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Comparativa: Mercedes GLC contra sus rivales

El nuevo GLC llega con tanta fuerza al mundo SUV que ni siquiera creaciones tan redondas como el BMW X3, el Audi Q5 o el Volvo XC60 lo pueden igualar.

Mercedes retoma la senda del éxito. Después de unos años en los que parecía haber perdido el norte, su Clase S (desde 2013) y Clase C (desde 2014) vuelven a gozar de un gran nivel y presumen de todo lo que debe ser un Mercedes: confort, calidad, refinamiento y seguridad. 

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El nuevo Mercedes GLC sigue este mismo rumbo, con un diseño trabajado y más acorde con los tiempos que corren -atrás quedan las rectangulares líneas del GLK, su predecesor-. Hereda sin tapujos la tecnología de la Clase C y eso solo puede ser bueno. Y es que la 'C' en su denominación no es por casualidad. Eso es algo que también se refleja en su interior, que recupera el gusto por el refinamiento típico de la marca. Y para redondear el conjunto, también incorpora la batería de asistentes de seguridad de la berlina.

Con semejante propuesta, lo cierto es que sus rivales no lo tienen nada fácil. El BMW X3 acaba de ser renovado (aquí tienes los precios del BMW X3 2018) y el Audi Q5, facelift por medio, desde 2008. Igual que un Volvo XC60 que, eso sí, no ha perdido un ápice de su carácter propio. Los cuatro están alimentados por motores diésel en torno a 200 CV, tracción a las cuatro ruedas y cambio automático. Y todos ofrecen elevadas dosis de confort y prestaciones...

4. Volvo XC60 D4 AWD

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Uno, o mejor dos motivos por los que te recomendaríamos este Volvo: el primero es el motor. Un cinco cilindros como Dios manda. Bien insonorizado y con una buena respuesta. Con sus 190 CV, este 2,4 litros tira siempre con alegría, sube de vueltas con ganas. Pero la contrapartida la da un consumo medio de 7,4 litros. Algo más que sus rivales de cuatro cilindros. El cambio automático de seis relaciones tiene una respuesta algo perezosa, que seguro agradará a quienes gusten de una conducción relajada. Y es que este Volvo está concebido para eso: viajar por autovías con total comodidad. El segundo motivo: esos acabados milimétricos, ese sabor tan escandinavo en el interior... Y, además, el XC60 ofrece espacio de sobra, y la mayor capacidad de carga: 574 kilos.

3. Audi Q5 2.0 TDI quattro

Un diseño redondeado y afilado es  atractivo al fin y al cabo. Su único problema: BMW y Mercedes lo hacen incluso mejor. Y es que una vez más este Audi aglutina puntos en espacio, sobre todo en la parte delantera, calidad de acabados y practicidad, y eso incluye sus plazas traseras desplazables longitudinalmente. El dos litros TDI responde de forma fluida y silenciosa, más o menos igual que su cambio de doble embrague  de siete velocidades.

Pero sus llantas de 20 pulgadas hacen que su respuesta sobre asfalto irregular sea muy rebotona. Además, su dirección tiene un tacto artificial. Y por su edad, le faltan asistentes (ayuda de aparcamiento, head-up display, o luces adaptativas). Esto delata su veteranía. No desesperes: el nuevo llega en 2016.

2. BMW X3 xDrive 20D

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El X3 siempre ha sido la referencia en dinamismo entre los SUV. Y eso no varía. Ningún otro, ni siquiera el Mercedes, tiene una conducción tan ágil y directa. Eso se debe a su chasis de tarado firme, a su dirección rápida y comunicativa y a su mecánica de dos litros diésel de 190 CV. Suena bien, pero empuja mejor. Y armoniza hasta lo inimaginable con el cambio ZF automático de ocho velocidades. En estas lides, ningún otro SUV de su categoría lo hace mejor. Pero los bávaros tienen que prestar un poco de atención a su interior. Sus rivales de Audi y Mercedes son claramente más refinados en acabados y materiales. Y ya que estamos: detrás de un X3 no vas precisamente cómodo, la postura es demasiado rígida.

1. Mercedes GLC 250D 4Matic

pasar de las rectangulares líneas del GLK, su antecesor, a las redondeadas formas del GLC es ya un paso de gigante. Dentro se beneficia de los buenos acabados y diseño de la Clase C, la postura al volante es baja y te ayuda a sentirte integrado en el puesto de conducción. Las prestaciones nos dan una sorpresa: el conocido 2,1 litros, aquí con 204 CV, sorprende a pesar de sus carencias.

Es tosco al arrancar, pero se va refinando según subes de vueltas y nunca pierde empuje. El nuevo cambio automático de nueve velocidades es suave, pero a veces parece que le sobrepasa gestionar tantas relaciones. La dirección, directa, es deliciosa.

Opinión

Es muy corta la distancia entre el X3, Q5 y GLC. Pero Mercedes se impone por confort, espacio y asistentes de seguridad muy avanzados. El ágil BMW X3, el perfectamente acabado Audi Q5 y el Volvo, con tanto carácter y su diferenciador cinco cilindros, no llegan a su nivel.

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