Así funciona un motor de cuatro cilindros

Dentro de los motores que montan los coches actuales y a pesar del dowsizing de hace unos años, que ha dejado como herencia motores tricilíndricos con turbo para modelos pequeños, los más habituales son los tetracilíndricos. Ahora bien, ¿cómo funciona un motor de cuatro cilindros? Vayamos por partes.

Un motor tetracilíndrico, por norma general, suele ser un motor de cuatro cilindros en línea, ya que encontrarlo con disposición en ‘V’ es una auténtica rareza. Esta configuración no se usa en automóviles y solo hay casos puntuales de motocicletas, como Ducati en alguno de sus modelos.

Así, un cuatro cilindros en línea presenta una configuración de cuatro cilindros montados en una sola fila, conformando una única bancada que, ya esté orientada en un plano vertical o inclinado, cuenta con todos sus pistones impulsando un cigüeñal común.

Éste lo mueven a base de pares, es decir, que mientras que dos cilindros están arriba, los otros dos están en su posición más baja, lo que produce una alternancia y el movimiento. Por norma general suelen ir agrupados por un lado los exteriores y por otro los interiores.

Además, respecto a la secuencia de encendido (el orden en el que se produce la combustión dentro de cada cilindro), suele ser, por ejemplo, de 1-3-4-2. Una secuencia de encendido óptima consigue un funcionamiento más suave, así como una mejor optimización del uso de la energía.

¿Cómo funciona un motor de cuatro cilindros?

Con la peculiaridad del orden de encendido, que varía en función del número de cilindros que tenga cada motor, un motor de cuatro cilindros opera como un motor de cuatro tiempos.

Como su nombre indica, se trata de un proceso que cuenta de cuatro fases, que se producen dentro de cada cilindro de manera alternativa (siguiendo un orden como el que ya hemos mencionado).

Las cuatro fases son: admisión, compresión, combustión o explosión, y escape. Vamos a analizar qué es lo que ocurre en cada una de ellas.

En la fase de admisión se abren las válvulas para permitir la entrada de aire y combustible en el cilindro. Se filtra el aire y el propio sistema se encarga de que la proporción de éste y del combustible sea la adecuada, en orden de conseguir mejor combustión y que se aproveche de manera más eficiente la energía.

Durante la fase de compresión, el pistón se mueve hacia arriba, comprimiendo la mezcla de aire y combustible. Dado que el cilindro es estanco, la mezcla se reduce al mínimo volumen posible.

Durante la tercera fase, denominada como de combustión o explosión, aunque el objetivo es el mismo, que la mezcla explote e impulse el pistón hacia abajo, generando movimiento en el cigüeñal, hay que establecer las diferencias existentes entre un motor de gasolina y uno diésel, pues la forma de conseguirlo es diferente.

En un gasolina, la explosión se consigue mediante la bujía, que provoca una chispa que enciende toda la mezcla. En los bloques de gasóleo se prescinde de este componente y es la propia compresión de la mezcla la que consigue calentarla tanto que hace que se encienda por sí misma.

La cuarta fase es la de escape, en la que se abre la válvula de escape (valga la redundancia) para que puedan salir los gases derivados de la combustión que atraviesan después el colector de escape, primero, y el tubo de escape, finalmente.

El proceso se produce en cada uno de los cuatro cilindros de manera alterna y continuada.

Las ventajas de los motores de cuatro cilindros

Que los motores de cuatro cilindros se hayan convertido en una de las opciones predilectas del mercado no es casualidad, se debe a que ofrecen bastantes ventajas respecto a otros tipos de propulsores.

Para empezar, son más económicos en su fabricación, pero también a la hora de mantenerlos (cuentan con una sola culata). Además, su configuración hace que tengan un tamaño bastante compacto y que, también tengan un peso bastante reducido.

Por lo que respecta a su funcionamiento, la palabra que los define es equilibrio. Los cilindros trabajan de manera acompasada, por lo que es menos común que haya desequilibrios y, de esta manera, también son menos ruidosos que, por ejemplo, los tricilíndricos.

Por último, al ser de cuatro cilindros y de cuatro tiempos, al menos a priori ofrecen una gran suavidad de marcha porque al menos hay un cilindro que esté en fase de explosión en cada momento.