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Skyactiv-X: así funciona el revolucionario motor de Mazda

En este monitor del Mazda 3 se muestra cuándo está funcionando la tecnología SPCCI del motor Skyactiv-X.
Aún hay recorrido de mejora para los motores de combustión interna, como demuestra Mazda

¿Skyactiv-X? No, no es ninguna película de ciencia ficción, pero sí es una revolución y parece de ciencia ficción. Cuando parecía que los motores de combustión interna tenían los días contados –o eso desean algunos–, y cuando parece que ya sólo existe futuro para los motores eléctricos, llegan los ingenieros de Mazda y le dan una vuelta de tuerca al motor de combustión, en este caso, de gasolina, y demuestran cómo aún margen de mejora y optimización para las mecánicas térmicas.

No estoy descubriendo nada si afirmo que los motores diésel –en especial los que cumplen con la normativa Euro 6d– son más eficientes y, por tanto, más limpios que los de gasolina. Los motores diésel tienen mayor poder calorífico, lo que redunda en poder generar más calor con menos combustible, lo que implica menos emisiones de CO2. En este gráfico se muestra la hoja de ruta elaborada por los ingenieros de Mazda en cuanto a la combustión ideal:

Hoja de ruta hacia la combustión ideal, según Mazda.
Hoja de ruta hacia la combustión ideal, según Mazda.

Efectivamente, la zona anaranjada pone de manifiesto que el talón de Aquiles de los motores de gasolina es su menor capacidad térmica. Pues bien, los ingenieros de Mazda han combinado el encendido por bujía de las mecánicas de gasolina con el encendido por compresión de los diésel.

Para ello el Skyactiv-X utiliza la tecnología por compresión controlada por chispa SPCCI (Spark Controlled Compression Ignition), con la que el motor alterna combustión convencional y el encendido por compresión. En el modo SPCCI, se crean en la cámara de combustión dos zonas de mezcla aire-combustible diferenciadas.

Así, durante el tiempo de admisión, la cámara se llena con una mezcla muy pobre, y seguidamente, durante el tiempo de compresión se inyecta una zona de combustible pulverizado junto a la bujía, generando un núcleo enriquecido. Al producirse la chispa, se enciende la zona enriquecida, aumenta la presión en la cámara de combustión, lo que a su vez provoca la combustión rápida de la mezcla pobre.

En este gráfico se muestra la combustión que se logra con mezcla pobre del motor Skyactiv-X.
En este gráfico se muestra la combustión que se logra con mezcla pobre del motor Skyactiv-X.

Esta revolucionaria tecnología permite que haya mucha elasticidad a alto régimen, y la mismo tiempo un bajo consumo. Todo ello redunda en una conducción suave y directa y, sobre todo, un consumo real optimizado, pues el sistema SPCCI funciona la mayor parte del tiempo en modo eficiente –salvo en el arranque en frío (aquí se apoya en el módulo eléctrico, de ahí que sea mild-hybrid y tenga etiqueta Eco), fases iniciales de calentamiento y aceleraciones fuertes, en las que el motor pasa a modo normal–, lo que se traduce en un bajo consumo y, con ello, una consiguiente reducción de emisiones de CO2 y NOx.

Prueba del Mazda 3 Skyactiv-X

Es hora de probar la tecnología Skyactiv-X. Por ahora está disponible en el Mazda CX-30 y en el Mazda 3. En esta ocasión voy a probar el motor Skyactiv-X 2.0 litros y 180 CV en el Mazda 3, uno de los coches más bonitos de los últimos tiempos, por cierto (en mi humilde opinión).

Mazda 3, equipado con el motor Skyactiv-X.
Mazda 3, equipado con el motor Skyactiv-X.

Me monto en el Mazda 3 y fiel al estilo de Jinba-Ittai de la marca –vínculo entre jinete y caballo–, encuentro al momento la postura ideal. La prueba se realiza en Sofía (Bulgaria), donde jarrea como si no hubiera un mañana y donde el asfalto, de pésimo drenaje y peor agarre, le da el toque de morbo a la experiencia.

Arranco y la suavidad es lo que más llama la atención. El Mazda 3 es fácil de conducir, y su chasis es muy ágil. Al circular por ciudad, con enormes atascos y yendo a bajo régimen, la verdad es que el motor Skyactiv-X demuestra lo que promete: es suave, sumamente suave, y asociado al cambio manual de 6 velocidades, aunque mejor. A través del monitor del sistema de infotainment veo que el sistema SPCCI está activado.

En este monitor del Mazda 3 se muestra cuándo está funcionando la tecnología SPCCI del motor Skyactiv-X.
En este monitor del Mazda 3 se muestra cuándo está funcionando la tecnología SPCCI del motor Skyactiv-X.

Tras salir de la ciudad, y ya en carretera sinuosa, el Mazda 3 pone de manifiesto el excelente chasis con el que cuenta, pero el motor Skyactiv-X me deja un poco frío cuando le pido más marcha. Responde con brío al subir de vueltas, pero a partir de 4.000-4.500 vueltas da la sensación de quedarse plano. Y, caramba, estamos hablando de un motor de ¡180 CV! Ahí echo de menos el turbo...

Transmite muy poco en la hora de rock&roll, sí, pero al observar los consumos tras una ruta de 190 km por carretera de montaña y varios adelantamientos a camiones en los que le exigí todo y más, el gasto medio se quedó en unos interesantes 6,9 litros.
José María Terol, CEO de Mazda España y Portugal, define el motor Skyactiv-X como "un motor para un conductor normal que hace un uso normal", que no es ninguna tontería habida cuenta los tiempos que corren. Y encima, con un consumo optimizado.

Mazda siempre ha buscado su camino y ha huido del mainstream, como, por ejemplo, con los motores Skyactiv gasolina y diésel y su rightsizing, cuando el resto apostaba por el downsizing. Ahora que todo el mundo se ha puesto las pilas con la electrificación –Mazda presentará su primer coche eléctrico puro en el Salón de Tokio 2019 el próximo mes de octubre–, ahora presenta el Skyactiv-X, que aunque no apasiona, sí resulta más eficiente. ¡Bien hecho!

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