono es el modo Sport Plus. Qué demonios. Estoy por los alrededores de Lisboa con un descapotable de 360 CV, hace una preciosa mañana de otoño y una temperatura ideal. La vida a veces te puede sonreír. Mucho.

Tres motores del nuevo Z4. Conduzco el más potente

El motor que utiliza el M40i es un seis cilindros de 340 CV. Pero eso no es lo que más me gusta. Tampoco su gran elasticidad, ni siquiera lo bien que trabaja la caja de cambios ZF de ocho velocidades. Me gusta cómo suena. Es cierto que al ser un motor con turbo el sonido se queda en las entrañas y lo que escuchas es en realidad el fino trabajo de unos ingenieros, pero me da igual: los túneles se convierten en una delicia, y también las reducciones.

Para poder disfrutar a tope la prueba del BMW Z4, la gente de la marca me mandó a recorrer la costa por la parte norte de Lisboa... para después meterme de lleno en una de las carreteras más bonitas que he visto en mucho tiempo. Si me preguntas... bueno, te diré que estaba demasiado concentrado en seguir las instrucciones del navegador (de gráficos un tanto imprecisos y funcionamiento lento; quiero pensar que aún le quedan algunos puntos por afinar) para llegar a la cita con los fotógrafos de la marca, así que no tengo ni la menor idea de hacia dónde me mandaron.

Vídeo: BMW Z4 2019

Sí te puedo decir que el reparto perfecto de pesos, 50% en cada eje, se hace notar: tendría que rebuscar en mis pensamientos para encontrar un coche tan equilibrado. Es rápido, a veces furioso, pero siempre encuentro cierta dulzura. Siempre no, en realidad. Pisa el acelerador a fondo al salir de una curva y verás como el eje trasero quiere marcar su camino al delantero. En este sentido creo que está un par de milímetros más abajo que el Porsche 718 Boxster GTS (365 CV) en el apartado de deportividad pura, y otro par por encima en cuanto a confort.

El BMW Z4 M40i es un integrante de la familia M Performance como puede ser el M850i, por ahora el más potente de los BMW Serie 8. No es un Z4 M, pero casi. Eso significa que cuenta con un diferencial mecánico controlado electrónicamente, suspensión M adaptativa y unos potentes e inagotables frenos que podrás diferenciar de los normales porque las pinzas están pintadas en azul.

Tras un par de horas de más que agradable ruta, la prueba del nuevo BMW Z4 se acerca a su fin. Me quedaría otro días más conduciendo sin más, por el puro placer de conducir. Es más, aunque el M40i parece EL modelo de Z4 que hay que tener, estoy deseando conducir las versiones menos potentes: Z4 30i (258 CV) y, sobre todo, el Z4 20i con 197. ¿Sabes qué? En lo que va de año, creo que no hay ningún coche que me haya dicho tantas cosas como este. Y se resume en una sola palabra escrita en mayúsculas: ROADSTER.

Valoración

Nota8

La prueba del BMW Z4 es la de un roadster deportivo con mucho feeling. No solo la información y los datos técnicos lo aseguran. También las sensaciones al volante.

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