Es sábado por la noche y preparas una cena con unos amigos. Además de los aperitivos y un buen amontillado, como plato principal preparas unas croquetas de jamón, acompañadas de unas patatas fritas. Nada te hace pensar que ese mismo aceite que has utilizado se puede transformar en un nuevo combustible más limpio. Tal cual, de la sartén al coche.

El combustible renovable es un tipo de carburante fabricado con materias primas de origen orgánico, como biomasa, que puede funcionar perfectamente en los motores de combustión que conocemos.

Aunque no lo creas, ese mismo aceite que has utilizado para freír las croquetas y las patatas puede servir para producir combustible renovable mediante un proceso de hidrogenación.

En realidad, se trata de un tipo de biocombustible y recordemos que, por ley, tanto la gasolina como el diésel de las gasolineras españolas contienen un 10% de combustible renovable. Es una manera más de contribuir notablemente a la descarbonización del transporte.

Combustibles más limpios a partir de aceite de cocina usado

España es uno de los países donde se consume más aceite en la cocina. Existe una cultura de lo ‘frito’. Comemos muchas cosas fritas, desde patatas hasta el pescado, pasando por los churros, buñuelos, pollo, algunas verduras… 

Normalmente, el aceite que se usa para freí se reutiliza varias veces, hasta que llega un momento en que ya no sirve. ¿Qué hacer entonces con ese residuo? Hablamos de un residuo 100% aprovechable con una composición muy rica que, si se recicla adecuadamente, puede tener muchos otros usos en diferentes sectores.

Y uno de esos usos es el que más nos interesa a nosotros, esto es, la transformación en biocombustibles, una solución para alcanzar la ansiada descarbonización de la movilidad que se complementa con otras que han aparecido en los últimos tiempos, como los combustibles sintéticos o e-fuels. 

En la actualidad, el reciclaje de aceite usado procedente de las cocinas está muy extendido en el sector de la hostelería. El 72% de ese aceite se recupera, según datos de la Asociación Nacional de Gestores de Residuos y Subproductos de Aceites y Grasas Comestibles (Geregras). Sin embargo, no ocurre lo mismo en los hogares, donde apenas se llega al 5%.

Por tanto, es aquí donde hay que insistir y hacer más pedagogía, ya que en España se generan alrededor de 150 millones de litros de aceite de cocina usado al año. Eso supone toneladas de residuos que se podrían transformar en combustibles limpios.

De la sartén al coche, así se genera un nuevo combustible más limpio

El proceso de elaboración de combustible limpio empieza en casa o en los restaurantes, bares, cafeterías, etc. Después de utilizar el aceite y una vez que se haya enfriado, hay que envasarlo en una botella de plástico y llevarlo a un punto de recogida. Hay muchos distribuidos por la mayoría de las ciudades españolas. 

Después llega el momento de la recogida del aceite por parte de empresas autorizadas, como Sercampo, encargadas de transportar el residuo a las plantas de tratamiento, donde posteriormente se convertirá en combustible.

En estas plantas se realiza una primera inspección para detectar posibles mezclas con aceites minerales que entorpecen el proceso. 

Finalmente, llega el momento de la transformación. A través de un proceso de hidrogenación, las moléculas de los aceites se convierten en hidrocarburos, obteniendo el combustible renovable. 

Ventajas de los combustibles renovables

Veamos ahora las ventajas de los combustibles más limpios o biocombustibles:

La primera es que se obtienen a partir de residuos orgánicos y materias primas renovables, como el aceite, residuos de biomasa forestal o hidrógeno y CO2 capturado de la atmósfera (es el caso de los e-fuels).

Si bien estos combustibles emiten CO2 cuanto son quemados, esas emisiones se consideran neutras, ya que son equivalentes al CO2 capturado previamente durante su elaboración.

La elaboración de combustibles renovables fomenta el paso de la economía lineal a la circular, al reutilizar los residuos. Además, contribuye a la descarbonización del transporte, junto con otras alternativas como el hidrógeno o el coche eléctrico.

Otra ventaja muy importante de los combustibles limpios es que son compatibles con todos los motores de combustión actuales y con las infraestructuras de distribución y repostaje.