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Prueba del Mercedes-AMG S 63 E Performance

Prueba: Mercedes-AMG S 63 E Performance

El nuevo Mercedes-AMG S 63 E Performance es potentísimo y proporciona un empuje colosal, pero lo hace todo de forma civilizada. Lo comprobamos al volante

Quién hubiera pensado eso hace apenas unos años. Mercedes-AMG presenta un nuevo S 63, nada menos que el buque insignia deportivo del grupo, y en el kit de prensa que lo acompaña habla de kilovatios y máquinas síncronas, refrigeración de celdas, corriente continua y recuperación. 

La palabra “bloque motor” solo se menciona al final del documento, en los datos técnicos, y el V8 biturbo de 4.0 litros solo se analiza en detalle en la página siete.

Motor

Incluso antes del primer kilómetro recorrido con el Mercedes-AMG S 63 E Performance, queda claro: la electrificación de AMG está en pleno apogeo. Michael Schiebe, director ejecutivo de la división de Coches Deportivos de Mercedes y responsable de Maybach desde marzo, volvió a enfatizar lo siguiente durante una de sus primeras apariciones públicas: el primer modelo puramente eléctrico de la división deportiva de la marca, basado en la nueva plataforma AMG.EA y muy esperado, estará disponible a mediados de esta década, equipados con una nueva generación de motores de flujo axial particularmente ligeros y compactos. El ‘show car’ Vision One-Eleven fue la primera muestra de por dónde van a ir los tiros. 

 

Pero que no cunda el pánico. Lleva el mismo V8 biturbo de cuatro litros, con los mismos 612 CV y 900 Newton metro de par, la misma caja automática de nueve velocidades y la misma tracción total que en el modelo anterior.

La adición "E Performance" representa el nuevo mundo, que literalmente, se le agrega: un motor eléctrico de 190 CV, combinado con un diferencial de bloqueo del eje trasero y una caja de cambios de dos velocidades para formar una unidad de accionamiento eléctrico (EDU),  montado en el eje posterior. El motor eléctrico, que es más potente que en algunos coches alimentados exclusivamente por baterías, también puede mover el AMG por sí solo.

El maletero encoge, y de qué manera

Sin embargo, la potencia de la batería de 13,1 kilovatios-hora solo es suficiente para unos 30 kilómetros; se carga con un máximo de 3,7 kW. Deficiencia: el maletero disminuye hasta los 305 litros. Y aquellos que esperan el rendimiento electrónico de un Tesla Model S o Lucid Air se sentirán decepcionados, porque este buque es demasiado pesado, 2,6 toneladas y, en última instancia, la propulsión eléctrica es demasiado débil.

Cockpit del Clase S

Su tarea principal es ayudar al motor de combustión a intervenir cuando los turbos aún no están funcionando y se necesita mucha potencia rápidamente. La batería también se ha optimizado precisamente para esto, durante la recuperación, se pueden establecer cuatro niveles. Sobre todo, la gestión térmica de alta tecnología juega un papel importante aquí: cada una de las 1.200 celdas se “enjuagan” individualmente con el líquido refrigerante y mantienen por tanto una temperatura óptima. 

La hoja de datos anuncia unos impresionantes 3,3 segundos de cero a cien y una velocidad máxima de 290 km/h. Y es que rinde unos increíbles 802 CV y 1.430 Nm de par. 

Motor del AMG 63

Por supuesto, no queremos dudar del tiempo de sprint de ninguna manera sin medirlo, pero la aceleración se siente menos poderosa de lo que cabría esperar. El breve segundo que se toma antes de que los turbos hayan acumulado presión y el ocho cilindros lo dé todo es particularmente sorprendente; ni siquiera el refuerzo eléctrico puede ocultar por completo este desfase.

Pero no me malinterpretes: el AMG no un coche débil, precisamente. Al contrario: así es exactamente como deseo que responda la Clase S. Con un desarrollo de potencia uniforme y rotundo y reservas para poder ir un paso más allá incluso a altas velocidades. Por eso me encanta prescindir de la patada áspera en la espalda baja, que ni siquiera ocurre en el modo Sport Plus. 

Segunda fila del AMG 63 S

El AMG también es bastante reservado en términos de sonido: el V8 está presente y suena potente, pero nunca te ruge, aunque ahora también está prohibido por ley. E incluso con el chasis retocado, el 63 es equilibrado: si te deslizas en modo Confort, viajarás con la comodidad que debe tener una Clase S, e incluso en el programa Sport lo hace. Este Mercedes nunca resulta demasiado duro. 

Diseño

Los diseñadores también han prescindido de una musculatura exagerada: una parrilla diferente, un faldón nuevo, umbrales ligeramente más pronunciados, tubos de escape dobles, difusor sutil… Esto demuestra que la Clase S ha estado en el gimnasio, pero la “camiseta” no le queda tan ajustada como con otros modelos AMG.

Comportamiento: dinamismo gracias a la alta tecnología

La berlina de 5,34 metros de largo realmente muestra lo bien ajustado que está en las sinuosas carreteras de las montañas de Santa Mónica. Sigue cada movimiento de la dirección y demuestra una dinámica en los giros que ya querrían muchos coches más livianos. 

Zaga del AMG 63 S

Se requiere, eso sí, mucha tecnología para tal precisión: suspensión neumática con amortiguadores adaptativos, estabilización activa del balanceo, volante de dureza regulable en tres fases, dirección del eje trasero y la opción de usar la transmisión eléctrica en lugar de ESP para regular la tracción si una rueda da señales de demasiado deslizamiento. 

Está claro que tanta alta tecnología no se consigue a precio de ganga. El hecho de que al final se deban pagar, como poco, en torno a 210.000 euros, lo demuestra. 

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