Nos hemos puesto al volante del nuevo Porsche 935 para exprimirlo en el circuito de Lausitzring, nada menos. La base técnica es el Porsche 911 GT2 RS. Por eso el nuevo Porsche tiene el mismo bóxer de doble turbo con 700 CV en la parte trasera. Los llamativos faros a rayas se derivan del Porsche Taycan, que a su vez iluminó el 919 Hybrid para la victoria de Le Mans.
También del corredor LMP vienen las barras de luces traseras laterales izquierda y derecha en el alerón trasero. Los retrovisores exteriores están tomados del 911 RSR. ¿Y los tubos de escape extremadamente llamativos? El Porsche 904 ha sido el donante padrino aquí. "Debido a que el automóvil no estará sujeto a ninguna normativa, pudimos ceñirnos a todo lo que signifique más velocidad, y ahí es donde encontramos una gran oferta en Porsche Motorsport", dice Alex Breitbach, gerente de Proyectos de Club Sports en Porsche.
El 935 ahora se reabastece de gasolina, como en los auténticos Porsche 911 de carreras, a través del capó delantero. Ya están realizados todos los chequeos de seguridad, toca subirse a este bólido: o lo que es lo mismo: pasar por encima del tubo lateral de la jaula, y dejarse caer en el baquet de competición.
De carreras por fuera y por dentro
Frente a mí, un volante en carbono con botones para el limitador de velocidad, la radio y la luz, detrás una pantalla de competición en lugar de un tacómetro. A la izquierda y derecha, a su lado, el típico cronógrafo Porsche y un medidor analógico.En la consola central, una palanca del cambio PDK de madera como en el Carrera GT, un sistema de aire acondicionado completamente funcional y los interruptores para el ESC, control de tracción y un ABS de doce etapas.
Arrancamos. El sonido del bóxer, ya desde parado, es descomunal. Primeras experiencias nivel ¡guau! en la primera ronda: no gira bien y frena mal. Ok, mejor dos rondas para templar los neumáticos, y voilá: gira y frena como si no hubiera un mañana. Y es muy divertido. Suena como un coche de carreras de pura sangre en el interior, el bloqueo del diferencial también tiene un sonido agradablemente metálico. Escuchas el coche funcionando en cada latido, en cada grieta. Los dos turbocompresores cantan hermosas melodías, silban y chirrían. Y como va como se espera de 700 CV.
Cuando entra en calor...
El control de tracción funciona a la perfección, con sutileza; salgo con absoluta limpieza de las curvas, las ruedas se presionan casi violentamente contra el asfalto. Y aunque la transmisión PDK proviene de la gran serie, los tiempos de cambio son tan rápidos que también podría ser la caja de cambios secuencial de un 911 Cup. La pantalla es como si estuvieras en una discoteca. Las luces de conmutación parpadean de amarillo a rojo, incluso se registran los tiempos de vuelta.
Por el momento estoy en los 1:49,4 minutos. Hablando de cifras: parte de los 700.000 euros, solo e han fabricado 77 unidades, no está homologado para calle ni para ninguna competición en concreto. Aunque he ido al máximo, no me he dejado llevar por mis emociones del todo: no quiero arriesgarme a romper nada. Esta unidad de pruebas va directa al museo de Porsche.
Pero ya voy lanzado en las siguientes rondas, las curvas que antes tomaba en tercera, ahora las tomo en cuarta, gracias al generoso par de 750 Nm. Casi te sientes disparado de curva a curva, el velocímetro baila en staccato permanente: 100-250-100. La sonrisa y la piel de gallina se turnan a cada segundo.
Conclusión:
Una locura de bólido, que merece competir de verdad, y no quedar como mero coche de colección. Pocas veces nos hemos puesto al volante de un deportivo, ni siquiera de carreras, que nos haya impresionado tanto como este Porsche 935.