Prueba Audi SQ8 TDI quattro: por ahí viene el jefe

Algunas cosas no requieren explicaciones. ¿Tienes un chalet en Ibiza? Está claro que eres rico. Con el Audi SQ8 sucede algo similar: este SUV coupé es un símbolo de estatus social y su creador, Marc Lichte (el diseñador jefe de Audi), ha logrado con él una fórmula estética muy equilibrada.

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Sí, el Audi Q8 desprende poderío, pero frente a su competencia directa, el BMW X6 o el Mercedes GLE Coupé, el Audi es diferente, porque resulta más sutil. Tal vez, a excepción de las llantas doradas opcionales que monta esta unidad de pruebas, que nos han ruborizado por la cantidad de miradas que hemos atraído por el centro de la ciudad. Es una cuestión de gustos, pero nosotros pensamos que el diseño de la carrocería del SQ8 no necesita elementos tan llamativos.

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Pero vayamos a los hechos concretos, porque aquí los aspectos subjetivos no entran en juego. Empecemos con el motor. Como bien sabes, el S4 y el S6 recurren a un bloque V6 diésel que ofrece poca contundencia al iniciar la marcha y que, además, tiene un sonido algo triste. Así que esperábamos que este SUV levantara más pasiones.

Pero resulta que también es un TDI, pero con una cilindrada de 4,0 litros y dos turbocompresores con los que consigue 435 CV de potencia y una sonrisa en la cara del conductor cada vez que pisa el pedal del acelerador a fondo.

El SQ8 provoca una tensión muscular en el cuello de los pasajeros, a los que, por lo general, pillará desprevenidos. En cifras: 4,8 segundos para pasar de 0 a 100 (tan exactamente rápido como promete la ficha técnica). Además, este gigante de 2.471 kilos alcanza los 200 km/h en poco más de 20 s. Con estos datos... ¿quién necesita más?

Quizás aquellos que busquen un coche más ágil y, sobre todo, ir sentados a menos distancia del suelo. Porque, sinceramente, el Q8 no es deportivo al 100%, aunque lleve el apellido 'S'. Y es que, una longitud de cinco metros, un ancho de 2,19 m (incluidos los espejos exteriores) y un peso en vacío de 2,5 toneladas no resultan los ingredientes ideales para el dinamismo. A pesar de todo, Audi ha hecho un esfuerzo para no sólo ofrecer una línea dinámica en la carrocería del SQ8, sino que también se traslade al asfalto. La tecnología del chasis lucha contra las enormes fuerzas centrífugas y mantiene el rumbo de este barco. El sistema de frenos cerámicos con discos de 440 milímetros de diámetro muerde con rabia y es capaz de detener este SUV en menos de 36 metros desde 100 km/h. Así que, los músculos del cuello se te ponen de nuevo muy tensos.

Pero también puede ser dócil y cuidadoso con sus ocupantes, ya que el SQ8 filtra las irregularidades  mejor que otros SUV con llantas mucho más pequeñas que las de 20 pulgadas de nuestra unidad de pruebas. El V8 también puede sonar de una forma armoniosa, suavemente (algo muy atípico en los motores diesel), en lugar de aullar como un lobo. Además de circular a una velocidad muy elevada por una autovía alemana sin límite de velocidad con pleno confort.

Pero todo esto tiene un coste, como probablemente hayas adivinado. El precio inicial del SQ8 TDI quattro es de 122.826 euros y la unidad de pruebas que aparece en estas páginas supera los 144.000. Por otro lado, el consumo real en carretera, realizando una conducción deportiva es de 15,7 l/100 km. Sí, es un dato muy elevado, pero estamos seguros de que no le importará al posible comprador de este coche.

¿El SQ8 es un coche que se ajusta a la época en la que vivimos? En un momento en el que los diésel y los SUV gigantes ya no están bien vistos en algunos sectores, simplemente, hay cosas que no se tienen que explicar con la razón, pero deben estar ahí por el corazón...

Mi opinión

¿Un SUV coupé? ¿Un modelo 'S' de Audi con motor un TDI? El SQ8 rompe con todos los estereotipos. Pese a todo (o tal vez por eso) es un coche redondo, si no fuera por su alto precio e imagen demasiado excéntrica.

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