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Sbarro Super Eight, el compacto más extremo de la historia

Esta historia tiene truco, porque el Sbarro Super Eight es el compacto más extremo de la historia, sin ninguna duda. Ha regresado del anonimato en el que su hacedor lo había sumergido, relegado a unas polvorientas revistas de mitad de los 80, gracias a internet. 

Su historia trucada se cuenta en múltiples web y por eso ahora te la cuento ahora. Hace tres años, tuve el honor de coincidir con Franco Sbarro en el Salón de Ginebra e, incluso, pude hablar con él. Algo sale en el vídeo de abajo. Sus propuestas quizá hace un tiempo que han perdido capacidad de sorprender.

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¿Y qué? Porque el señor Sbarro es un mito de la infancia de cualquiera que creciera en los 90, los 80. Abrió su taller en el año 71 y de su trabajo haciendo prototipos para marcas de automóviles en Suiza, decidió al cabo de un tiempo empezar a fabricar los suyos propios, basados a su vez en coches de producción. 

Desde entonces, como si fuera un niño al que dejan armar todo aquello que se le ocurre, a veces ha presentado locuras y otras, verdaderas genialidades.  Todos son coches únicos, algunos de los cuales engrosan su museo personal y otros, aunque en su web puedes ver muchas de sus creaciones. 

Una de las más sonadas fue este Super Eight, que en el año 1984 salió de su taller rumbo al Salón de Ginebra, donde decir que el compacto más radical de la historia causó sensación es poco. Bueno, lo que quizá sí sea mucho es decir compacto, pues según los tamaños actuales, el modelo de Sbarro sería un utilitario, pero esa es otra historia. 

Un Ibiza con motor de Ferrari y 800 kg de peso

La del Super Eight en Ginebra en 1984 fue gloriosa, pues copó las portadas de numerosas revistas. No era para menos, la maestría demostrada por Sbarro para entremezclar elementos de un coche y otro arrojó una mezcla de Ferrari 308 GTB con una carrocería de fibra e vidrio de proporciones parecidas a las del Seat Ibiza MK1

El motor V8 de 3 litros (260 CV) se dejaba en la misma posición central a costa del maletero y la segunda fila y el peso final se quedaba en apenas 800 kg. El interior respetó en parte los elementos de Maranello y en los lugares en los que no, se resolvió con una elegancia que, para qué nos vamos a engañar, a veces Sbarro orilla claramente. 

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Incluso la radio copada de ajustes manuales para el ecualizador en este Sbarro Super Eight hoy será innecesaria, pero sigue teniendo una estética acorde con el resto del interior, facturado con bastante cuidado. Y aunque el coche haya pasado un olvido de 36 años, si antes no era así, ahora la restauración sí lo ha hecho. 

Esta ha corrido a cargo del taller suizo Speed 8 Classics que, como reza su web, solo se dedica a clásicos exóticos en un estado de conservación excepcional. Si es así de verdad, poco le habrán hecho, pero el caso es que ahora lo venden y, si quieres, el compacto más radical de la historia puede ser tuyo por 155.000 euros. 
 

Etiquetas: Curiosidades

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