Coches eléctricos con sonido de deportivo, ¿tiene sentido? Lo cierto es que el sonido es pieza clave en los coches deportivos, siempre lo ha sido y nos cuesta imaginar un futuro sin que lo sea. El ruido es un componente esencial en los coches deportivos, en todos ellos, aunque es cierto que en algunos cobra especial sentido. Y es que, ¿imaginas un muscle car que no emita ni un decibelio? No, claro que no.

Dentro de la cultura de motor estadounidense el sonido es importante, pero en los coches deportivos europeos también forma parte del conjunto. De esta forma, firmas tanto de Europa como Asia y América, están trabajando para crear un sonido artificial que emule el de un corazón de combustión interna. Lo tiene el Dodge Charger Daytona SRT, el primer muscle car eléctrico. Y también lo tiene el Ioniq 5 N.

La marca americana se basó en el sonido del SRT Hellcat para el Dodge Charger Daytona SRT eléctrico, anunciando que ofrecería niveles de sonido similares a los del V8, cerca de los 126 dB. El Hellcat era el modelo que más sonaba de todos, siendo la base muy buena. La primera intención no convenció, emitiendo un sonido muy artificial. La segunda versión ha mejorado, aunque sigue sin hacernos vibrar.

Entonces, ¿tiene sentido incluir sonido de deportivo en un coche eléctrico? Sonido artificial, por supuesto. Nunca será lo mismo, pero con el paso del tiempo los desarrolladores están consiguiendo que la experiencia de sonido mejore, tanto fuera como dentro del coche. Conducir un coche deportivo en silencio no es una opción, y por eso el sonido formará parte de los coches eléctrico con este enfoque.

Los coches evolucionan, y al igual que antes las direcciones eran más comunicativas, el sonido evolucionará. Las limitaciones técnicas de la época nos dejaron una forma de conducir que a día de hoy no existe, y los coches deportivos han seguido regalando sensaciones maravillosas. Aunque soy de los que piensan que el sonido es diferente, que ese estimulo es difícil de igualar, difícil de sustituir.

El sonido en el coche, además, es más que sensaciones. Alerta al viandante de tu presencia, y nos permite estar más concentrados en la conducción. Nos informa, nos avisa, nos da ciertas señales que el resto del cuerpo capta, actuando de forma casi innata. El sonido artificial intentará enviarnos estos mensajes, pero será complicado, pues la conexión es, digamos, inexistente.

A la respuesta, ¿tiene sentido? La respuesta es sí, por las razones antes expuestas. ¿Será lo mismo? Rotundamente no. Solo las nuevas generaciones, las que no se han criado con el sonido V10 del Porsche Carrera GT, los maravillosos V8 y V12 Ferrari o los seis cilindros BMW, verán con buenas ojos esta solución.