Prueba Audi SQ2: diversión asegurada

Parecía que la marca de los aroas se había olvidado un poco de su SUV urbano por excelencia, que apareció allá por el año 2016, justo dos años antes de que lo hiciera la versión más potente: el Audi SQ2. Existir, sigue existiendo y doy fe de ello, porque me lo he pasado en grande durante toda una semana. 

El último lavado de cara ha traído consigo una parrilla octogonal de un solo marco, faros LED y una estampa que da a entender que bajo el capó ofrece un extra de picante. El interior no ha cambiado tampoco mucho y conserva la interfaz multimedia de la anterior generación (la pantalla de 8,3" no es táctil). 

Eso sí, permanece fiel a su ADN en cuanto a la alta calidad de materiales y buenos ajustes. Todo se maneja de forma muy sencilla y no le falta equipamiento de serie, con una conectividad mejorada y nuevos asistentes.

Cuando analizo el apartado del espacio, el pequeño de Ingolstadt no se cubre necesariamente de gloria, pero cumple bien en la fila trasera (salvo en la plaza central). El hecho de que el maletero no pase de un máximo de 1.000 litros (con los asientos traseros plegados se debe, en gran parte, a que emplea una plataforma más antigua (la MQB en vez la MQB Evo).

Pocos cambios bajo el capó

Bajo el capó hay pocas innovaciones, ya que todo permanece prácticamente igual a como nació en 2018. ¡Y no es mala noticia! Hay ligeros ajustes, pero en la práctica se mantienen los 300 CV y 400 Nm de par de un cuatro cilindros de dos litros archiconocido. Se asocia a la tracción total quattro y a un cambio DSG de siete relaciones que funciona muy bien. 

La combinación de todos estos elementos trae consigo mucha diversión al volante: el SQ2 rueda siempre muy despierto y enseguida se anima cuando hundes el pie derecho, con una dirección que se vuelve más firme y te ayuda a encontrar la trazada ideal en una carretera de curvas fuera de la ciudad.

Para ser un SUV tan pequeño, lo cierto es que tiene un comportamiento muy aplomado y deportivo: pasa de 0 a 100 en solo 5,2 segundos y se pone a 200 en unos respetables 19,6 sg. Para sacar la quintaesencia te recomiendo que cambies al modo Dynamic, que lo vuelve más eficaz y le da un rodar más intenso.

El chasis deportivo rebajado en 20 milímetros aporta más rigidez, pero no llega a ser incómodo. Y en cuanto a los frenos, su mordiente es el que esperas y las distancias de frenado son más que convincentes. Es la guinda a un SUV urbano con unas clarísimas dotes atléticas y un público selecto que sabe lo que quiere al volante.

La opinión del redactor

No es el Audi más avanzado y tampoco el más eficiente. Sin embargo, entre los pocos SUV deportivos que hay de su tamaño, el SQ2 es uno de los que mejores sensaciones transmite. Su motor es una delicia y el chasis es tan bueno que sujeta bien las inercias sin ser incómodo.