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Mansory le da su toque al Rolls-Royce Ghost

Rolls-Royce Ghost Mansory
Discreto no es.

Por mucho que un Rolls-Royce Ghost sea algo opulento, el modelo británico es un representante claro de la elegancia. Claro está, que cuando pasa por las manos de un preparador como Mansory, cuyo enfoque puede ser tildado ligeramente de ‘macarra’, la cosa cambia y adquiere un perfil algo más… llamativo.

Su imagen tiene el blanco como tono protagonista, pero se combina con numerosos de fibra de carbono, entre los que destaca el capó, pero al que se suman además el labio del paragolpes delantero, las extensiones de los faldones laterales, las del marco superior de las ventanillas, el difusor trasero y los dos alerones, uno en el techo y otro en la tapa del maletero. Además de las grandes llantas, el toque más llamativo seguramente sea la parrilla, que está divida en dos zonas, una naranja y otra oscurecida, pero con el mismo tono en la parte interior de las lamas.

El habitáculo del Rolls-Royce Ghost de Mansory recibe su particular tratamiento, creando un ambiente en el que se combinan en cuero blanco y naranja para dar color al interior, que está rematado por una luz ambiental a base de LED repartidos por varias zonas.

Mansory también ha aprovechado para meter mano al motor 6.75 V12 del Rolls-Royce. El bloque, que de fábrica desarrolla 563 CV y 850 Nm, recibe una reprogramación de la ECU, nuevos turbos y un sistema de escape específico con conversores catalíticos de alto rendimiento para llegar hasta los 720 CV y 1.020 Nm de par máximo. El aumento es considerable y le permite rebajar su tiempo de aceleración de 0 a 100 km/h hasta los 4x4 segundos.

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