Estos son los coches que deberías comprar si el tuyo se ha quedado sin Etiqueta DGT

La proliferación de la Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y su teórica extensiva progresión están haciendo que mucha gente esté pensando en cambiar su coche sin Etiqueta DGT. Es algo todavía más claro en Madrid, donde a partir del 1 de enero de 2025 no podrá circular ningún coche que no disponga del distintivo.

En esa tesitura, lo lógico es que a los conductores se les presenten muchas dudas sobre cuál es el siguiente coche que se deberían comprar, pero a la hora de la verdad, hay una serie de factores que establecen una guía muy sencilla sobre a por cuáles hay que ir y cuáles son los que hay que evitar.

Vamos a analizar la situación dividiéndolos en dos grupos: coches de segunda mano y coches nuevos.

Empezando por los usados, no vamos a entrar en profundidad aquí  en todos los aspectos que hay que tener en cuenta ante una adquisición de este tipo, pues son de sobra conocidas: comprobar kilometrajes, analizar el vehículo en cuestión en profundidad, llevarlo a un taller o probarlo si es posible, etc.

Lo que hay que tener en cuenta en este caso es bastante obvio. Lo primero es de cabeza: no mires otros modelos que no tengan etiqueta. Solventado este paso que no habría ni que mencionar, el siguiente: tampoco mires coches con etiqueta B.

Suponemos que si piensas es cambiar tu coche sin etiqueta es porque la situación te obliga a ello, algo ante lo que un pensamiento común puede ser el de “me gasto poco dinero, cojo uno con pegatina B y con eso voy tirando”. 

Puede parecer un planteamiento lógico, pero, aunque todavía no se hayan anunciado planes al respecto, lo normal sería es que, una vez sacado de juego los “coches con etiqueta A” en las ZBE, los que le seguirán a no mucho tardar será los siguientes modelos más contaminantes de la lista, es decir, los etiqueta B. Así, quizá la inversión sea corta y no tan rentable como esperas.

La etiqueta C debería ser más que suficiente

Esto nos lleva al punto capital del planteamiento de hoy, que empieza con los coches usados pero también es extensible a los nuevos: cualquier coche que tenga como mínimo una etiqueta C es más que suficiente para reemplazar a tu coche antiguo, en realidad solo en casos contados hace falta irse a un ECO o un CERO. Nos explicamos.

Lo primero, desde el punto de vista legal. Por mucho hincapié que se esté haciendo en la electrificación, lo cierto es que cualquier coche nuevo que se vende en pleno 2024 y que no dispone de ella sale de fábrica con un distintivo C en el parabrisas.

¿Qué significa eso? Que, aunque el futuro de los etiqueta B si se puede intuir que está más en el alambre, no tendría sentido que las distintas ciudades “metieran tijera” a los etiqueta C de su municipio, básicamente porque no solo se estaría limitando a coches antiguos, si no también a modelos que se están produciendo mientras que lees estas líneas.

De esta manera, a no ser se establezcan normativas del estilo de “se prohíbe la entrada a los etiqueta C matriculados antes de X año”, lo cual al menos a día de hoy parece complicado, con un modelo que luzca este distintivo no habrá problema para acceder a las Zonas de Bajas Emisiones, incluso a las más restrictivas (como en Madrid 360, que obliga a aparcar en un parking).

Como segundo punto, vamos a analizar la compra desde un punto de vista práctico, a nivel de prestaciones, seguridad y tecnología.

Cualquiera que tenga un modelo sin etiqueta significa que es un automóvil gasolina matriculado antes del 1 de enero de 2000 y o diésel previo a 2006. Así, pasar a un etiqueta C implica dar un salto a un gasolina posterior a enero de 2006 o de gasóleo matriculado después de 2015.

En cualquiera de los dos casos hablamos de un salto de, como mínimo, un lustro o casi 10 años, respectivamente, aunque los datos demuestran que los sin etiqueta tienen una antigüedad media mucho mayor.

Es por eso que, incluso comprando el etiqueta C más antiguo posible, el salto de calidad que presentará el nuevo automóvil será notable, así como en materia de seguridad y en lo referente a tecnología y equipamiento de confort.

Es algo todavía más obvio si nos centramos en coches nuevos, puesto que prácticamente cualquier coche de 2024, incluso de los segmentos inferiores y con los precios más ajustados, va a presentar mejoras notables en todas las áreas mencionadas respecto a lo que ofrecía en su día incluso uno de los mejores sin etiqueta.

Es cierto, no obstante, que optar por un ECO o un CERO tiene ventajas varias (impuestos, precio del aparcamiento en las zonas de estacionamiento regulado, etc.), pero supone un desembolso de dinero adicional que puede ser considerable y que, para alguien que viene de un coche tan antiguo, tampoco suponga una gran diferencia respecto a un etiqueta C más asequible.