Logo Autobild.es

BMW Serie 4 Cabrio: probamos el 420i

Con capota de lona por primera vez

Una de las cosas que más me gustan del BMW Serie 4 Cabrio de esta prueba es que de nuevo recibe una capota de lona. Como apasionado de los descapotables y orgulloso poseedor de uno, siempre he pensado que las ventajas que tiene el techo duro retráctil con respecto a la capota de lona no son suficientes como para superar las que tiene el no utilizarlo.

Más allá de complicar la vida a los propietarios de estos coches cuando pase el tiempo, de encarecer el precio del seguro y de convertir un golpe mal dado por detrás en un drama titulado "Siniestro Total" si llevas a capota recogida, también añaden peso al conjunto.

Esta segunda generación de Serie 4 Cabrio retoma la capota de lona, una tradición que terminó con la desaparición del BMW Serie 3 E46. Y lo hace a lo grande: no solo por diseño, sino porque sus prestaciones en cuanto a sonoridad y aislamiento térmico son realmente buenas.

Pero a mí lo que me gusta es que se me ponga morena la coronilla, así que presiono el botón que acciona el sistema eléctrico que retira la capota en 18 segundos y hasta 50 km/h.

El resultado es una silueta muy estilizada que mejora al Serie 4 Coupé en algunos aspectos, ya que la carrocería recibe refuerzos para evitar que se retuerza por la ausencia de techo. Eso significa básicamente que es más rígida, aunque los ingenieros han ido más allá: el ancho de vía es mayor que en el modelo anterior (+28 mm en la parte delantera y +18 mm en la parte trasera), las ruedas delanteras tienen más caída negativa que antes y las suspensiones y los frenos son específicos.

El motor del Serie 4 de esta prueba

La gama está compuesta por el fabuloso M440i de 374 CV y Mild Hybrid, el 430i con 258 CV y el 420d, también con sistema Mild Hybrid de 48 voltios. Pero yo voy a probar el BMW 420i Cabrio. Y, aunque parezca mentira, estoy más que contento: el acceso a gama ya es suficientemente atractivo y, si quieres ir y venir con estilo, probablemente no necesites más de lo que sus 184 CV te ofrecen.

El motor del 420i Cabrio es un cuatro cilindros turbo de 1.998 cc con esos 184 CV que llegan entre 5.000 y 6.500 rpm y un par de 300 Nm desde las 1.350 hasta las 4.000 rpm. Es suavecito y funciona de maravilla: apenas se nota la entrada del turbo, empuja desde muy abajo y estira con ganas en la zona de la potencia máxima. Aunque, si te soy sincero, no creo que lo hagas demasiado: el sonido en la zona alta te sugiere que este BMW no está demasiado cómodo ahí.

En todo caso, pienso que un BMW 420i Cabrio es un coche con el que puedes ir rápido, mucho de hecho, pero que una carretera de montaña con el cuchillo entre los dientes no es lo suyo. Al volante te darás cuenta de que prefiere movimientos fluidos para sacar provecho de un reparto de pesos que ronda el 50:50 y un set-up del chasis sencillamente brutal.

Si te despistas y entras en una curva un poco más rápido de lo normal, verás que el eje delantero manda con mano de hierro y el trasero le sigue obediente. El modelo que yo probaba montaba la dirección deportiva variable, muy rápida y precisa, y la suspensión M Sport junto a unas llantas de 18 pulgadas y unos Cinturato P7 de 225-40/255-40.

A pesar de lo que pueda parecer por la combinación, lo cierto es que no es incómodo: es suave en compresión, las ruedas no vuelven a su sitio de manera abrupta y además evita los cabeceos y balanceos de un conjunto que como poco pesará 1.690 kilos.

En lo que respecta a los frenos del 420i, en un tramo en el que subí el ritmo mantuvieron el tipo, aunque es cierto que por tacto y rendimiento, no han nacido para el trato duro con el que sí pueden estar cómodos los frenos M Sport (son opcionales y puede llevar las pinzas en rojo o azul).

Interior del 420i Cabrio: sube el nivel

En cuanto a la vida a bordo, qué puedo decir: los asientos son sencillamente espectaculares (son opcionales y aunque no tengo precios aún, seguro que le dolerán al bolsillo) y el diseño del salpicadero mantiene las cosas donde deben estar: la pantalla central puede ser de 12,3 pulgadas y está ubicada a la altura de la vista.

Una de las cosas que más me han gustado durante la prueba de este BMW Serie 4 Cabrio es que el manejo, aunque puede ser táctil, también se hace por medio del típico mando giratorio de BMW: fácil, rápido e intuitivo. También puedes manejar parte del sistema de infotainment por medio de los infinitos botones del volante o con el control por voz. Yo, que soy un clásico, prefiero utilizar los mandos físicos, como manda la tradición...

El BMW Serie 4 Cabrio se diferencia del BMW Serie 4 Coupé (no me vale que digas que por la capota) por algunos detalles específicos. Por ejemplo, se puede instalar calefacción de cuello para que en los días frescos tengas el cuello a una temperatura adecuada. Además, puede instalar elementos como los faros láser y el sistema operativo del sistema es el 7.0 que aparte de compatibilidad con Car Play y Android Auto, también lo es con Alexa.

Para terminar con la prueba de este BMW 420i Cabrio, quizá te preuntes por su precio. La verdad es que barato, lo que se dice barato, no es: 57.300 euros es una cifra como para pensárselo. Pero también es cierto que es unos 3.000 euros más barato que un Mercedes C200 Cabrio (60.154 euros, 184 CV, mild hybrid, 9G-Tronic) y está en la línea del Audi A5 Cabrio 40 TFSI S-Tronic (58.350 euros; 204 CV, mild hybrid, y S-Tronic de siete velocidades).

Valoración

Nota8

Hemos probado el BMW Serie 4 Cabrio 2021, con su capota de lona y el motor 2.0 de 184 CV. El 420i es el escalón de acceso, pero probablemente tengas suficiente...

Lo mejor

Calidad de rodadura, suspensión M Sport muy bien calibrada y cómoda, aislamiento de la capota de lona

Lo peor

Motor y caja tardan en reaccionar al salir desde bajas vueltas, visibilidad trasea con la capota

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.