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Cinco razones por las que la norma Euro 7 cada vez corre más peligro de no aprobarse

Cinco razones por las que la norma Euro 7 cada vez corre más peligro de no aprobarse

La norma Euro 7, que endurece muchísimo los objetivos de reducción de emisiones de los turismos y furgonetas, debería entrar en vigor en julio de 2025, pero cada vez corre más peligro su aprobación.

Nunca una normativa anticontaminación dio tanto de qué hablar como la Euro 7, que debería entrar en vigor el 1 de julio de 2025. Pero lo decimos en condicional, porque no está nada claro. Te explicamos por qué y te damos cinco razones por las que la norma Euro 7 cada vez corre más peligro de no aprobarse.

Se ha escrito mucho sobre la Euro 7, una medida que endurece muchísimo los objetivos de reducción de emisiones de los turismos y furgonetas (en 2027 se aplicará en camiones y autobuses) y unifica el límite de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) para el diésel y la gasolina.

Además, como novedad, la Euro 7 establece límites sobre las partículas emitidas por los frenos y los neumáticos. Esta medida también afectará a los coches eléctricos que, a priori, deberían ser los ganadores de la nueva normativa anticontaminación.

Pero su entrada en vigor el 1 de julio de 2025 está cada vez más en entredicho, debido a las dudas que ha generado, no sólo en el seno de la industria de la automoción (marcas, pero también empresas adyacentes, como fabricantes de componentes, etc), sino también en muchos países de la Unión Europea que han pisado el freno, en relación con la Euro 7.

Muchas voces críticas contra la Euro 7

Euro 7

Sin ir más lejos, hace poco ocho países mostraron su rechazo a la medida tal y como está planteada actualmente y firmaron un documento para exigir la reducción de los nuevos límites de emisiones. Esos países fueron Francia, Italia, Polonia, Bulgaria, Hungría, la República Checa, Rumanía y Eslovaquia.

Según estos países, harán falta, al menos, otros tres años para que la industria automotriz realice los ajustes que exige la normativa europea. Incluso, algunas figuras destacadas del sector señalan que el estricto endurecimiento sobre las emisiones tendrá consecuencias negativas para llevar a cabo la electrificación.

 

Precisamente, una de esas figuras de renombre manifestó su total desacuerdo con la Euro 7. Wayne Griffiths, CEO de Seat y Cupra y presidente de ANFAC, aseguró que la norma será el final "de la mayoría de los coches que se fabrican hoy día en España". También cree que supone un "riesgo real de cerrar fábricas y perder miles de empleos".

Otros actores importantes, como Luca de Meo, CEO de Renault, Carlos Tavares, CEO de Stellantis, y Oliver Blume, CEO de Porsche, se han mostrado en la misma dirección que Griffiths.

Igualmente, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) califica la Euro 7 como "marginal", en comparación con la norma actual, la Euro 6.

5 motivos por los que la Euro 7 corre peligro: pérdida de puestos de trabajo

Euro 7 fábricas españolas

Uno de los motivos por los que la norma Euro 7 está cada vez más lejos de aprobarse es el riesgo real de pérdida de puestos de trabajo. Y este es un punto que afecta directamente a España.

La razón es que, para adaptar los vehículos a la Euro 7, los fabricantes deben realizar una potente inversión que, inevitablemente, encarecerá los costes de fabricación y, por tanto, el precio final de los coches (sobre esto hablaremos en el segundo punto). Esto perjudicará, especialmente, a los vehículos pequeños, que son los más vendidos. 

Análisis: así puede afectar las Euro 7 a las fábricas españolas de coches y no para bien

Es lógico: los coches de segmentos inferiores serán más caros, dejarán de ser atractivos y los consumidores preferirán invertir en un modelo superior. 

Esto sería muy perjudicial para España, porque, tal y como advirtió Wayne Griffiths, la mayoría de los coches que se fabrican en nuestro país pertenecen a esos segmentos inferiores, por tanto, la Euro 7 supondría un “riesgo real de cerrar fábricas y perder miles de empleos”.

Pero no sólo España. La industria del automóvil es muy potente en países como Alemania, donde más de 800.000 empleos dependen directamente de la fabricación de coches nuevos. Empleos que podrían estar en riesgo, al menos, una parte importante de ellos.

Inversión potente

Este punto no es menos conflictivo. La norma Euro 7 obliga a los fabricantes a adaptar los motores y los procesos de producción para cumplir los nuevos estándares, para lo cual será necesario realizar una inversión considerable que se traducirá en un incremento del precio final de los vehículos.

Según un informe de la asociación europea de constructores ACEA, la Euro 7 puede provocar un incremento de los costes directos de producción de turismos, furgonetas, camiones y autobuses de entre un 4 y un 10% más altos de lo anunciado por la Comisión Europea

De acuerdo con este estudio, los costes de fabricación se encarecerán en torno a los 2.000 euros en el caso de los turismos y furgonetas y hasta 12.000 euros por camión y autobús que utilicen diésel como carburante.

La asociación señala que “estas estimaciones comprenden sólo los costes directos de fabricación, principalmente para equipos e inversores". Y, aunque matizan que la subida del coste de fabricación no se corresponde con el precio de compra, advierten que sí supondrán un incremento en la factura que tendrá que pagar el usuario final. 

Sólo en Europa

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Otro motivo por el que la aplicación de la norma Euro 7 cada vez corre más peligro es que no hay otra norma similar en ninguna otra región del mundo. Sólo Europa, concretamente, la Unión Europea, pretende imponer una medida tan restrictiva contra las emisiones de los automóviles.

Y resulta paradójico, ya que el impacto global que tienen las emisiones de la Unión Europea es mínimo: apenas representa alrededor del 8%, frente al 29% de China o el 14% de Estados Unidos.

Sin embargo, es la Unión Europea la que ha cogido la bandera de la electrificación y de la lucha contra el cambio climático.

Escasez de cargadores

Puntos de recarga para coche eléctrico en gasolineras

En teoría, con la Euro 7 la Unión Europea pretende potenciar el coche eléctrico. Sin embargo, hay quienes apuntan que su aplicación producirá, precisamente, el efecto contrario. 

La razón es que los fabricantes de automóviles están invirtiendo mucho en el coche eléctrico y sería inviable económicamente adaptar, al mismo tiempo, los motores de combustión a la Euro 7. O una cosa o la otra, pero no las dos a la vez. 

Pero la realidad del coche eléctrico (la dura realidad) es que su uso todavía es limitado, debido a los problemas que todavía plantea y cuya solución aún está lejos. Uno de esos problemas es la escasez de puntos de carga. 

Siempre decimos que poco a poco irá aumentando esta infraestructura, pero no termina de despegar, sobre todo, en países como España.  

Precio de los coches eléctricos

El problema del coche eléctrico que casi nadie veía hace cinco años

Por último, y relacionado con lo anterior, hay que volver a recordar que los coches eléctricos que, en principio, serían los más beneficiados de la Euro 7 (hay que subrayar el condicional, como hemos visto en el punto anterior), siguen siendo un producto muy caro, de lujo para muchas familias.

E, igualmente, hay que recordar que el precio de los vehículos eléctricos difícilmente va a bajar o no lo hará tanto como para ser un producto de masas, salvo que aparezca la manera de producir baterías mucho más eficientes y baratas. 

Por todos estos motivos, la entrada en vigor de la norma Euro 7 el 1 de julio de 2025 está seriamente en duda y es bastante probable que, o bien se retrase su aplicación o bien se reduzcan los objetivos de emisiones. 

Etiquetas: Contaminación

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