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Comparativa: BMW 118i contra Mazda3 Skyactiv-G 2.0

Comparativa BMW 118i-Mazda3
El Mazda3, a pesar de no estar considerado como premium, llega con tan buenos argumentos que se puede enfrentar al BMW Serie 1, de los mejores compactos del mercado

Hay ocasiones en las que no hace falta recurrir a una marca premium para tener un vehículo a la altura de aquellos. Y esto es lo que hemos detectado en el nuevo Mazda3. La calidad de este coche, a priori de una marca de las llamadas generalistas, es tan alta que en la redacción pensamos que podría mirar de tú a tú y sin complejos a todo un icono entre los compactos premium: el BMW Serie 1. También es verdad y ya público que el alemán está a punto de finalizar su ciclo de éxito y en breve llegará su tercera generación.  

Teniendo esto muy claro, comienzo a observar las carrocerías de estos dos vehículos por fuera. Las líneas orgánicas del Mazda3, lo siento, son espectaculares. Y digo lo siento, porque no suelo meterme a valorar la estética, algo muy subjetivo. Pero aquí no hay color... O sí, porque, además, nuestra unidad japonesa tiene la pintura Soul Red Crystal, para mi gusto y de nuevo te pido disculpas, uno de los colores más espectaculares y con más matices (según sea la luminosidad exterior) del mercado actual. 

Tiene otros puntos a su favor, como, por ejemplo, un frontal mucho más moderno, dinámico y agresivo que no sé yo si ni siquiera el BMW que venga podrá igualar.

Un primer vistazo

Paso a analizar el interior. Al volante, el Mazda3 es más coche. Se siente más espacio en estas plazas delanteras, pero a la vez te notas más integrado; cosa que, por otra parte, no ocurre en los asientos traseros. Para empezar, el acceso en el Mazda es más complicado; pero es que, una vez sentado, al cerrar la puerta, parece que estés en una cueva. Ese diseño orgánico que tan espectacular resulta por fuera, dibuja unas ventanillas muy pequeñas que dejan pasar poca luz. Aquí el BMW es superior, aunque tampoco el espacio es para tirar cohetes. Y eso  que ha mejorado respecto a la primera generación...  

En las zonas de carga hay pocas diferencias, pero las hay. El del Serie 1 es algo más grande, sobre todo al abatir los asientos, y el suelo se queda más plano que el del Mazda, que tiene un pequeño e incómodo escalón. Además, la altura de carga también en el japonés es mayor y, por lo tanto, es algo más incómodo.

Mecánicas

Visto tanto su aspecto exterior como interior, toca repasar sus mecánicas y sus dinámicas. El Mazda3 monta un motor tetracilíndrico de 2,0 litros, 122 CV y... atmosférico. Resulta muy placentero al conducirlo, es muy lineal en una entrega de potencia que va in crescendo a medida que suben las revoluciones y te da atiza en la espalda esa patada del turbo. Pero claro, esto se vuelve en su contra cuando necesites mayor ímpetu en momentos puntuales. Esos momentos en los que el BMW, con su tricilíndrico de solo 1.500 cc sí responde, gracias a su turbocompresor, a pesar de trasladar en total 100 kilos más de peso.

Ninguno de los dos es un deportivo, eso está claro, pero la mecánica del BMW lo mueve de una forma mucho más ágil y amena, a pesar de su mayor sonido y el menor refinamiento que siempre un motor de tres cilindros demuestra.

Dos estilos de conducción

Las tornas se cambian si hablamos de sus cambios manuales de seis velocidades en ambos casos. Para las fotos, hemos utilizado una versión con cambio automático, pero el cambio manual del BMW es como siempre ha sido: algo rudo y con inserciones duras. Sin embargo, en el Mazda3 mover su palanca de cambios resulta delicioso, por su exquisito tacto y la tremenda suavidad con la que inserta cualquier velocidad.

Volviendo a su mecánica, el BMW cuenta con tres modos de conducción (Sport, Confort y Eco Pro). Y casi es mejor que el Mazda no cuente con esta posibilidad, porque no me lo quiero imaginar en Eco Pro... Por lo menos, este modo lo compensa con su desconexión de cilindros, que deja dos inactivos si la carga con el acelerador no es excesiva. Además, vuelve a tomar ventaja con su pequeña hibridación, que le sirve para conseguir la etiqueta ECO de la DGT y eso no es baladí, tratándose de este tipo de vehículos, muy utilizados en las grandes ciudades. 

Ya que estoy con el tema ecológico, si hablamos de consumos, ambos cumplen con nota: el alemán, gracias a sus tres cilindros; el japonés, por todo lo que te acabo de contar. Y también coinciden en lo sensibles que son al modo en el que conduzcas, porque ambos pueden elevar mucho el consumo si conduces manera más agresiva.

Dinámica de marcha

En cuanto a la dinámica de marcha, los dos son de lo mejorcito del mercado. Cuentan con un aplomo en el paso por curva sensacional y siempre te piden circular un poco más deprisa. Quizá algo más y algo mejor el BMW, pero es prácticamente inapreciable. Porque también ambos tienen una suspensión de 10, que respeta a sus pasajeros y, sobre todo, sujeta sus carrocerías de forma intachable en fuertes apoyos.

Y, de nuevo, reparto de puntos: al BMW se le nota un centro de gravedad más bajo, pero el Mazda cuenta con el G-Vectoring Control, que reparte el par automáticamente para meter mejor el coche en curva y aumentar el placer de conducción. Pero de este placer, vas a tener mucho en los dos. 

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