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Repite conmigo: “¡Nihao!”; y esto no es un cuento chino

Coche chino

¡Hola! Esta ha sido mi semana.

Hace exactamente 10 años tuve la oportunidad de conocer el nacimiento de una nueva marca con sede en Shanghai (China): Qoros. Estamos hablando del año 2013, por lo que pensar en coches eléctricos en España por aquel entonces era casi un ejercicio de ciencia ficción.

Y es que Qoros no nacía como marca eléctrica, sino de modelos con motores de combustión interna. A golpe de talonario se había llevado al CEO de Volkswagen América, a un directivo de McKinsey para liderar la estrategia de marketing, al jefe de ingeniería de motores de BMW para la parte mecánica, a un responsable del apartado de seguridad de Saab… 

Le pregunté precisamente al responsable de la estrategia qué objetivos se habían propuesto para conquistar Europa, y la respuesta me dejó ojiplático: “La prioridad número 1 es China, la número 2 es China y la número 3 es China”. 

Prueba: Qoros 3 Hatch. China se pone seria.

Y volví al ataque: ¿y entonces por qué dar a conocer la marca entre medios europeos y anunciar aterrizaje en Europa? “Porque estar en Europa da prestigio de cara a vender nuestros coches en China”. 

Hay que tener en cuenta que hace una década los fabricantes de automóviles occidentales, especialmente los europeos, dominaban a placer el enorme mercado chino, en el que competían más de 100 marcas, más de la mitad de ellas locales. Europa era sinónimo de saber-hacer, de experiencia, tradición… y, sobre todo, calidad y fiabilidad.

 

Sea como fuere, la anécdota de Qoros viene a cuento de cómo han cambiado las tornas. Y mucho. Basta con ver cómo el mercado del automóvil español se está llenando de marcas chinas. ¿Eso es bueno o es malo? Pues depende. Cuanta más competencia, mejor para el consumidor. Si abrimos la foto y pensamos en nuestra industria, pinta mal. 

 Ahora bien, pensar que marcas como Aiways, BYD, MG, Lynk & Co o DFSK han aterrizado en Europa para ganar prestigio en su país de origen es un error mayúsculo.

No, las marcas chinas que ya han aterrizado y las que están por venir tienen un objetivo claro: conquistar Europa, Estados Unidos… y el mundo entero. Puede parecer un mensaje apocalíptico, pero lo cierto es que de un tiempo a esta parte se empieza a apreciar una lenta pero continuada caída en la influencia –o más bien predominio– de las marcas de automóviles europeas en el gigante asiático. 

En román paladino: las marcas chinas se están imponiendo, es decir, venden más que las marcas europeas. Y eso es un hito histórico.

¿Alguno se ha preguntado por qué el motor de Europa, es decir, Alemania, está en recesión técnica? Entre otros motivos, porque es un país con una economía que depende mucho de las exportaciones y de sus intereses en China. 

Y en China no les está yendo bien a las marcas alemanas. Ahora se habla del de-risking, es decir, minimizar los riesgos por intereses en China, a base de desinvertir para reducir la dependencia del mercado chino.

Europa se está replanteando su estrategia en China, repliega velas lenta pero inexorablemente, y mientras el gigante asiático ha iniciado su conquista del mundo. “¡Exagerado!”, me dicen mis amigos. 

Ahí va un dato al que añadir la larga lista que he contado en otras ocasiones (control de materias primas y baterías; enclaves estratégicos en puertos marítimos de aguas profundas; plan quinquenal ‘Made in China’; tenedores de deuda soberana a nivel mundial; participación accionarial en Volvo, Lotus, Aston Martin, Mercedes, la unidad de motores Horse ...): Belt and Road Initiative (BRI).

¿Lo qué? Se trata de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, un proyecto impulsado por el Gobierno chino hace una década exactamente –y que finalizará en 2049, cuando se cumpla el centenario de la fundación de la República Popular China–, que pretende recuperar la Ruta de la Seda.

El objetivo del BRI es el siguiente: "construir un gran mercado unificado y hacer un uso completo de los mercados nacionales e internacionales, a través del intercambio cultural y la integración, para mejorar el entendimiento mutuo y la confianza de los estados miembros, lo que resulta en un patrón innovador de entradas de capital, reservas de talento y bases de datos de tecnología". 

Muy romántico el lenguaje empleado, pero lo que subyace es abrir una puerta terrestre para abrirse al mundo… aún más. 

Pues bien, como éramos pocos, parió la abuela: resulta que se avecinan dos crisis de escasez: cobre (donde hay electricidad, tiene que haber cobre) y baterías para coches eléctricos. 

baterias litio

Esto último lo leo en Business Insider, y parece que esta escasez toma el testigo de la crisis de falta de semiconductores.

Uno de los primeros países en padecer esta escasez es, precisamente, el líder mundial en ventas de coches eléctricos… ¡Correcto: China! Y si el gigante asiático comienza a constiparse, más vale que en Europa vayamos comprando analgésicos.

Querido lector, repite conmigo: ¡Nihao! (hola en chino).

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

Etiquetas: Opinión

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