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Viejas leyendas: Citroën GS Palas

Citroën GS Palas
Democratizando el lujo.

El Citroën GS Palas (fuera de nuestras fronteras conocido como Pallas) fue un hito para la marca francesa en los años 70. Dentro de un gama excesivamente polarizada que proponía como opuestos un 2CV pensado para todos los bolsillos y un lujoso DS para los más pudientes, el GS se colocó como un término medio que tiraba más hacia el lado de la calidad, sobre todo con su variante Pallas, la más equipada.

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Su diseño era bastante vistoso, aunque no llegase a las cotas del DS: carrocería de cinco puertas (el portón trasero muy amplio para facilitar el acceso al maletero), largo capó, una caída del techo suave, ruedas traseras carenadas, un frontal bastante llamativo gracias al combo formado por la ancha parrilla y los voluminosos faros y, en resumidas cuentas, un perfil aerodinámico muy conseguido que le permitía tener buenas prestaciones a pesar de una gama mecánica que pecaba de quedarse algo corta.

Suspensión hidroneumática

Aunque entrase por los ojos, lo que realmente le convirtió en un éxito fue que acercó una tecnología y un “lujo” a un público bastante más amplio. El mejor ejemplo de ello fue su suspensión hidroneumática, heredada directamente del DS. Ésta era completamente independiente y utilizaba gas para regularse a cuatro alturas diferentes, lo que hacía del GS un modelo muy versátil que podía afrontar sin problemas casi todo tipo de terreno.

Pero no era el único detalle que destacaba a este respecto: la configuración del cuadro de instrumentos era bastante peculiar, la radio se situaba, de forma vertical, entre los asientos delanteros; y el sistema de frenos estaba formado por cuatro discos, de 270 mm delante y de 178 mm detrás, y contaba con ABS.

Lógicamente la dotación de serie del Citroën variaba entre los distintos acabados, que en principio eran solo tres: Special, Club y Citroën GS Palas, situándose este como el más lujoso gracias a un interior específico y más destalles cromados; y a los que más tarde se sumarían las variantes deportivas, denominadas como X1, X2 y X3.

No serían solo los niveles de equipamiento los que ofrecieran variedad en la gama del modelo, también contó a lo largo de su historia con diversos tipos de carrocería. La fastback fue la original, con la larga caída trasera y que más delante sería sustituida por el GSA tipo hatchback. Presentaba un gran portón trasero que daba acceso a un maletero de 485 litros muy aprovechable. En el 72 se le uniría Break, de tipo familiar, más cuadrada y con una zaga estilo ranchera que estaba disponible en tres y cinco puertas.

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Solo queda por recordar su oferta mecánica, seguramente su aspecto menos destacado por su escasa potencia, algo que habría lastrado enormemente al Citroën GS Palas de no haber sido por su cuidada aerodinámica (el parabrisas delantero estaba inclinado 40 grados y la altura era de solo 1.350 mm). Durante su vida se fueron agregando y eliminando motores, pero todos ellos eran bóxer de aluminio y cuatro cilindros, que iban del litro a los 1,3 litros de cilindrada, arrancando el menos potente en 55 CV y llegando el mayor hasta los 71 CV. Además, todos iban unidos a un cambio manual de cuatro marchas.

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