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Duelo ayer y hoy: Peugeot 205 Turbo 16 vs Peugeot 208 GTi

Peugeot tiene una trayectoria destacada en el Mundial de Rally, como muestra esta bestia de los años 80 que te traemos hoy. En este duelo ayer y hoy, del Peugeot 205 Turbo 16 vs Peugeot 208 GTi, queda claro que antes los modelos de homologación para competición eran más radicales... Aunque el actual es un deportivo con todas las de la ley.

Motorizaciones comparadas:

Se fabricaron 200 unidades en total, de la que ahora quedan en activo unas 150. Nosotros tenemos la suerte de ponernos al volante de un Peugeot 205 Turbo 16 de 1984. Un deportivo que ya forma parte de la mitología del automóvil. Y lo enfrentamos a su homólogo actual. Duelo ayer y hoy: Peugeot 205 Turbo 16 vs Peugeot 208 GTi.

Se trataba de un coche de homologación para competir en el salvaje Grupo B del Mundial de Rally, necesario según el reglamento de la FIA. 

El primer vistazo ya es impresionante: la zaga en fibra de vidrio, los largos recorridos de suspensión y las enormes entradas y salidas de aire en las aletas posteriores. No nos hemos equivocado: en este caso, el motor va ubicado detrás del asiento del acompañante de forma transversal, con una inclinación de 20 grados, y la transmisión tras la espalda del conductor. Un poco más abajo, entre la mecánica y el cambio, se aloja el diferencial central Torsen, que reparte la fuerza en una proporción de 45:55 entre los dos ejes, por supuesto, con un sistema de bloqueo. 

La pregunta es: ¿Tiene algo en común con un 205 GTI de la época? Pues sí: los faros, intermitentes, la parrilla, el parabrisas, las puertas y los pilotos traseros. Pero poco más: debajo de la chapa. el 205 Turbo 16 lleva un chasis tubular, para poder competir con bestias de su época como el Audi Sport quattro, el Ford RS 200 o el Lancia Delta S4. El resultado está ahí: Peugeot se llevó a casa el título del Mundial de Rally en 1985 y 1986.

Esto pensamos del Peugeot 208 GTI 30 Aniversario:

En comparación con aquel monstruo, el actual Peugeot 208 GTI se ve casi civilizado: nada de aletas superensanchadas, apenas un espoiler trasero y doble escape detrás y una entrada de aire algo más pronunciada delante. Los detalles en rojo de la carrocería (cuestan un extra), eso sí, le dan ese picante necesario en una variante deportiva. Y también el 208 tiene sus versiones de rally. Por un lado el 208 R2 con un 1,6 litros atmosférico de 185 CV y tracción delantera. Por otro lado, el 208 TI16, con un 1,6 litros turbo de 280 CV, preparador para diferentes categorías. 

Ambos modelos, en mayor o menor medida, están derivados directamente del modelo de gran serie, y comparten carrocería y tecnología. Los tiempos en los que la reglamentación del Grupo B te permitían tener, prácticamente, un coche de rally para carretera abierta, ya son cosa del pasado.

El 205 TI16 Evo 2, durante el Mundial de Rally de 1986, solo pesaba 910 kilos y su motor de 1,8 litros con un turbo soplando a 2,5 bares rendía 430 CV y 500 Nm. Resultado: pasaba de 0 a 100 km/h en solo 2,9 segundos. Nuestra unida T16 homologada no es tan bestia: tiene un turbocompresor KKK a 0,7 bares con 200 CV, y apoyado en su tracción integral cubre el 0 a 100 km/h en unos más que respetables seis segundos. Quien quisiera aún más poderío en la versión de calle, podía optar por el "kit 300" que subía la presión a 1,85 bares y la potencia a 300 CV. 

Conducirlo es lo más parecido a montar una bestia salvaje: el motor atruena en mi nuca, la cabina vibra hasta el último centímetro del salpicadero y llega a una temperatura de sauna. Curiosamente, la respuesta del motor es más de atmosférico: prácticamente no hay agujero del turbo. La dirección, sin asistencia, requiere de unos brazos fornidos. Pero una vez le coges el punto, lo cierto es que es precisa y el coche, muy ágil. Hay que decir que el chasis, gracias al largo recorrido de las suspensiones, absorbe muy bien los baches y, en contra de lo que esperaba, no resulta demasiado duro. 

El 208 GTI es otra historia: muy ágil en las curvas, acusa menos balanceos en los giros, pero por el duro tarado de su chasis y sus cortas suspensiones, según aumentas de velocidad, las irregularidades del asfalto se van haciendo más patentes en el interior. Y la respuesta es bastante nerviosa, de modo que requiere de unas manos decididas y, a ser posible, experimentadas. Y aunque no tiene tracción integral como su abuelo, lo cierto es que es capaz de alcanzar altas velocidades sin esfuerzo apoyado en su mucho más lograda aerodinámica. 

Y por supuesto, en un motor muy poderoso: el 1,6 litros turbo de 208 CV y 300 Nm es fruto de la cooperación del grupo PSA con BMW, y está en su mejor forma: apenas conoce de agujeros del turbo, y el sonido que emite por su doble escape es cautivador. Una vez que le coges el punto, lo cierto es que con el ESP desactivado (y con pericia) controlas la zaga y logras que el coche gire por donde tú quieres incluso en bruscos cambios de apoyo. Hay una cosa que nos queda clara: ahora mismo, el Peugeot 208 GTI es uno de los tracción delantera que más sensaciones deportivas transmite del mercado. 

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